Capítulo trece

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Gastón:

Nunca había estado tan seguro como ahora, me sentía perdido, perdido entre estas cuatro paredes, deseando conocerla, porque tal vez fue la manera en cómo ingresó la que hizo que despertara ese interés, porque nunca había conocido a alguien por Facebook, Liam se encargaba de presentármelas en fiestas y bares, pero Ada, ella llegó con esa forma tan característica, desafiándome, provocando que en la primera conversación yo crea que era solo una cría sin darme cuenta de que entre insultos y niñerías yo empezaba a sentir algo por ella.

Y suena ridículo. Pero una vez escuché que el verdadero amor llega inesperadamente, regalándote suspiros y abrazándote, porqué el amor te llamará por tu nombre y entonces te derretirás al escucharlo y lo más hermoso es que llegará de la persona correcta.

Liam me había acompañado estos días mientras yo me recuperaba de todo el desastre que había en mi casa, le había enseñado las conversaciones, la foto que le tomaron en la fiesta y también le comenté sobre las disculpas que le pedí ayer por la tarde.

No fue fácil decir en voz alta lo que me estaba pasando pero Liam me confirmó una vez más que si podía confiar en él, me mostró esa parte que yo no conocía haciendo que me estremeciera por completo, porque tal vez no había podido sólo, porque las personas la mayor parte de las veces necesitan en quién apoyarse.

Como yo, me estaba hundiendo en esta casa lejos del mundo, del exterior, esperando que alguien viniera a rescatarme del abismo en el que estaba metido porque era la primera vez que sentía algo así y me asusta. Me asusta mucho.

Había pensado en muchas soluciones pero me detuve masticar sólo una y se lo conté a Liam.

— ¿Estar con otras chicas?

— Sí.

— Creo que eres lo suficientemente inteligente para darte cuenta de que algo tan fuerte no te lo vas a quitar de tu cabeza tan fácil.

— ¿Entonces? ¿Qué hago?

— Enfrentar la situación, dar la cara porque joder, ya no eres un puto crío que te escondías en las faldas de tu madre, sé un hombre y afronta esta situación.

Las palabras de Liam habían resultado ser como un puñetazo en el estómago, de esos que te sacan todo el aire y te dejan sin respiración, pero que al final resulta ser cierto. Ya no era el mismo crío que se escapaba de la escuela para irse a beber cervezas con unos amigos, había crecido, sin embargo, seguía comportándome igual, tan despreocupado, tan incapaz de pensar en las consecuencias de mis actos, tratando siempre de justificarme con excusas tontas y sin sentido.

— Entonces... entonces la buscaré.
Liam me miró orgulloso como si lo que acaba de salir de mi boca fuese un sueño para él y lo entendía, lo entendía porque desde que lo conozco nunca me había puesto así por alguien, supongo que por lo mismo de que nadie me había tocado tanto como ella porque cuando alguien te toca el corazón sólo deseas inmovilizar cada momento que pasas con esa persona es abrazo, ese beso esas palabras, esas caricias, recordarlas de memoria y guardarlas en un lugar seguro donde puedan permanecer intactos.
Porque esos momentos son efímeros y exquisitos a la vez.

Me levanté de la cama y fui a mi escritorio, prendí el computador y me dirigí a su perfil de Facebook supuse que una pista encontraría que me llevarás a ella porque entonces la página cargó hasta llevarme a su información personal dándome como resultado su dirección y su teléfono de manera fácil, sin hacer muchos esfuerzos.
Llamé a Liam con una sonrisa de oreja a oreja satisfecho porque había obtenido lo que quería.

— Tengo su dirección y su teléfono.

— Bien hermano — me dió unas palmaditas en la espalda. — ahora por favor, no la cagues.

Volví a poner la mirada frente al computador y la página aún seguía abierta con su información personal.

Caí en cuenta de que su cumpleaños es mañana. No podría pasar desapercibido e ignorar algo de lo que ya me enteré.
Una parte de mi deseaba con todas sus fuerzas estar ahí para ella, ir con un regalo y felicitarla pero la otra, la otra le tenía miedo al rechazo, a que algo salga mal. Sería mucho más fácil si olvido esto que vi, pero luego me arrepentiría siempre por no haberlo hecho en su momento y entonces... entonces no será demasiado tarde.

— Tengo que buscar un regalo, Liam.

— Mi hermano Maximiliano te puede ayudar, él tiene una pastelería, te lo podría dejar barato si le dices que yo te la recomendé.

— Te habían dicho que eres el mejor.

— Si, pero yo no soy de esos.

Ambos reímos. Liam se encargó de pedir algo por Delivery mientras yo ordenaba un poco la habitación y la sala.

Comimos Pizza, jugamos Play y luego él se fue a su casa, quedamos de vernos mañana por la tarde para ir a comprar la torta y algunas Rosas que Liam insistió que compráramos.

Nunca había estado tan nervioso, nervioso porque el querer hacer bien las cosas y no cagarla me tenía presionado y abrumado a la vez, no soy detallista, lo único que les regalaba las mujeres eran tragos para emborracharlas y fallármelas ¿Pero rosas? ni siquiera se me había ocurrido esa idea.
No les voy a negar, no fue un secreto no poder conciliar el sueño esa noche, había estampado mi visión en el techo y del techo la ventana, asimilando lo que pasaría en unas horas, pensando exactamente que iba a soltar cuando la tenga delante de mí y la posible reacción de Ada al verme frente a su puerta.

Solté una bocanada de aire y cerré los ojos.

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Amor de mentira [✔]Where stories live. Discover now