Capítulo veintiuno

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Ada:

No recuerdo haberme puesto tan nerviosa.

La palma de mi mano estaba empapada de mi sudor, mis piernas quebradizas y mi corazón apunto de salirse por mi garganta.

Quería girar sobre mis talones y salir corriendo, era lo que instinto me gritaba. Me llene de valor para girar mi rostro hacia él, su cabello estaba desordenado por el viento y sus ojos fijos al frente, parecía calmado.

— ¿Tengo algo en la cara?— inquiere haciendo un mohín. Mis mejillas comienzan a arder sintiendo algo frio en mis manos.

Hace mucho no sentía esto, me quede en silencio sintiendo una corriente viajar por cada parte de mi cuerpo, desde la punta de mis pies hasta la punta de mi cabeza.

— No, solo tienes un poco de chicle embarrado en el cabello— dije conteniendo un poco la risa. El chico de cabello azabache agrandó sus ojos como platos, elevó una de sus manos hasta su cabello, alarmado.

— Ay no...— empieza a tocar cada parte de su cabeza y al instante que descubre la broma, comienzo a reír a carcajadas sin poder evitarlo.

Gastón esboza una sonrisa de oreja a oreja haciendo que dos hoyuelos se formen en sus mejillas, y entonces supe que lo que acabo de ver era algo que se iba a convertir en mi imagen favorita.

Seguimos riendo, pero algo cambió en su rostro, Gastón ya no sonreía, ahora sus labios formaban una línea delgada como si se estuviese conteniendo las ganas de decir algo.

— Ada... — habla bajito.—¿Puedo decirte algo?— cuestiona.

—Sí— mi voz sale en un hilo.

— Siento que tu risa se convertirá en una de mis melodías favoritas.— confiesa y entonces sé que mis mejillas han tomado un color carmesí. Me sentí un poco avergonzada por el cumplido del ojiazul.

— ¿A donde vamos?— interpelo incierta.

— Uhmm...— Gastón hace un sonido con su boca pensativo.— te llevare a un lugar aislado, te secuestraré y luego pediré millones por ti.—dice sin alguna intención de reírse. Nos miramos unos segundos hasta que una sonrisa genuina apareció en su rostro.

— Eres malo haciendo chistes. — admito mirándolo divertido, él se pone una mano al pecho fingiendo que se ofendió.

— Ada... —me llama haciendo que gire quedando frente a frente.

— Discúlpame, me gustaría que empecemos de nuevo, como dos desconocidos que se conocieron en un transporte publico.— dice y yo suelto una risita al recordar como caí de rodillas.

Volví a mirarlo, esta vez mas tiempo, intentando descifrar cada movimiento, como si quisiera memorizar el lugar, las calles, el momento, todo.

Sabía que mamá me mataría por esto, sabia que Debram iba a decepcionarse de mí, sabia todo lo que posiblemente pasaría, pero todo fue muy rápido, mi cabeza ya estaba empezando a moverse de arriba hacia abajo, aceptando sus disculpas, aceptando empezar de cero.

Lo siguiente que vi un brillo en sus ojos, uno especial, como cuando de niño te regalan el juguete que siempre quisiste o como cuando te hacen la mejor fiesta de cumpleaños, ni siquiera podría compararlo con algo, de pronto sentí como si me hubiese deshecho de todos los recuerdos que hace un tiempo me hacían añicos, como si hubiese perdido la memoria, en mi mente solo quedaban los buenos recuerdos, y agradecí por eso.

— Te enseñaré mi lugar favorito.—dice contento y yo no pude evitar contagiarme.

Cruzamos un pequeño callejón, este daba lugar a un gran parque, me fijé en el verde intenso del pasto, meneándose a causa del viento, una pareja estaba sentaba sobre el, mientras se tomaban las manos de una manera bastante sutil.

Amor de mentira [✔]Where stories live. Discover now