—Lo se, pero puede que algo más esté sucediendo.—suspiró,—Tal vez le preocupa algo.

—¿Pero cómo que?

Giro su cara ladeándola viéndome fijamente,—Puede de tu-ya-sabes-quien.

Fruncí el ceño,—¿Tú crees?

—Es una opción.

—Tú te hablas más con Harry, debió de haberte comentado algo.

— Harry bueno... sí, suele ser algo reservado en algunas cosas pero trataré de hablar con él una vez que se termine la clase.

Asentí desviando la mirada ya que la profesora había levantando la voz a causa de unos chicos que se encontraba al fondo cuchicheando.

~.~

Harry Potter.

Hoy era la tercera prueba.

Baje al Gran Comedor a desayunar, como era de costumbre una lechuza llevo el ejemplar de El profeta a Hermione. Lo desplegó, miró la primera página y escupió sin querer el zumo de calabaza que tenía en la boca.

—¿Qué...?—preguntamos al mismo tiempo Ron y yo.

—Nada.—se apresuró a contestar. Intentando retirar el periódico de la mesa pero Ron lo agarró.

Miró el título y dijo;

—No puede ser. Hoy no. Esa vieja rata...

—¿Qué?—pregunte impaciente.—¿Otra vez Rita Skeeter?

—No.—dijo Ron.

—¿Es sobre mi, verdad?

—No.—contestó Ron en un tono nada convincente.

Abrí mi boca para pedirles el periódico pero en eso la voz de Draco Malfoy gritándome desde la mesa de los Slytherin se hizo presente;

—¡Eh, Potter! ¿Qué tal te encuentras? ¿Te sientes bien? ¿Estás seguro de que no te pondrás furioso con nosotros?

—Déjame verlo.—dije a Ron.—Dámelo.

Ron me entregó el periódico, le di vuelta y mi propia fotografía bajo un titular muy destacado.

HARRY POTTER, TRASTORNADO Y PELIGROSO.

El muchacho que derrotó a El-que-no-debe-de-ser-nombrado es inestable y probablemente peligroso, escribe Rita Skeeter, nuestra corresponsal especial. Recientemente ha salido a la luz evidencias alarmantes del extraño comportamiento de Harry Potter que arrojan dudas sobre su idoneidad para competir en algo que exige tanto de sus participantes como el Torneo de los tres magos, e incluso para estudiar en Hogwarts.

Potter, como revela en exclusiva El Profeta pierde el conocimiento con frecuencia en las clases, y a menudo se le oye quejarse de que le duele la cicatriz que tiene en la frente, vestigio de la maldición con la que Quien-ustedes-saben intentó matarlo. El pasado lunes, en medio de una clase de Adivinación, nuestra corresponsal de El Profeta presenció que Potter salía de la clase como un huracán, gritando que la cicatriz le dolía tanto que no podía seguir estudiando.

Es posible (nos dicen los máximos expertos del Hospital de San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas) que la mente de Potter quedara afectada por el ataque por Quien-ustedes-saben, y que la insistencia en que la cicatriz el sigue doliendo sea expresión de alteración arraigada en lo más profundo del cerebro.

Tenías que ser tú. |Draco Malfoy| TERMINADA. [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora