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CAPITULO 1

Miradas encontradas.

Olivia.

—¿Puedes dejar de jugar con la comida?—Mamá le habló a Marcus en forma de regaño.—Sé que no te gustan las verduras, pero tienes que comerlas.

—No me gustan.—Me reí al verlo atrapar un brócoli con el tenedor y verlo con desagrado antes de llevarlo a su boca.

—Eso ya todos lo sabemos.—El celular de mamá empezó a sonar así que rápidamente lo apago, durante la cena nadie debía usar nada tecnológico, era un momento familiar.

—¿Cómo van las cosas con Charlie, cariño?—Me preguntó papá.

—Todo bien, saldremos mañana con Camila y su novio.

—¿El chico de tatuajes?—preguntó mamá con horror, asentí.—Ya me imagino la decepción de sus padres al enterarse.

La realidad es que los padres de Camila si se habían molestado demasiado, le había prohibido verse con el chico pero aún así ella siguió haciéndolo, Susan y yo decíamos que estaba en su etapa rebelde porque sus padres no la habían llevado al campamento que quería ir el año pasado, igual sus padres no eran tan estrictos, incluso a veces faltaban a la misa de los domingos.

—¿Puedo ir con ustedes?—Como la mayoría de veces Marcus preguntó, la realidad era que era una forma de liberarse de nuestros padres y ellos creían la excusa de que era para estar cuidándome cuando en realidad se iba no se a donde, la verdad no me importaba mucho, mientras fuera feliz yo lo cubriría siempre.

—Me parece bien, ese chico de tatuajes no me da buena espina.—habló papá a lo que yo me encogí de hombros y seguí comiendo.

(...)

–¿Ya estás lista? Creo que Charlie ya está afuera esperándonos.—Entró Marcus a mi habitación.

—¿Me ayudas?—Le mostré el collar en mis manos, él lo tomó y yo sujete mi cabello para que no estorbara, sonreí, amaba este collar y aunque papá decía que estaba mal amar las cosas materiales, para mi era el mejor regalo que me habían dado, aunque ni siquiera sabía quien lo había dejado en mi casillero, un dije de mariposa.—Gracias.

—¿Por qué usas tanto ese collar?—preguntó Marcus mientras bajamos las escaleras.

—No lo sé, me gusta.

—Hola, cariño.—Me saludó Charlie apenas me vio, le sonreí y besé su mejilla.

—¿Nos vamos?—Los dos asintieron y después de despedirnos de mamá nos montamos en el auto de Charlie.

—¿Dónde te dejamos, Marcus?—Preguntó Charlie.

—En el parque central, estaría bien.

Después de unos minutos llegamos al parque, Marcus besó mi mejilla y bajó del auto y nosotros seguimos nuestro camino, iba tan concentrada mirando mi Instagram que cuando alcé mi vista noté que nos desviamos del camino de siempre, se suponía que irías a comer al mismo restaurante de siempre, eso me había dicho Camila.

—¿A dónde vamos?

—No lo sé, Camila me envió esa dirección.

—Bueno, espero que no sea ningún bar o algo así.—Me reí.

Al final no estuve muy equivocada, era un restaurante y bar a la vez, estuve tentada varias veces a irme pero sabía que Charlie es de ese tipo de personas demasiado amables, incluso con las personas no religiosas y en este caso con Armando, el novio de Camila, así que no lo iba a dejar solo, de todos modos ya estábamos aquí.

—¿Quieres algo de tomar, cariño?

—Un té blanco estaría bien.—dije mientras apoyaba mis brazos sobre la mesa, Charlie se fue a pedir nuestras bebidas después de escucharme.

—¿Estás emocionada? Solo falta una semana para volver al instituto.—habló Camila emocionada.

—Sí, genial.—Le sonreí forzadamente, la verdad es que prefería estar en mi casa.

Miré hacía la barra, Charlie ya venía hacía acá, pero iban entrando un chico con el cabello naranja y una chica demasiados emocionados como para notar que Charlie estaba en el frente, chocaron y las bebidas cayeron causando un estruendo, escuché a Charlie disculparse varias veces aunque en realidad no era su culpa, un empleado del lugar rápidamente se acercó y empezó a recoger los vidrios rotos.

—La próxima vez te fijas mejor, guapo.—Le dijo el chico de cabello naranja mientras tocaba su hombro suavemente y siguió el camino de la otra chica que ya iba llegando a las mesas del fondo.

Me reí al ver la cara de incomodidad de mi novio, él no estaba para nada acostumbrado a que lo alargarán de esa forma, se acercó a nosotros y se sentó a mi lado.

—Lo siento, le pedí al chico que nos trajera nuestras bebidas acá.—Le reste importancia y le sonreí.

—Iré a saludarlos.—Armando besó a Camila y se fue caminando a la dirección donde se había ido el chico y la chica.

—¿Se conocen?—Le pregunté a Cam.

—Sí, el pelirrojo fue novio de su hermano o algo así.—Me contestó Cam, vi como Charlie se incomodaba más al escuchar a Camila hablando tan tranquilamente de lo que fue una pareja gay.—Y la chica es Lina, fue a nuestro instituto el año pasado creo.

—¿En serio? No la había visto antes.—dije asombrada, ese cabello negro, su piel tan pálida, más esos piercings no pasan desapercibidos, aún así no recordé haberla visto antes.

—Yo si la vi una vez en la cafetería.—Habló Charlie.—No es muy sociable creo.

Miré hacía su mesa, la vi sonreír mientras tomaba directamente de la lata de una cerveza, el pelirrojo hablaba con Armando mientras ella solo sonreía y tomaba pequeños sorbos , la vi bajar su vista hacía sus pies, luego alzó su mirada y me miró justo a mi, aunque estábamos tan lejos sentí la intensidad de su mirada, tragué saliva, intenté darle una pequeña sonrisa pero ella rápidamente desvió la mirada hacía el pelirrojo que la estaba llamando, Armando ya se estaba alejando de ellos, venía hacía nosotros, intenté prestar atención a lo que decían Charlie y Cam sobre la profesora de religión pero no lo logré, esa mirada tan intensa estuvo presente durante toda la tarde, incluso cuando estuve sobre mi cama apunto de dormir la pensé, fue demasiado intenso.

Nothing Like UsWhere stories live. Discover now