Extra Olivia

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Ella me hace sentir, ella me hace feliz y yo soy su mariposa. 

Olivia. 

Lina me sigue besando con tanta intensidad que hace que mis piernas tiemblen, su cuerpo está sobre el mío, su computadora cayó al suelo hace un rato y ella ni se quejó, me gusta la presión de su pecho sobre el mío, mis manos se meten debajo de su camisa rozando su abdomen y Lina sonríe entre el beso, dejo de pensar en las tontas clases cuando su boca se posa sobre mi cuello, mi piel se eriza y sus besos me hacen sentir tanto que no tengo palabras para describirlo, pero se siente bien, se siente maravilloso, un jadeo se escapa de mis labios cuando ella me muerde levemente en un punto sensible, siento un cosquilleo en mi vientre, mis manos sube un poco más, puedo sentir la suavidad y calidad de sus pechos en mis manos, su camisa me estorba y Lina ríe mientras se aleja un poco de mí y yo bufo, sin ninguna timidez ella se saca su camisa y yo me quede en total silencio, contemplándola. 

—Deberíamos estar en igualdad de condiciones.—Comenta desde mi regazo, siento mis mejillas calientes, pero obedezco, desabrocho cada botón de mi camisa y cuando termino, la saco de mis brazos y la tiro en el suelo, mi sujetador blanco totalmente básico es lo único que me cubre y Lina vuelve a acortar la distancia.—El resto te lo quito yo.—susurra a mi oído y yo muerdo mi labio inferior. 

Soy una total inexperta, quizás lo poco que se es por los pocos libros eróticos que leí, pero en realidad no tengo idea de que hacer, porque lo que leí fue de una mujer con un hombre, por unos segundos me quedo completamente quieta sin saber que hacer, me gusta la calidez de su cuerpo presionando el mío, Lina sigue besándome, esta vez baja un poco más hasta el inicio de mis pechos y yo jadeo, el cosquilleo en mi vientre se vuelve más insistente, sus dedos rozan la piel de mi abdomen acariciando cada parte de mi piel descubierta, la presión se vuelve más intensa y intento bajar mi mano hasta ese punto sensible, pero la mae de Lina envuelve mi muñeca y la alza está  que está a un lado de mi cabeza, alza su mirada y me sonríe negando con su cabeza yo asiento, esto es demasiado y no se si estoy actuando bien. 

—Lo estás haciendo más que bien.—habló y maldije por primera vez por dejar que mis pensamientos hablaran en voz alta.—Pero puedes tocarme, puedes hacerme lo que quieras, Olivia, está bien.

Asentí, ella soltó mi mano, coloco sus manos detrás de mi espalda, en cuestión de segundos soltó el broche de mi sujetador con destreza, solté un leve suspiro de satisfacción, había demasiada claridad en su habitación y estaba muy expuesta y no me importó, Lina era la persona correcta y lo supe al ver su mirada, la sonrisa en sus labios, sus ojos brillantes, mi sujetador dejó de estorbar, nuestros pechos chocaron y fue la sensación más increíble que había sentido en todos los años de mi vida, estoy segura que dejé de respirar por un momento, pero cuando reaccioné mis manos actuaron por si solas rozando con las palmas de mis manos su espalda para acercarla más a mí, una de las manos de Lina bajaron desde mi cintura hasta mi muslo derecho, mi falda estaba sobre parte de mi vientre, creí que su mano se iba a devolver hasta mi cintura de nuevo, pero esta tomó un rumbo diferente y sorpresivo, dos de su dedos rozaron mi sexo por sobre la tela de mis bragas, gemí y supe desde ese momento que todo se iba a descontrolar, mis piernas presionaron su mano y percibí mi humedad.

—Lina, tócame.—murmuré.

Sus dedos volvieron a hacer una leve presión, mis manos acunaron sus pechos, ella gimió y entonces sucedió, Lina se coló entre mis bragas, su tacto hizo que mis piernas temblaran y el cosquilleo desapareció, no tenía ni idea de lo que hacía Lina, pero estaba segura que luego de esto no permitiría que sus manos se alejaran de mí nunca más, mi espalda se arqueó y agarré la sábana de su cama entre mis manos con tanta fuerza que temí romperla y cuando Lina soltó una de sus risitas maliciosas y posó su mano libre sobre uno de mis pechos, mis pezones ya estaban demasiado sensibles y cuando sentí su boca rozándolos fue como si el camino de la lujuria se apoderara de mí, sentía sus dedos entrar y salir de mi humedad, no entendía el porqué me había privado de esta sensación tanto tiempo, porque justo ahora me sentía bien, me sentí más que bien. 

Nothing Like UsWhere stories live. Discover now