vacía.

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Lauren

- Soy Keana- casi tuve jaqueca cuando escuché ese nombre. Había asuntos en mi cabeza que estaban sin resolver.

Luego me gritó algo de salir de la mitad de una avenida. No estaba ni cerca pero como había mucho ruido entré a una cafetería.

No sé muy bien qué dije después, pero colgué. ¿Cómo alguien se atrevería a hacerme una broma de esas?

Un día más tarde recibí un mensaje de texto: No estoy muerta y quiero hablar contigo, te espero en el parque cerca de mi vieja casa, deseo verte con toda mi alma. Nos vemos en una hora.

Camila dormía a mi lado en la camilla del hospital. Aún no despertaba de su coma y la habían transferido a la capital para comodidad de su padre y mía. Puse el celular frente a ella como si tuviera los ojos abiertos.

- ¿Puedes explicarme esto?- reclamé.

No hubo reacción. Bufé y me puse de pie. Tenía el tiempo justo para llegar a la cita con los bromistas.

A medida que el bus se acercaba al lugar, algo en mi estómago se removía con mucha incomodidad, ¿y si era ella? Pero Camila me juró que había muerto en ese accidente de avión. Claro que la morena no era la persona más honesta del mundo pero, ¿qué ganaba con semejante mentira? La respuesta me iluminó de inmediato: a mí.

Para cuando me bajé del bus, las piernas me temblaban. Estaba a menos de cinco cuadras del lugar de encuentro. Noté que una parte de mí quería que la llamada fuera una broma.

Desgraciadamente, el parque no era cerrado, y desde donde me encontraba podía ver a las personas que se encontraban dentro. Una inconfundible melena castaña hizo que mi corazón diera un vuelco. Disminuí el paso.

Inevitablemente, llegué y sus ojos me penetraron el alma. Se acercó con cautela; yo no era la única aturdida por el encuentro. Sonrió un poco tímida cuando estuvo a metro y medio de mí y bajó el rostro con las mejillas sonrojadas.

- No puedo creerlo- dije apenas respirando.

- Yo tampoco pensé que vendrías- admitió jugando con uno de sus pies.

- No puedo creer que estés aquí, con vida- repetí con los ojos muy abiertos de la sorpresa.

- Veo que sostuvo la mentira con mucho esmero- apretó los labios con enojo.

El pulso se me aceleró. De repente sentía como si el mundo diera vueltas bajo mis pies. ¿Cuántas veces había confiado en Camila? ¿Cuántas me decepcionó? Ella siempre juraba que nunca me decía mentiras pero la maldita era una experta.

***

Al día siguiente de haber...bueno, hecho el amor con Keana - todavía sonaba raro-, seguía con una gran sonrisa en el rostro y para la morena eso no pasó desapercibido.

- ¿Por qué estás tan feliz?- demandó saber en clase de química. Éramos pareja en esa materia y Keana estaba en la otra esquina del salón con otro chico.

- ¿De qué hablas?- no la miré a los ojos, fingí estar concentrada en la mezcla que estábamos calentando.

- ¿Qué me estás escondiendo?- preguntó bajando la voz. La profesora caminaba cerca de nosotras.

- Nada, ¿por qué tan exigente? Sólo fui a hablar un rato contigo, eso no significa que seamos amigas de nuevo- busqué salirme por la tangente.

Hubo silencio, y por un momento pensé que mi respuesta había funcionado, hasta que volteé a mirarla y su rostro se mostraba afligido. El pecho se me encogió.

friends with benefits / camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora