la chica del espejo.

1K 90 23
                                    

Keana

Llevaba mucho tiempo sin ponerme esa peluca rubia de cabello natural. Las lentillas azules ya estaban en mis ojos porque me gustaba jugar con el contraste que hacían con mi cabello pero, la peluca, era otra cosa. Desde hacía media hora estaba sentada en el tocador viéndola. Era como un viejo demonio que nunca enfrenté.

Suspiré para tomar valentía y me la puse.

Tuve que quitar la mirada para no verme en el espejo. Por un lado sentía el peso de los actos cometidos y, por el otro, era como liberarme, retomar mi viejo yo para acabar con Camila.

Bueno, ¿y por qué estaba disfrazándome?

La madre de Camila había muerto, mi padre y su padre todavía eran amigos, así que estábamos invitados al velorio-entierro. El problema no era ese, sino que estaba segura de que Lauren estaría con ella y no quería que supiera que la morena y yo nos conocíamos de antes. O, por lo menos, no todavía.

Me maquillé como lo hacía en aquellos tiempos. Ojos con sombras en tonos pastel para resaltarlos y los labios de un rosa pálido. No usaba rubor, me daba el aspecto de una muñeca.

- ¡Keana! ¿Estás lista?- preguntó mi madre desde el primer piso.

- ¡En un momento!- respondí. Todavía no escogía la ropa.

Me giré sobre la silla y miré el desorden de prendas sobre mi cama. Feo, mi gato, maulló fastidiado a mi lado y se me subió en las piernas.

- Yo guardo la ropa antes de irme, podrás dormir en mi cama, no te preocupes- le respondí a sus quejas mientras le acariciaba la cabeza.

No tenía mucho para ponerme. Primero, era un velorio-entierro, segundo, mi forma de vestir antes era diferente a la actual, así que la ropa no combinaba con el rubio ni los ojos azules. Por fin encontré un vestido negro, sencillo con escote, que había usado para una obra de teatro en mi anterior escuela.

Antes, anterior, viejo demonio. Hablaba como si hubieran pasado años.

Me paré frente al espejo para modelar el vestido. El nombre de mi ex era, irónicamente, el mismo de la persona que ayudé a asesinar: Karla. Obviamente no tenía nada que ver con la castaña, ni siquiera se parecía a la difunta. Era de cabello negro y ojos azules...

Acababa de darme cuenta de su parecido con Lauren. No sabía que me gustaran tanto las pelinegras. Bueno, en realidad, no era mi ex pero, teníamos una relación. Es decir, no una relación como la de Camila con mi novia, sino una relación como la de Ximena y Alexandra. Éramos, dirían por ahí, BFF; "Best Friends Forever", pero sin la parte del sexo.

Sí, yo también sabía lo de esas dos, era demasiado obvio para alguien que identifica lesbianas a kilómetros.

Éramos amigas, muy buenas amigas. Lo mejor de todo es que ella, a pesar de ser porrista y estar dentro de mi grupo de amigos, no era como nosotras. No era una perra malnacida, no era orgullosa ni ególatra, tampoco era una zorra, ni siquiera se vestía como nosotras. Era porrista porque le gustaba la gimnasia, su novio era parte del equipo de basquetbol, de los que siempre estaban en la banca, era buena estudiante pero no una lamezuelas con los profesores. Las únicas faldas que usaba eran las del uniforme de porrista, porque tenía dos. Un vestido al año, el que se compraba para los bailes de final de curso. Su maquillaje constaba de dos cosas: base del color que más se ajustaba a su piel y lápiz negro. Vestía con jeans y chaquetas, no al estilo rock n' roll, sino algo muy casual. Jeans con baletas, o con tennis en caso de que fuera a caminar mucho, blusas de tiras, chaquetas diversas dependiendo de la ocasión, en drill, en jean, en cuero o, a veces, sin chaqueta. Sólo dos anillos en sus manos, uno era de oro con esmeralda que se lo dieron a los 15 años, y el otro era de acero, sencillo. Su cabello era ondulado, así que lo usaba suelto todo el tiempo. De vez en cuando se lo alisaba para variar. Digamos que era la que le resaltaba las estupideces a mis otras dos amigas, mi propia versión de Ximena y Alexandra. Le gustaban las estrellas y era parte del club de astronomía de la escuela. Se hablaba con todo tipo de personas, desde los punk, metaleros y raperos, hasta los nerds, con los normales y los anormales. Gracias a ella -o por su culpa...- yo no me alejé mucho del resto de la escuela y no fui tan exclusiva como sí lo era Camila.

friends with benefits / camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora