máscara

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Camila

Tenía muy en claro que le estaba dando todas las herramientas a Lauren para que se revelara en mi contra pero, algo en eso no me molestaba en absoluto. Creo que hasta quería verla intentarlo.

Cuando subí las escaleras, la puerta de la casa se azotó segundos más tarde. Odiaba que la dejara caliente. Ella parecía no entender que no sólo ella quedaba así, sino que yo también debía hacer un gran esfuerzo por contenerme.

Pero lo que me dijo no me gustó ni poquito. ¿Hacer el amor? Eso era para los enamorados, no para una relación como la nuestra; una que no podía ir más allá del sexo por el bien de las dos.

No era la primera vez que notaba como ella se enamoraba poco a poco de mí. Sabía que mis gestos tiernos le encantaban, había visto, más de una vez, como torcía los ojos cada que Austin me abrazaba o me besaba, y ni que decir de todo lo que me soportaba. Tengo bastante claro que convivir con alguien tan loco como yo no es fácil, debes ser de mente abierta, ver pero no dejarte influenciar ni tampoco reclamar, y era precisamente por eso que la quería a mi lado, porque, a pesar de todo, seguía siendo ella misma. Y para soportarme debía quererme un poco más de lo normal, de eso estaba segura.

El problema era que ME MORIA DE GANAS POR TENER SEXO, y esa noche no lo tendría. Bien podía llamar a Austin pero quería sexo con ella y sólo con ella.

¿También me estaría enamorando?

No, ni siquiera valía la pena meditarlo, la quería por sexo, sólo por eso, porque disfrutaba más el sexo con una mujer que con un hombre. Y porque la consideraba una amiga. No quería dañar la única amistad que consideraba verdadera enamorándome de ella. Siquiera pensarlo ya era suficientemente peligroso.

Al día siguiente, como ya era costumbre, la recogí en su casa y todo el trayecto hasta la escuela fue incómodamente silencioso cosa que me molestó bastante.

- Vamos... ¿vas a estar enojada todo el día conmigo?- pregunté poniendo cara de cachorro cuando me detenía en un semáforo.

- No tengo ganas de hablar- cortó sin mirarme.

Suspiré profundo.

- Bueno, tengo que comprar algo, ¿me acompañas?- inquirí girando para ir al súper. Como si tuviera opción...

- Vamos a llegar tarde- replicó.

- Ya sabes que soy bruja, no nos pasara nada- me burlé.

Blanqueo los ojos y encogió los hombros, acción que tomé como un "haz lo que quieras".

Parqueé cerca de la puerta y entramos en el súper. Rápidamente llené una canasta con las cosas que necesitaba. Cuando iba a pagar noté que el chico de la registradora estaba mortalmente sexy y fingí necesitar otra cosa en el pasillo.

- Quiero alegrarte el día, ¿Qué te parece si hacemos una apuesta?- insinué.

Se mostró un poco interesada

- ¿Ves al chico de la registradora?

- Sí, ¿Qué hay con él?

- Te apuesto lo que quieras a que estas compras me salen gratis.

Miró al chico por unos segundos y luego se cruzó de brazos.

- ¿De dónde viene eso?- cuestionó con desconfianza.

- Bueno, ya que estás enojada conmigo, quiero hacerte perder una apuesta para que tengas verdaderas razones para mirarme mal todo el día- respondí.

friends with benefits / camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora