Capítulo 47

2K 84 2
                                    

Hugo

Todo ocurrió demasiado rápido.

Yo yendo hacía Eva; la cara de terror de ella al ver dos luces aproximándose hacia mí; un golpe que me levanta de suelo; dolor; negro.

Eso es lo último que recuerdo.

—Ahora solo queda que te despiertes —Comienzo a oír una voz a lo lejos—. Sé que puedes hacerlo. Y volvemos a casa. Y comenzamos nuestra vida como novios oficialmente en Madrid... tenemos muchas cosas que hacer —La voz cada vez se va haciendo más nítida y comienzo a entender lo que dice —. Hay que ir a las barcas del Retiro ¿recuerdas? Pero ya se nos ha pasado la época, hay que esperar a Mayo, pero no importa. Podemos buscar muchas cosas que hacer.

Cuando mi mente está del todo consciente, reconozco la voz perfectamente: es Eva.

Intento decir algo pero mi boca no se mueve. Intento abrir los ojos para ver su preciosa cara, pero no consigo.

¿Qué me ocurre?

Siento calor encima de mi mano. Lo sé porque lo poco que siento del resto del cuerpo, es frío.

Hago un esfuerzo para cerrar los dedos al rededor de la fuente de calor. Estoy seguro de que es la mano de Eva, que está encima de la mía.

—¡¿Hugo?! —Oigo como dice yo hago un esfuerzo para moverme aunque sea un poco. No me explico porque todavía no puedo abrir los ojos pero quiero que sepa que estoy aquí y que la escucho. Oigo como la voz de Eva se rompe —. Hugo, dime que me estás escuchando.

Consigo mover un poco la cabeza. Es tan sutil el movimiento que no sé si Eva ha conseguido verlo.

—¡No puede ser! Hugo por favor, quédate conmigo. Voy a avisar a los médicos.

Los médicos.

Estaré en un hospital. Todo pinta que todo salió bastante mal.

No tengo ni idea cuanto tiempo llevo aquí, ni que me ha ocurrido exactamente.

Solo se que por fin he dejado atrás esa eterna oscuridad que me envolvía.

.....

Claridad.

Empiezo a ver claridad.

Mis ojos quieren abrirse así que hago un esfuerzo para hacerlo.

Tardo un poco en enfocar y poder ver que hay delante mío.

—¿Eva? —Digo lo primero que me viene a la cabeza. Me cuesta hablar pero me alegro profundamente de que me haya salido la voz.

Oigo muchas voces que suspiran.

Comienzo a procesar lo que estoy viendo. Estoy tumbado en una camilla de hospital, lleno de tubos clavados en mi piel y máquinas al rededor mío. Delante mío veo a dos enfermeras con una sonrisa en sus labios, a continuación, veo a Noemí con los ojos llorosos y llevándose una mano al corazón y por último la veo.

Veo a Eva agarrada en el brazo de Noemí y con la cara puesta sobre su hombro. Está llorando.

Se me encoge el corazón al verla así.

EsperandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora