Canela y miel por error

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Una de las manos de Conway se aferró alrededor de la cintura de Gustabo, mientras que este se agarraba con mayor fuerza a sus hombros.
El vaivén era lento pero golpeaba certero en el punto g del omega, quien soltaba gemidos altos casi en el oído del alfa, poco a poco fue subiendo la velocidad de las embestidas llenando la habitación con el sonido húmedo del choque de sus cuerpos y los gemidos en alto de Gustabo.

Las manos de Gustabo se aferraban a la espalda del mayor con bastante fuerza; su cabello ya completamente lacio y revuelto caía sobre su cara enrojecida por el esfuerzo y placer.
Mientras Conway le sostenía con una mano y enterraba su cara en la curva del cuello de Gustabo, gruñendo sobre su piel de vez en cuando causando temblores en el rubio.

Paró las embestidas al notar las corrientes eléctricas recorrerle, no quería incidentes de marcas o nudos así que salió del interior del omega, quien le dirigió una mirada que bien podría ponerlo dos metros bajo tierra.

-Alfa-.
-¿Habías estado con un alfa antes?
-N...no en ce-lo, pero ¿a cuenta de que viene eso?-.
Era lo último que alguien preguntaría en medio de eso...
-¿No llevaste la escuela? El nudo puede hacerte bastante daño-.
-Eso... usted no se preocupe-.
Trataba de convencer al alfa para que le siguiese dando y saciar al instinto; lo que en ese momento menos le preocupaba era el daño.
Comenzó a quejarse, deteniéndose únicamente por el movimiento de Conway; le había tomado del torso y le había dado la vuelta, dejándole de espaldas con el rostro contra la almohada.
-¿Que haces? ¿Conway?-.

Si lo estaban pasando de la hostia, ¿Que le había picado al viejo ese?
El solo quería volver a lo que estaban, necesitaba calmar el calor que tenía y llenar el vacío de su bajo vientre.
"Puto celo,puto super-verga-ardiente"
-Alfa-.
-No-.
Las manos de Conway pasaban por sus caderas,subían por su espalda y volvían a bajar todo el camino hasta su culo.
-C-Conway-.
-Que no, Coño, no pienso tomar el riesgo-.

"Oh, claro que si"
Tendría que usar su pico de oro, pero de que iba a tener al alfa lo iba a tener.
-J-Jack-.
Gimió su nombre en el tono más dulce que pudo y con un rápido movimiento se dio la vuelta y colocó sus piernas en los hombros de Conway.
La mirada azul, suplicante además de la fricción que estaba creando contra su miembro hacía a su juicio nublarse.
-Jack por favor-.
Concentró su aroma a miel casi cubriendo la canela del alfa.
Quien ya completamente atontado se abalanzó sobre el y de una estocada entró retomando el ritmo y lugar de embestidas.
La canela retomó su intensidad en el ambiente una vez Gustabo se relajó al obtener lo que quería.
Su omega ahora en una actitud más demandante le hizo impulsarse para tirar sobre la cama al alfa.

Frunció el ceño por el cambio, pero su mala cara cambió al ver la diversión plasmada en los ojos azules de Gustabo, que lo miraba desde arriba sentado en su abdomen.
-¿Que haces gilipollas?-.
Rió ante la expresión descolocada del rubio, al ver que cruzaba sus brazos detrás de su cabeza; había esperado que el mayor volviese a imponerse y le lanzase contra la cama, no que se pusiese cómodo y lo retase con la mirada.
-Venga capullo, yo no voy a moverme más-.
-Pero...-.
-Si quieres el puto nudo que tú omega te pide, tendrás que obtenerlo por ti mismo-.

Sus mejillas enrojecieron al darse cuenta de lo que el alfa insinuaba.
A su mente vino el sueño donde el alfa le decía que lo montase.
Así con algo de vergüenza pero muchas más ganas se cómodo sobre la pelvis del alfa; Conway miraba atento cada movimiento del rubio, expectante.

La pequeña mano rubia tomó la base del miembro del alfa y la dirigió hacia su propia entrada, se deslizó hacia abajo en la longitud sin problemas y una vez estuvo entera y presionada contra su punto G se detuvo para respirar y tomar valor.