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-¿Que mierda os paso? ¡Apestan!-.
La puerta de la oficina se volvió a abrir mostrando al comisario Volkov
-¿Que cojones les paso a ustedes dos? Horacio, huele fatal-.
-La malla entera soltó sus mierdas por una de las omegas-.
-¡Capullos! Quedaros aquí, vamos volkov-.
Ambos alfas se pusieron en pie y salieron con la porra en la mano dispuestos a partirles la cara a los anormales que había dejado su olor en el cuerpo de los omegas.

En planta baja hubo gritos, quejidos, gruñido y más de algún hueso roto a mano de las porras que volaban de un lado al otro junto a los gritos de "Capullos" "Anormales" "Mariconetti" y "Plancha bragas".

Una vez calmado el percance y abiertas las ventanas y puertas para que corriera el aire subieron de nuevo donde los alumnos.
-Ya está todo controlado-.
-Iros a las putas duchas-.
-Si, súper deficiente-.
-Capullos-.

Entraron a las duchas y trataron de bloquear la puerta en caso de que algún degenerado tratara de colarse.
-Esta mierda no cierra-.
-Vaya puertas más lamentables-.
-Tio yo no me voy a meter a las duchas con la puerta abierta-.
-Pues...podríamos llamar a alguien para que nos la cuide, que se pare fuera y listo-.
-Vale... llama a tu amor-.
-N...no Es mi amor, llamó a Volkov-.
El teléfono sonó dos tonos antes de que lo cogieran.
-Dígame Horacio-.
-Volkov, tenemos un problema-.
-A ver... que problema-.
-Que la puerta de las duchas no cierra-.
-¿Y?-.
-Pues que no vamos a meternos y a dejar la puerta abierta-.
-¿Que dice?-.
-Que no vamos a ducharnos y a dejar la puta puerta abierta ¿y si viene un pervertido de esos?-.
-Vale, ya voy-.
-De acuerdo comisario bombón-.
Corto la llamada y se quedó esperando junto a Gustabo.
Le vieron acercarse a donde ellos, el pulso de Horacio se disparó y con un ligero sonrojo explicó la situación.
-Vale, entrad, yo me quedaré aquí vigilando-.
-Gracias volkov-.
Gustabo se dio media vuelta y se apresuro a la ducha para sacarse el aroma a alfa.
-Gracias comisario-.
-De nada Horacio-.
Salieron de la ducha hasta de buen humor, ya no tenía esa mezcla en la piel y por lo tanto ya no le escocía la nariz.
Salió cambiado y listo para seguir con su trabajo; se adelantó dejando a Horacio solo con volkov, quien parecía querer restregarse contra Horacio para impregnarle su olor, no lo diría en voz alta, pero el recuerdo de otra fragancia alfa en el cuerpo del joven de cresta le hacía querer arrancar el cuello de toda la malla y luego tomar al omega y bañarlo en su olor.
Gustabo toco la puerta del despacho, recibiendo un "adelante" de la profunda voz del superintendente, tembló un poco ante el tono de voz y entró tratando de parecer de lo más fresco.

"Miel
Canela

¿De donde coño venía ese aroma?"

Canela y miel por error Where stories live. Discover now