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-Detrás de la llamada de Conway-
Parte 3

El camino a comisaría por parte de Segismundo e Ivanov había sido pesado para el alfa, el menor no se callaba ni estando en una mery a altas velocidades.
-Yo tengo hambre, por su culpa me deje la hamburguesa en el patrulla-.
-No me importa-.
-Tengo derecho a comida y bebida-.
-Eso lo veremos en comisaría-.
-Que no, que la comida de la comisaría esta rancia-.
-Joder-.
Dio vuelta a la moto y paró en un sitio de comida rápida.
-¿Que quieres?-.
Segis se acercó al mostrador, apoyándose en el hombro del alfa para poder ver el menú.
-Mmm... el 3-.
Le miró con cara de cachorrito y sonrió, poniendo un poco nervioso al oficial.
-...Vale-.
Pidió el plato del omega y uno para el, pago la comida de ambos y cargo ambas charolas hasta una mesa.
-Vamos a sentarnos, que seguro que si te dejo comer en el patrulla me lo ensucias y yo no voy a aguantar al viejo con sus "limpia el puto patrulla,Anormal"-.
Se acomodaron en una de las mesas exteriores y comenzaron a comer.
-¿El súper mariconetti es de esos...? Los obsesionados con la limpieza-.
-Si, se pone como un loco-.
Terminaron la comida/cena en silencio, segismundo miraba a su alrededor aparentando calma.
En cuanto vio la oportunidad se puso en pie de un salto y corrió hacia la motocicleta recién aparcada, y de un movimiento rápido la encendió, ivanov corrió tras el, pero no fue lo suficientemente rápido para detener al omega quien aceleró hacia la avenida central.
-¡Adios alfa!-.
Condujo ágil entre las calles, escurriéndose entre los callejones; escuchaba la sirena del patrulla detrás suyo, así que optó por meterse entre la zona residencial, por donde el patrulla no podría pasar, zigzagueó por unas cuantas calles más hasta estar seguro de que el alfa no lo podría seguir.
Celebró para el mismo el haber perdido al ivadog y partió camino a su casa, esperando poder descansar un poco.
Nada más tocar la cama cayó en un sueño profundo.

Su pulso estaba acelerado, tenía las manos sobre el manubrio de la motocicleta y escuchaba el característico sonido de una sirena de policía, trato de arrancar el vehículo, fallando, fue tarde para correr cuando las luces rojas y azules le iluminaron.
-Mira quien está aquí-.
Quería decir algo, pero las palabras no salían de su boca.
La mano del alfa en su hombro le hizo girar, el tacto de ivanov le quemaba.
-¿Que pasa? Cabrita ¿Te comieron la lengua?-.
En verdad quería responderle al arrogante oficial.
-No-.
So bien puedo responder, su voz salió en un tono bajo y... ¿dulce?
-Bien, entonces yo voy a comértela-.
Sintió el aroma a chocolate amargo y madera rodearlo, haciéndole soltar su aroma a frutos silvestres y tierra húmeda.
Aunque no quisiera admitirlo le agradaba como ambos aromas se combinaban, calzando perfecto la madera y la tierra así como los frutos silvestres con el chocolate amargo.
Se dejó hacer bajo las manos de Ivanov quien no dudó un segundo antes de meterlo a la parte trasera de la patrulla y una vez ambos ahí quitarse la camiseta, dejando todo su torso a la vista de Segismundo quien no desaprovechó y dio un recorrido completo por esos músculos.
-Te gusta lo que vez, segis-.
-Segis...Segis...Segismundo-.
Los gritos le despertaron, había alguien fuera de su casa, tocando la puerta tan fuerte que parecía querer tirarla.
Se puso en pie y jalando con el manta salió al frente en busca de la persona que le había despertado.
-Segis-.
-Pero ¿Que hace aquí Horacio?-.
-La lie y mucho, o eso creo... y como Gustabo sigue perdido...-.
-Esta bien... pasa, yo, tú quédate ahí, ya vengo-.
Volvió a su habitación donde dejó la manta y su ropa, entró a darse un baño para refrescarse un poco y espantar el calor que tenía en el cuerpo tras ese sueño.

Bajo un poco más tarde y al entrar en la sala recibió una mirada de Horacio, quien le cuestionaba.

-Te explicaré todo, solo si tú también me dices que coño pasó entre tú y el "Volcom"-.
-Primero, es Volkov, comisario volkov-.
-Como sea-.

Canela y miel por error Where stories live. Discover now