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AVISO capítulo con contenido muy explícito🔞🔞

Por muy desesperado que estuviera se tomó un par de respiraciones antes de ponerse en pie y caminar hacia su habitación en busca de un preservativo para ponerle al juguete.
Pensó en tirarse en su cama y ponerse a ello, así que camino apoyándose en la pared hasta la sala y una vez tomó el juguete y miró el tramo que debía caminar, mando a la mierda todo, su puerta estaba cerrada y nadie tenía llave más que el.

Tomó el juguete y una vez cubierto con el plástico lo dejó a un lado suyo, se acomodó a lo largo del sofá y comenzó a retirarse la ropa, dejó caer la camiseta a su lado y los pantalones los pateo lejos suyo, el golpe de la temperatura elevada de su cuerpo con la brisa fría de la ventana le hizo estremecer, un poco avergonzado y tembloroso pasó su mano por su abdomen, subió a su pecho rozando hombros, cuello y la zona de la marca; recordaba los besos y raspones de los colmillos del superintendente.
Bajo su mano por su pecho hasta sus pezones, rositas, duros y tan sensibles que con rozarlos gimió bajo, mordió su labio mientras pasaba su palma por encima, tomó uno entre su pulgar e índice para luego apretarlo ligeramente, una vez sentía que el tacto quemaba, siguió bajando su mano, acariciaba su torso con las puntas de los dedos y tentaba la zona del vientre donde las punzadas de dolor se juntaban con la sensación de cosquillas por la anticipación al placer; hacia un poco de presión con forme bajaba hacia su miembro, alzaba las caderas contra su mano en busca de mayor contacto y cerraba un poco las piernas a consecuencia de las sensaciones.
Entreabrió sus ojos notando el bulto en su ropa interior y en un momento a otro se alzó para retirar la prenda, la pasó hacia sus pies, notando la humedad en esta, se maldecía por no haber pillado una toalla o algo para no mojar el sofá, pero era tarde.

Con el camino libre dejo que su mano envolviera su pene y comenzará con un movimiento lento de arriba a abajo, se dejaba llevar por su placer, aumentando la velocidad de los movimientos o haciendo presión en la punta de su miembro, su otra mano descendió por su pierna hasta el interior de sus muslos, tentaba con las yemas de sus dedos, estremeciéndose ante las corrientes que le recorrían entero, comenzaba a tentar la zona cercana a su entrada, notando la cantidad extrema de líquido lubricante, tomó un poco en su dedo índice y con un poco de corte, acarició su entrada, su cara estaba roja y había parado los movimientos sobre su miembro para poder concentrarse en esa zona.
Movía su dedo en círculos mojándolo bien en su lubricación y tímidamente hacía presión; estaba algo nervioso, nunca antes había tenido la necesidad de atenderse en ese sentido, nadie ni nada le despertaba un instinto, hasta...
En cuanto su mente se volvió a llenar de la imagen y aroma del alfa sintió su cuerpo relajarse a la vez que su entrada botaba más de su lubricante natural, todo eso era culpa del superintendente, con esa cara y cuerpo, tan favorecido más ese aroma fuerte de canela y tabaco; ese alfa imbecil era el primero en mucho tiempo que le hacía perder el control y le despertaba instintos que creía que en el no existían.
Y ahí estaba ahora, caliente como si tuviera quince años, jadeando como nunca y tocándose con el recuerdo de ese alfa, metió un dedo dentro suyo, sintiendo poca resistencia y casi nada de dolor, volvió a los movimientos en su miembro mientras con lentitud metía y sacaba su dedo a la vez que hacía movimientos circulares para estimularse.
Pensaba en la voz del superintendente, en cada ocasión que lo había llamado muñeca o nena, en ese tono tan grueso e hipnótico.
Su miembro dio un tirón de placer a la vez que su entrada daba cavidad a un segundo dedo, ahora se apañaba de visualizarlo, sin su camiseta, mostrando su cuerpo tan trabajado, y sentado ahí con el, trataba de imaginar que el par de dedos dentro suyo eran de el.
Sus movimientos eran cada vez más precisos y coordinados, cada vez tenía menos miedo y pena, dejando escapar uno que otro suspiro o jadeo.
Decidido, introdujo un tercer dedo antes de estirarse a por el juguete, una vez lo tuvo en la mano le entró un poco el pánico, era bastante grande ¿como cojones iba a caberle eso? Suspiro y abrió un poco más sus piernas, dejando que una colgara de sofá y la otra descansaba encima del respaldo, se apoyó en un brazo y alzándose un poco tuvo visión del desastre entre su piernas, vio la marca de humedad en la tela, así como también su piel brillante por el líquido, decidió meter dos de sus dedos, sintiéndose estremecer por la imagen de sus dedos en esa zona, una vez estuvieron mojados los retiró y pasó sobre el dildo, buscando lubricarlo para hacer más sencilla la tarea, no sintiéndose del todo seguro escupió en su mano para luego pasarla también por la longitud del juguete.
Lo rozo contra su entrada, tentando, hizo un poco de presión, sintiendo como cedió un poco ante la punta plástica y gimiendo esta vez más alto.
Trato de hacer un poco más de presión, pero no lo logro, era más complicado de lo que parecía y aún tenía miedo de lastimarse.
Se quedó un rato más haciendo movimientos circulares con la punta del dildo, no queriendo apresurarse.
Se comenzó a frustrar tras varios intentos fallidos y los dolores que eran cada vez más fuertes, quería más, al rendirse con el juguete optó por volver con sus dedos, pero aún teniendo cuatro dentro no se sentía del todo satisfecho, su instinto y cuerpo pedían por más, estaba desesperado, casi frenético, harto de que por mucho que se masturbara no llegaba a su clímax.
Estaba tan jodido que se sentía capaz de ponerse en la ventana a gritar el nombre del alfa que lo tenía así; optó por algo más efectivo que gritar a la nada, quito su mano de su miembro y tomó el móvil de la mesa, con dificultad tecleó en sus contactos el nombre del superintendente y llamó.
Timbró una sola vez.
-Capullo ¿Por que cojones no contestabas?-.
-Conway-.
Su voz había salido rota y entre jadeos.
-¿Que te pasa?-.
Gustabo retiró el teléfono de su cara al sentir que no podría contener sus gemidos, el solo escucharle por el móvil le hacía escalar de 0 a 100.
Ante el silencio del omega, Conway comenzó a preocuparse.
-Gustabo ¿me escuchas? ¿Que pasa? ¿Estás bien? Contesta ¿Donde estás?-.
-E...en casa-.
-¿Te encuentras bien?-.
-No... me duele mucho-.
-Vale, cálmate ¿te has tomado el medicamento?-.
-N...no necesito medicamento, necesito a alguien que me ayude-.
-¿Y yo que quieres que haga?-.
El tono del alfa no le estaba agradando.
-Bien, llamaré a alguien más, quizá alguno de mis...-.
-No, voy para allá-.
-No me dejes solo-.
-Bien-.
Informó rápidamente que haría un 10-10 y que volkov estaba a cargo, salió con prisa de comisaría, ignorando a todos los civiles, Gustabo necesitaba su ayuda y por los sonidos al otro lado de la línea imaginaba que clase de ayuda necesitaría, una vez en su auto y en camino al piso del omega cayó en cuenta, el nunca haría eso por nadie, jamás en su vida había respondido de esa manera; a cada insinuación la había mandado a la mierda, desde el más extravagante alfa hasta la más dulce omega, entonces ¿por qué razón ahora conducía muy por encima de los límites de velocidad hacia el llamado de Gustabo? Su mente estaba en blanco, hasta que una pequeña voz incorpórea, como una idea salida de la nada le respondió "porque es Gustabo" simple, esa era la razón por la cual había salido disparado de comisaría, por la cual siempre contestaba a sus llamadas, accedía a sus gilipolleces y se preocupaba demás.
Se detuvo en una luz roja, mientras esperaba puedo prestar más atención a la voz al otro lado de la línea.
-¿Como lo llevas nena?-.
Escuchaba los quejidos combinados con gemidos al otro lado de la llamada.
Se estaba desesperando por llegar, sentía su cuerpo calentarse un poco en reacción a la voz de gustabo.
-Gustabo, contesta-.
-Más te vale apurarte, viejo-.
Estaba desesperado por ayuda y bastante ansioso por Conway.
-Más respeto a tu alfa-.
-No eres mi alfa-.
-Aún, muñeca-.
Gustabo se tembló de gusto ante la frase.
-Cuéntame Gustabin ¿Que has estado haciendo?-.
-¿Mmm?-.
-No te oyes como alguien que ha estado específicamente tranquilo ¿O si? Cuéntame, anda-.
Extrañamente se había cohibido, ¿Que podía decirle? Me acabo de tocar pensando en lo jodidamente bueno que estás ¡No joder! Que me he puesto como un adolescente a meterme los dedos imaginándote y luego no he logrado usar un juguete de mierda por nervios...
No iba a decir nada de eso.
-Yo...-.
-Si, tú, dime nena, te has hecho tus pajas y no te has quedado a gusto-.
Por primera vez escucho el silencio total por parte del otro, miró la pantalla comprobando que el otro siguiera en la llamada.
-Es silencio otorga, Gustabin-.
Avanzó en cuanto la luz iluminó en verde, colocó el móvil entre su hombro y oído esperando por una respuesta del otro.
-Si...-.
-Si ¿Que?-.
-Lo que ha dicho...-.
-Bien ¿Es lo haces ahora? ¿O ya estás usando tus juguetitos? Muñeca-.
-No...solo mis dedos-.
-Solo tus dedos ¿cuantos?-.
Estaba a un par de calles.
-¿Cuantos?-.
-C...cuatro-.
-¡Anda! Si que estás desesperado-.
Estacionó como pudo fuera del edificio, tomó su saco para tapar su "problema" y bajo corriendo mientras escuchaba los gimoteos de Gustabo.
Subió en tiempo récord las escaleras y abrió la puerta con la llave de repuesto guardada bajo el tapete.
Se llevó una sorpresa grata con la imagen que lo recibió nada más entrar; sobre uno de los sofás de la sala estaba Gustabo, hecho un desastre, el desastre más hermoso que había visto, no había ninguna tela que le cubriera, por lo que podía apreciar cada centímetro de piel perlada por el sudor, tenía su cabello revuelto y la cara sonrojada, también perlada de sudor, sus ojos cerrados y labios rojos entreabiertos, soltando gemidos desesperados, al tener la cabeza ligeramente tirada hacia atrás dejaba su cuello estirado completamente expuesto, haciendo que los colmillos de Conway picaran de ansia por clavarse en su piel.
Su pecho estaba surcado por tiras rojas finas, parecía haberse arañado en su desesperación.
Sus pezones estaban rojos y alzados, haciendo contraste con la piel del torso.
Vago por el abdomen de este hasta toparse con la punta rosa de la ereccion del omega, siguió bajando por sus piernas hasta donde una de las manos de Gustabo, su boca se hacía agua al ver los rastros brillantes del lubricante y cómo este escurría por los cuarto dígitos que entraban y salían del culo de su chico.
Se acercó lento, y aclaró su garganta para que notara su presencia y evitar sustos.
Gustabo abrió los ojos, miró sorprendido al superintendente mientras en un movimiento rápido cerraba y pegaba sus piernas al pecho, algo avergonzado de su situación, toda la chulería se le había ido.
Conway se acercó más y se agachó al lado de Gustabo, mirándole a los ojos.
-Vamos a ver, necesito saber si quieres que te ayude y como-.
Gustabo boqueó un par de veces antes de tomar dos respiraciones profundas, hizo uso de todo su autocontrol y pensó en la situación.
En verdad quería a Conway, todas y cada una de las situaciones que vivieron lo llevaron a ello, estaba seguro que lo que tenía con el alfa no era únicamente producto de su celo.
-Si quiero que me ayudes-.
-Vale-.
-Pero...no...nada olvídalo-.
No quería insistir, sabía que si lo presionaba no diría nada.
Tomó una de las manos de Gustabo y la entrelazó con la suya al tiempo que con la otra le tomaba de la cara, se acercó hasta juntar sus labios; se besaban con calma y cariño hasta que otra ola de calor recorrió el cuerpo de gustabo, los besos tomaron rudeza y rapidez, pronto sintió los labios de Conway dejar los suyos para hacer un camino por su mentón hasta el su cuello, se apegó a donde el olor a miel, se restregó y lamió la zona, para luego bajar hasta su pecho, pillando uno de los pezones, jugaba con este pasando la punta de su lengua y alternando las lamidas con succiones y mordidas, de murmullos y jadeos habían pasado a gemidos y chillidos de sorpresa y placer.
Con una de sus manos empujó un poco el cuerpo de Gustabo para que se recostara, trato de hacer que estirara las piernas, haciendo un volviera a la posición en la que lo encontró, con una pierna sobre el respaldo del sofá y la otra colgando.
Pasaba su lengua por el abdomen del omega mientras sus manos masajeaban y apretaban la cintura y cadera de este.
Una vez bajo hasta toparse con la punta rosa y húmeda del miembro de Gustabo no pudo contenerse, dio un par de pasadas con su legua abarcando toda la longitud, y luego ayudándose con una de sus manos chupó la punta de la ereccion, Gustabo tenía la boca tapada con su mano, tratando de hacer el menor ruido posible, se sentí demasiado bien, tanto que le costaba mantener los ojos abiertos, pero hacia el esfuerzo para poder apreciar como Conway se lo comía.
Una nueva descarga de dolor en su vientre le hizo arquear y suplicar por que se apresurara.
-¿Duele mucho?-.
-S...si-.
-Voy a prepararte un poco más ¿vale? Lo último que nos falta es que nos hagamos daño-.
Se colocó en el sillón, entre las piernas de gustabo, tomó la pierna que colgaba y la subió donde su cadera, quedando más cerca del omega que se removía ansioso.
Sus manos acariciaban sus piernas de arriba a abajo, mandando ligeras corrientes eléctricas hacia su entrepierna.
El dedo índice del Conway se paseaba por el interior de los muslos, recogiendo los caminos de lubricantes y llevándolo más cerca de la Fuente de origen, miró a la cara a Gustabo antes de continuar, dejó que su dedo diera un par de vueltas sobre la entrada del omega, hasta qué haciendo presión tanteó que tan estimulado estaba.
-Vaya, vaya, estás bastante mojado y abierto ¿estuviste jugando con eso? Gustabo-.
Señaló el dildo sobre la mesa, a lo que Gustabo negó.
-No me mientas-.
-N...no miento, yo... no pude hacer que entrara-.
Su mirada se desvió con algo de incomodidad.
-Mmmm...muy bien-.
Adentro uno de sus dedos, haciendo que un gemido muy agudo abandonara la boca de gustabo, sus dedos eran más gruesos y largos que los de gustabo por lo que abarcaban mejor la cavidad.
Trato de mover su dedo en círculos, siendo detenido por el omega cerrando sus pierna al no ser capaz de controlar los espasmos.
Con su mano libre separó las extremidades y se metió más entre estas.
-Las piernas bien abiertas nene ¿Soy claro?-.
-Si...Conway...-.
El grito de gusto escapó de su boca, acaba de meter otro dedo, haciéndole sentir un ligero dolor que fue opacado por las corrientes de placer en la zona.
-Así quiero escucharte Gustabin-.
Movía el par de dedos dentro suyo con bastante Maestria, haciéndole sentir bastante bien, tanto que arrancaba varios gemidos altos y le hacía alzar un poco las caderas para mayor contacto, llegando un punto donde Jack solo tenía que tener su mano quieta, Gustabo estaba tan afectado por su celo que se encontraba follandose a si mismo con los dedos de Conway, empujaba sus caderas contra los dígitos y se movía en busca de sentirlos más.
El aroma era intoxicante, juraba que podía sentir el sabor a miel en su lengua y sentía bastante afectado por el chico que se encontraba debajo suya, aún follandose contra sus dedos, la imagen era bastante buena, pero sabía que si el omega se corría así este no quedaría del todo satisfecho, por lo que con su mano en el bajo vientre de gustabo empujó para que descansara sus caderas, sacó sus dedos, mojados, escurriendo el lubricante natural, escucho un par de quejidos y protestas de Gustabo, se miraron a los ojos mientras Conway se llevaba ambos dedos a la boca, probó la miel de su omega, quien y tanto sorprendido soltó lo primero que le vino a la mente.
-No hagas eso, dios-.
-Sabes bien, un tanto dulce-.
-No puedo creerte-.
-Habló enserio, sabes a miel-.
-tio, para-.
Conway rio ante la incomodidad de gustabo.
-Y encima te ríes de mi-.
Volvió a pegar sus piernas al pecho, tratando de ocultarse, en verdad no se crei lo que había hecho.
El alfa notando esto, tomó los tobillos de Gustabo y estiró las piernas de este hasta ponerlas sobre sus hombros, se inclinó, colocando su cara entre los muslos de este y en un movimiento inesperado para este, lamió los caminos que el líquido había hecho.
Gimió al sentir la humedad de la lengua de Conway, quien tras lamer su muslo le miró, como evaluando si le había gustado o no.
Gustabo asintió aún confundido por la acción, se había sentido bien, le había hecho algo de cosquillas.
Ante la aprobación del omega siguió con la otra pierna, limpió los rastros de lubricante hasta dar con la entrada de Gustabo, la cual para ese momento ya estaba escurriendo más lubricante, pasó su lengua por la zona, haciendo que los ojos de gustabo se cerraran con mucha fuerza y sacándole un grito que dejó su garganta algo tocada.
-Muy bien ¿Necesitas un descanso o puedes continuar?-.
-Continua...-.
-Bien, voy a enseñarte a usar tu juguetito, princesa-.
-Es...un poco grande ¿no?-.
-No dolerá, aparte, habrá que hacer que eso entre si pretendes meter otra cosa, muñeca-.
De un movimiento hizo que el bulto en su pantalón rozara con la pierna de Gustabo.
Tomó el juguete y con bastante paciencia comenzó a cubrirlo de un lubricante de botella que traía la caja, una vez este escurría llevó su mano a la cara de Gustabo y comenzó a besarlo de manera suave, mientras frotaba la punta del diodo contra la entrada de este.
No hizo falta mucha presión para que la punta entrara, paró ahí y miró las expresiones de Gustabo, quien se había quedado congelado ante la intromisión; era raro, un tanto incómodo, pero no dolía, aunque tampoco sentía nada en especial, hasta que la mano de Conway abandonó su costado para terminar alrededor de su miembro masturbandolo y haciéndole disfrutar un poco, con la atención de gustabo en esa zona, empujó un poco más el juguete, logrando meter poco más de la mitad.
-¿No decías que era muy grande?-.
La atención de gustabo fue a parar entre sus piernas donde podía notar como el dildo ya estaba más allá de la mitad.
Con las mejillas rojas miró al alfa.
-Termina por tu cuenta-.
Guió una de las manos de este a la base del juguete y se apartó un poco para que pudiese experimentar un poco, aprovecho para tocar un poco por encima el bulto en su pantalón, por mucho que doliera sabía que debía atender primero a gustabo.
Con la mirada fija en Conway y lento termino de meterse el dildo.
-Muy bien, ahora tira hacia afuera-.
Gustabo jalo el juguete de manera algo rápida, haciendo una mueca de desagrado.
-Así no, déjame-.
Se acercó al omega y con algo de rapidez introdujo la longitud del juguete y volvió a sacarlo, empezando a crear un ritmo a las estocadas, estaba atento a la cara de Gustabo ya que buscaba aquel punto en su interior, los gemidos se quedaron atorados en su garganta, cuerpo se puso rígido y su espalda se había arqueado haciendo casi un arco.
Conway sonrió satisfecho, había encontrado el punto de Gustabo y le había dejado en las nubes.
Su mano libre fue a parar a la boca abierta del menor, quien se encontraba jadeando, buscando recuperarse de esa descarga de placer, coló uno de sus dedos en su boca mientras deslizaba el juguete fuera y dentro, apenas rosando el punto G del chico, torturándole.
Gustabo daba quejidos mientras miraba al alfa que solo estaba jugando con el dildo.
Hizo uso de su cara de gatito, suplicando por el clímax, mientras Conway se deleitaba con su dedo entrando y saliendo de entre esos labios rojizos.
Al final cedió, empujó todos la logitud del juguete y comenzó a hacer círculos y a dar estocadas contra esa zona.
Se inclinó, pegando su cuerpo contra el de Gustabo quien ahora tenía la boca completamente abierta, dejando que dos dedos más se unieran y entraran a su boca, intentaba cerrar su labios alrededor de los dígitos, llegado un punto solo podía arquearse con los ojos cerrados y soltando gemidos entre cortados.
-Eso es Gustabin-.
Se corrió manchando su abdomen de semen y parte de la camiseta y pantalón del superintendente con su lubricante.
Uso sus últimas energías para mirar al alfa mientras daba pequeños lengüetazos a los dedos que descansaba en sus labios.
-Ya está...-.
Saco el dildo, escuchando el quejido del omega, le miró, notando como este se había quedado profundamente dormido.
Sabiendo que este se quedaría así al menos media hora tomó camino al baño, esperaba que el agua fría fuera suficiente para bajar su problema.
Llevaba cinco minutos parado bajo el agua fría, pero nada parecía funcionar.

Ahora está en sus manos...
Opción1- interviene gustabo, historia más corta y saltaríamos a desarrollar a segis e ivanov

Opción 2- se las apaña solo, historia más larga y soft

Canela y miel por error Where stories live. Discover now