Capítulo 21: el valor de la amistad.

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La canción en multimedia es para cuando Erika y Dominik estén hablando por si se les apetece escuchar música cuando leen.

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"Supongo que cuando estés en el momento sabrás qué es lo correcto."

Eso fue lo que le dije a Billy en la llamada de anoche como si en algún momento yo hubiera sabido "qué es lo correcto", como si aconsejara a base de mi propia experiencia. Podría justificarme diciendo que cuando empezó a gustarme Jenny sentí que era lo correcto aún si ella no iba a corresponder a mis sentimientos. De cualquier forma, mi justificación se caía sola ya que en este momento también he llegado a pensar que lo correcto sería ignorarla y no volver a hablarle nunca más porque no quería llegar al día en el que tengamos que hablar de ello y me rechace de una manera que sí podría romperme el corazón.

Entonces, llegué a la conclusión de que mi consejo no solo era probablemente bastante inútil sino que no tenía el derecho de decirle algo como eso a alguien como Billy ya que muchas veces yo había tomado la decisión de que lo correcto eran cosas que en efecto no estaban demasiado bien. Después de darle muchas vueltas a mis pensamientos supe que no sabía qué era lo correcto, aunque no estaba segura de que en realidad alguien lo supiera.

¿Qué es lo correcto?

Me senté en la parada de autobuses a ver cómo los autos pasaban. Era temprano aún y al parecer habían cancelado la primera clase del día, por lo que decidí quedarme un rato en la parada simplemente observando hacia la carretera como si fuera lo mejor que tuviera por hacer.

Luego sentí que alguien tomaba asiento a mi lado por lo que desvié todos mis sentidos que hace un segundo estaban centrados en lo que estaba en frente de mí y los enfoqué hacia la persona que en ese momento estaba sentada a mi lado. No esperaba encontrarme a nadie conocido ni nada muy interesante o fuera de lo normal, pero tal fue mi sorpresa al ver a Jennifer sentada junto a mí que casi me caigo del asiento. Ella no dijo nada cuando notó que la estaba mirando así que yo tampoco dije una sola palabra. La pelirroja estaba observando hacia la carretera tal como yo lo estaba haciendo hace unos segundos, así que imité su conducta.

No sé cuánto tiempo estuvimos observando a la carretera sin siquiera dignarnos a dirigirnos la mirada, solo sé que el silencio en realidad no se me hizo incómodo y tampoco sentí la enorme necesidad que tenía antes de abrazarla, tocarla o al menos simplemente decirle unas palabras. Tampoco sentí la necesidad de pedirle perdón como tampoco sentí la necesidad de mirarla.

Entonces supe que ese era el momento correcto para hablar tanto como supe que realmente cuando fuera el momento sabrías cual era el momento correcto.

—Un auto rojo —solté de la nada, sin darle un contexto de lo que decía y aunque al inicio la pelirroja pareció totalmente perdida de lo que yo había dicho, entendió en un segundo.

—Uno...Dos autos negros —declaró mirando a la carretera fijamente.

—No es justo, el negro es un color muy común —reclamé cruzándome de brazos—. Elige otro color.

El club de los rechazados.Where stories live. Discover now