Capítulo 14: sentirse claustrofóbico (pt II)

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En ese instante solo podía percibir los sonidos lejanos de voces obstruidas por alguna pared invisible

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En ese instante solo podía percibir los sonidos lejanos de voces obstruidas por alguna pared invisible. Las vibraciones graves y agudas de su voz, como si estuviera bajo el agua. Zack me hablaba pero no podía escuchar lo que decía ni distinguir su voz de entre las demás, solo lo sabía porque podía verlo, pero mis demás sentidos estaban entorpecidos.

Se me dificultaba respirar, no sentía nada más que la presión en los pulmones, como dije antes, no escuchaba bien, no olía nada, no distinguía nada e incluso la visión comenzaba a engañarme en ese momento. Estaba perdiendo la noción del tiempo y de lo que pasaba al rededor de mí, solo luchaba contra mis pulmones para poder seguir respirando. Entonces de repente todo se hizo borroso, cuando me di cuenta, aparentemente Dominik me estaba besando y lo único que pude hacer en ese momento fue contener la respiración.

Luego lo golpeé en la mejilla con fuerza, lo suficiente como para dejar una marca roja en su rostro.

—¿Qué demonios acabas de hacer? —exclamó Raquel con ira antes de que yo dijera nada.

—Mira, ya se calmó.

—¡Ya se calmó tu puta madre! ¿Qué te pasa en la cabeza idiota?

—Debes admitir que su plan fue efectivo —comentó Erika cruzándose de brazos con una sonrisa burlona, yo entorné la mirada—. La rarita ha dejado de hiperventilar.

—Podíamos ponerle un olor fuerte en la nariz. No era necesario besarla —masculló Dustin inclinándose hacia Zack, que lo miró levantando una ceja.

—Por dios, suena como si estuvieras celoso, Dustin —soltó Erika causando que el castaño se tensara—. No puede ser... ¿estás celoso?

Y un silencio sepulcral reinó en la habitación. Pero fue interrumpido por Billy.

—Lo más importante ahora es buscar una salida antes de que Jennifer sufra otro ataque. Nunca he entendido por qué ustedes hacen tanto drama por cada pequeña cosa.

—Estoy bien —declaré entornando la mirada—. Gracias por preguntar

—¿Y no me vas a agradecer? —pronunció Dominik de repente.

Lo que no solo me causó molestia a mí sino que al parecer, Raquel no pudo controlar su enojo y se dirigió hacia el rubio para —muy probablemente— golpearle. Por suerte, antes de que las cosas se salieran de control nuevamente, Zack se puso en el medio de los dos para así evitar un problema más. Lo más importante en ese momento era encontrar una manera de salir.

—¿Tienen alguna idea de cómo salir? En lugar de seguir peleando como idiotas podrían encontrar alternativas. En caso de que no lo hayan notado, al cerrar por alguna razón a este estúpido salón no le llega la señal y la  puerta solo se cierra desde fuera.

—Los vidrios de la escuela están blindados —declaró Dominik causando que todos en la habitación le dirigieran una mirada extraña—. ¿Qué? Solo lo sé.

El club de los rechazados.Where stories live. Discover now