24. Ahora mismo te estoy odiando mucho

51.1K 3.8K 735
                                    

Me había resfriado. Pasar casi una hora en el exterior, a las nueve de la noche y nevando no ayudó en nada. Pasé un día treinta de diciembre enferma en mi casa, pero el treinta y uno fue el peor de todos. Me desperté congestionada a más no poder, con fiebre, tos y estornudos por doquier. Me acompañaba a todas las estancias de la casa un paquete de pañuelos y una bolsita para ir echando los usados dentro.

―De verdad que siento mucho no venir... ―Suspiré al teléfono―. Mañana seguro que me encuentro mejor y podré venir a colocar las cosas en los estantes.

No te preocupes por nada, Kay ―exclamó Sarah―. Tú recupérate bien y, si hace falta, aplazamos la apertura.

―No, mujer, que no me estoy muriendo. ―Reímos―. Mañana seguro que estoy mucho mejor. Siempre, después del peor día, el balón viene mucho más rápido.

Bueno, esperemos que así sea. Si necesitas cualquier cosa durante el día, avísame, ¿vale? Puedo traerte medicamentos, comida o lo que quieras. Incluso puedo ducharte aunque sería un poco extraño, ¿no?

Lancé una carcajada que me hizo doler la garganta pero no me importó.

―No hará falta tanto. Pero muchas gracias por todo, de verdad.

Colgué tras intercambiar un par de palabras más. Miré en la lista que me había hecho la noche anterior y vi que el segundo nombre era el de Aura. Tenía que llamarla también. Esa noche, como era fin de año, habíamos reservado una de las salas vip de una discoteca para ir un gran grupo de gente. Obviamente no podría ir. Sentía que me moría, de verdad.

Hola ―canturreó contenta Aura. Sonreí sin poder evitarlo.

―Hola, guapa.

Uy, uy... Esa voz pinta fatal.

―Por eso te llamaba, Aura. No podré ir esta noche. No quiero exagerar, pero siento que me muero. Sé que mañana estaré mejor, pero hoy... nada. Lo siento mucho.

¿Pero cómo vas a sentirlo por eso, mujer? Lo que tienes que hacer es quedarte en casa tapada hasta las cejas y no salir para nada hasta que estés perfectamente. Ahora mismo te traigo un mucolítico que va de maravilla y un antitusivo, que tienes la voz como si la garganta estuviera cortada por cuchillas.

―Sí, la verdad es que tengo mucha tos, pero ahora estoy chupando un caramelo para no toser tanto ―dije antes de sacar la lengua y mirarme el caramelo, el cual estaba ya súper pequeño.

―Pues ya mismo voy para tu casa con todo eso. ¿Necesitas algo más?

―No, no. Tengo de todo.

Vale, sobres de sopa de pollo con fideos para que puedas hacértelo rapidito esta noche, un poco de chocolate que va perfecto y sobres de infusión de tomillo que va de maravilla para la tos. Por cierto, ¿tienes miel?

―Sí...

Vale, perfecto. Pues estoy allí en... diez.

Y me colgó.

Aura era una gran amiga. Tenía que quererla con todo mi corazón sí o sí.

Decidí sentarme en el sofá, tapada con una manta y ponerme a editar el vídeo del lunes. Esa Navidad había dejado muchas cosas atrasadas por todo el tema de la tienda y por tener que ir a casa de mis padres, así que debía ponerme al día a pesar de estar enferma.

No llevaba ni diez minutos con el ordenador cuando tuve que dejarlo porque me mareaba.

«Odio esto...»

KENNETH © (EN AMAZON CON CONTENIDO EXCLUSIVO)Where stories live. Discover now