5. Es un tiburón

56.5K 4.2K 505
                                    

El timbre de mi apartamento sonó mientras preparaba el set para grabar, entrada la tarde del domingo. Fui rápidamente a ver quién era, a sabiendas de que seguramente sería Aura. En efecto, en la pantallita del interfono apareció su rostro, así que la abrí. Aproveché su subida en ascensor para ir al dormitorio y encender el aire con la intención de refrescar la estancia antes de grabar. Abrí de nuevo la puerta de mi casa justo cuando sonaba el timbre del ascensor y este se abría, dando paso a Aura y su enorme sonrisa.

―¡Hola! ―saludé contenta, con los brazos en alto.

―¡Hola, Kay!

La acogí en mis brazos y ella me apretó fuerte, igual que yo. Besé su mejilla; ella hizo lo mismo. Entramos en casa y la invité a dejar sus cosas sobre la mesa para no tener que llevarlas encima más rato.

Anoche, entre chupito y chupito, le propuse grabar un vídeo juntas. Sin guión, sin tema fijo; simplemente contando anécdotas curiosas o graciosas, además de anunciar que había encontrado a mi alma gemela neoyorquina. Solía hacer ese tipo de vídeos con las personas que más apreciaba (contando anécdotas), por ejemplo con mi hermano, mi amiga inglesa Juliette, con Eliza... Solo me habían hecho falta dos días y una ronda de chupitos para saber que Aura debía aparecer en uno de estos vídeos. Pensé que cuando me despertara quizá cambiaría de opinión, pero no; lo primero que hice al abrir los ojos por la mañana, con una mini resaca encima, fue llamarla y proponérselo de nuevo, por si se le había olvidado.

A intensa no me ganaba nadie.

Y a ella tampoco.

Por eso éramos tan iguales en muchos aspectos. Aunque, ojo, no en todos.

―Toma, un poquito de agua por si te entra sed ―le dije dándole una botella mientras acomodábamos el set a nuestro gusto.

―Perfecto ―canturreó agarrándola―. ¿No te haces guión o algo?

―No, voy a pelo.

Aura soltó una risita y yo sonreí mientras iba a mi tocador a por los polvos traslúcidos. No había cosa que me gustara menos que los brillos de mi cara cuando grababa. Vi que ella sacaba su móvil.

―Me he apuntado las tres anécdotas en las notas, con pautas para no explayarme. No quiero que luego te tengas que matar en la edición, cortando partes y de más.

―¡Oh, genial! ―Sonreí―. Deja que te eche un poco de polvos para que así no te brille la cara con los focos.

Aura cerró los ojos y sonrió en mi dirección. Me reí sin poderlo evitar y le apliqué los polvos traslúcidos en la frente, la barbilla y la nariz. Luego hice lo mismo con mi rostro. Una vez listas, nos sentamos en mi cama de cara a la cámara. Le di algunos consejos e instrucciones para que no se pusiera nerviosa y no se trabara, aunque ya sabía que yo la ayudaría en todo momento.

―¡Hola, hola! Yo soy Kay y bienvenido o bienvenida ―señalé a mi alrededor― a mi canal. Hoy no estoy sola, para variar un poco. Estoy sentada al lado de la persona a la cual conozco de apenas unos días y con la que seguramente me casaré cuando sea vieja, en el caso de que ambas sigamos solteras. Ella es Aura.

―¡Hola! ―saludó contenta con sus manos y una sonrisa que iluminó la estancia más que los focos.

―Como bien pone en el título, vamos a hacer un vídeo de anécdotas. Ya sabéis que solo hago esta sección con las personas que llevo aquí ―Señalé mi pecho―. Así que, para presentaros a Aura y sepáis por qué la llevo en el coração, voy a contar la primera anécdota que, por supuesto, nos concierne a ambas. Pero antes... Una mini presentación, por favor, Aura.

KENNETH © (EN AMAZON CON CONTENIDO EXCLUSIVO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora