22. Siento que ya no puedo más

47.6K 3.8K 687
                                    

k e n n e t h

Parecía que todo el mundo estaba en mi contra. Primero mi socio quiso quitarme el caso para que no lo llevara yo ya que me tocaba de forma muy directa; luego Aura me pidió que abandonara el caso porque me estaba convirtiendo en una persona totalmente diferente, algo en lo que yo no estaba de acuerdo en absoluto; después Logan y Eliza que insistían en que traspasara el caso a algún colega porque no sería capaz de llevarlo yo; y por último, la chica de la que estoy enamorado me dice que necesito ayuda psicológica.

Las personas de las que me gustaría tener el apoyo solo hacían que desconfiar de mí y de mi profesionalidad. Yo consideraba seriamente que era capaz de apartar mi sed de venganza en el momento del juicio. Solo iba a ser una horita, menos si me apresuraba a despellejarlos rápido.

Pero la pregunta clave que me tenía un poco de cabeza era: Y después, ¿qué? ¿Me sentiría mejor tras mandarlos a la cárcel? Estaba claro que nadie me devolvía a Douglas, pero se supone que acabaría satisfecho al ver a esos hijos de puta entre rejas, ¿no?

Bueno, no era momento de pensarlo. Tenía mucho trabajo.

Era domingo y casi hacía dos semanas que no me hablaba ni con mi hermana ni con Kayla. Aura se había enfadado conmigo por mi cabezonería y por haber tratado "tan mal" a Kayla un par de lunes atrás. Yo no estaba de acuerdo con lo que ella decía. Yo estaba en mi pleno derecho a enfadarme con Kayla. No me quería entender y eso que era más fácil que dibujar un rectángulo. Decidió ponerse del lado que no le correspondía en vez de en el mío.

Sabía que Kayla estaba enfadada conmigo, pero yo también lo estaba con ella. Yo solo necesitaba que me entendiera, que me apoyara, y ella no quería hacerlo. Ella prefería recurrir al viejo truco de "necesitas ayuda profesional".

Como el bufete estaba cerrado el lunes, trabajé un rato en casa por la mañana y luego me fui a casa de mi madre a verla. Quizás ella sí podría darme el apoyo que necesitaba. Era la única que me quedaba.

―Hola, cariño ―dijo mamá cuando me vio entrar al salón.

Sabía que a esa hora mi padre no estaba en casa porque iba a jugar al golf con sus amigos.

―Hola, mamá ―saludé quitándome la chaqueta.

―Hay una cafetera hecha. Pon un poco de café en una taza y siéntate aquí conmigo, anda.

Y eso hice. Agarré una taza del armario, vertí café y luego un poco de leche. Fui hacia el salón con mi madre y me senté en el sillón que siempre usaba para jugar a la Play cuando vivía en casa.

―¿Por qué no me lo habías contado?

―Porque daba por hecho que la cotorra de tu hija te lo había dicho ―dije sabiendo que se refería a lo del juicio.

―Cuéntame, cariño. ¿Por qué no te hablas con tu hermana?

―Porque tiene los cojones de decir que este caso me está cambiando y que tengo que abandonarlo. ―Bufé. Le di un trago al café e hice una mueca mirando a mi madre―. Vaya mierda de café, mamá. ¿Qué es esto?

―A mí me gusta ―se justificó con una sonrisa divertida. Dejé la taza en la mesita.

―Lo que te decía... No voy a dejar el caso, de ninguna de las maneras. Sé que Douglas no descansará en paz hasta que esto se resuelva. Y quién debe hacerlo soy yo. Y yo sé que tampoco estaré bien del todo hasta que esté todo zanjado.

Mi madre me agarró de la mano y la besó, mirándome a los ojos. Esbozó una pequeña sonrisa.

―Douglas era la mejor persona que había sobre la faz de la tierra.

KENNETH © (EN AMAZON CON CONTENIDO EXCLUSIVO)Where stories live. Discover now