8. El amor es lo más maravilloso de este mundo

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El martes desperté y, como muchas mañanas hacía, me metí en la prensa de Nueva York para echar un vistazo. Aún tumbada en la cama leí las noticias que habían subido en la última hora. No vi nada interesante más que la noticia de una revista que daba fecha a las firmas de libros de Eliza. Estuve a punto de dejar el móvil pero algo llamó mi atención.

"El destripador de Nueva York manda a la cárcel a James Horner, hijo y cofundador de Horner 's, la inmobiliaria más grande del país".

«Uy, click»

Entré en el artículo y comencé a leerlo.

"El empresario insistió repetidas veces en su inocencia pero Adamson lo destripó en menos de diez minutos, tiempo que tardó en venirse abajo. (...) Adamson se mostró impasible a los llantos de la mujer del demandante, la cual fue una de las testigos de Horner, y en ningún momento dejó de preguntarle, lanzando cortantes acusaciones, alegando no tener tiempo para tonterías. (...) Finalmente, el jurado popular encontró culpable al acusado y el juez dictaminó sentencia. El empresario irá catorce meses a prisión y pagará una multa de varios miles de dólares...".

Había algunas fotos del juicio, solo un par. Una de ellas era de la mujer de Horner, según el pie de foto, llorando, y Kenneth estaba de pie delante de ella con su expresión de... capullo y las manos a la altura de su pecho, como si estuviera gesticulando.

Me parecía... asqueroso. Joder, quería pegar a Kenneth. Quería hasta insultar y decir malas palabras a montones. Estaba bien que encarcelara a los malos, pero que presionara de esa forma a la mujer de un acusado que se está deshaciendo en lágrimas lo encontraba repugnante.

La noche del sábado me gustó mucho conocer un poco más a Kenny, aunque fuera solo la esquinita de un mapa gigante lo que logré conocer. Y no me pareció TAN mala persona como yo pensaba. Disfruté de ese ratito con él, de sus pequeñas caricias y el coqueteo evidente que había. ¡Porque lo hubo!

Pero ese artículo volvió a cambiar mi perspectiva.

Esa mañana tenía una entrevista en la radio, así que me di una rápida ducha y dejé que el pelo se me secara al aire. Lo tenía de un rubio que se aclaraba en las puntas y se oscurecía muy poco en las raíces. Era ondulado y largo aunque hasta hacía dos años había sido un pelo rizado de lo más complicado de domar. Me puse un vestido verde de manga tres cuartos que se ajustaba a mi cuerpo hasta la cintura y la falda tenía un vuelo súper bonito. Me llegaba hasta un palmo por encima de las rodillas. Maquillé mis ojos con sombra verde clarita, los delineé y eché un poco de máscara. Un poco de brillo de labios y lista. Jamás me ponía rubor porque ya tenía los cachetes colorados naturalmente.

Salí rápidamente de casa con mi rebeca blanca en mano y saqué mi móvil para asegurarme de la hora que mi agente me había mandado. Cuando salí del metro y me encaminé hacia la emisora, la cual no quedaba lejos del bufete en el que mi hermano tenía su despacho principal, saqué mi móvil de nuevo y entré en Instagram.

―¡Hola, hola! Casi se me pasa deciros que en dos meses se estrena la nueva película de mi amiga Jamie Thorn, "Alias". Ayer dijeron la fecha y estoy que me muero por verla. Sabéis lo que me gusta la ciencia ficción y más si la dirige Jamie. Habrá referencias feministas de los años ochenta y noventa, algo que incrementa mis ganas de verla. Voy a dejar por aquí el enlace para que podáis comprar las entradas en preventa. ¡Están cinco dólares más baratas! Un besito y nos hablamos pronto.

No era una colaboración, como la mayoría de cosas que anunciaba de esa forma. Jamie Thorn y yo nos habíamos conocido un tiempo atrás en un evento y, a pesar de no hablar cada día, nos poníamos al día semanalmente para saber cómo estábamos. Era directora y guionista de cine y era la leche de buena.

KENNETH © (EN AMAZON CON CONTENIDO EXCLUSIVO)Where stories live. Discover now