7. De algo debo morir

52.4K 4.5K 1.3K
                                    

Llevaba ya un mes en la Gran Manzana y últimamente había estado trabajando mucho. Me citaban en muchos sitios distintos de la ciudad y siempre iba con un cohete en el trasero empujándome hacia todos lados. A pesar de eso, siempre sacaba hueco para verme con Eliza y Aura.

El sábado decidimos salir a un pub exclusivo que quedaba al este de Central Park. Decidimos hacer videollamada las tres para elegir juntas lo que nos pondríamos ya que no teníamos ni la menor idea. Yo acabé eligiendo una falda corta de polipiel blanca y un top granate de encaje y de tirantes finos, con un escote en pico algo pronunciado. Y, en los pies, unas sandalias de tacón negras a conjunto con mi bolso. Me maquillé sutilmente con algo de brillo de labios y los ojos con un ahumado de colores café, y poco más.

Llegamos al pub un poco tarde, a las diez y media. Era consciente de que mi hermano iba a estar allí, pero deseaba que Kenneth no llevara el dichoso traje negro. Entramos al pub y subimos directamente donde Eliza nos llevó. Era un reservado gigante, al cual nos dejaron entrar después de que le dijera cuatro palabras al de seguridad. Busqué con la mirada a mi hermano e inconscientemente también a Kenneth, pero no los vi.

Bueno, mejor.

Pasamos por el guardarropa, donde un señor nos colocó las chaquetas y bolsos y nos dio unos ticket para cuando quisiéramos ir a por ello de vuelta. Fuimos directas a la barra y, para no romper la costumbre, nos tomamos unos pocos chupitos de tequila de bienvenida. Tres de golpe. No me juzguéis, era mi día libre. Estuvimos un buen rato en la barra charlando y poniéndonos a tono, pero al final, no sé cómo, nos dispersamos.

No iba borracha, iba contentilla, aunque un poco más que el día que fui a cenar con Aura. Cuando salí del baño, fui hacia la pista, me mezclé con la gente y comencé a bailar sola. ¿Por qué no? Choqué con un chico pelirrojo y le pedí un millón de disculpas antes de escaquearme con rapidez cuando quiso comenzar a hablar conmigo. No quería hablar, yo quería bailar.

Mientras bailaba entre la gente que se empujaba la una a la otra sin razón alguna porque había espacio de sobras, divisé a Kenneth. No, a Kenny. Iba vestido con un jean y una camisa negra que le quedaba de maravilla. ¿Había dicho ya que me perdían los hombres con camisa negra? Estaba sentado en una de las mesas que rodeaban la pista de baile con un par de hombres que no conocía pero me sonaban, y hablando con una chica con el rubio más claro que el mío. Era guapísima.

Estuve bailando un rato mientras le iba dando tragos a mi vaso de whisky de vez en cuando. Lo iba mirando continuamente y en una de esas, vi que me miraba también. No aparté la mirada de él mientras bailaba, pero él tampoco la apartó de mí. Decidí dejar de mirarlo porque me intimidaba y a la vez me ponía un poco nerviosa. Me di la vuelta y seguí bailando y bebiendo.

No pude aguantarme y me giré cuando acabó la canción y comenzó otra. La chica ya no estaba y él no me miraba. Miraba hacia la derecha. Miré yo también hacia allí y vi a mi hermano dirigirse a su mesa. Aminoré el ritmo de mis bailes y decidí ir a saludarlo. Me bebí lo que restaba de líquido rápidamente para que no me dijera nada y me acerqué a él y sus amigos. Dejé disimuladamente el vaso en la mesa y lo abracé haciéndolo caer en el sofá, sentado.

―Kay. ―Se rio.

―¡Hola! ―Besé su mejilla sonoramente y me levanté pues había quedado en una posición bastante extraña. Me alisé la falda con las manos―. Qué guapo vas.

―Tú también. ¿Y las chicas?

―No sé, las he perdido. Llevo rato bailando por aquí sola.

Él chasqueó la lengua y negó con la cabeza. Me agarró de la mano y me hizo dar la vuelta, dejándome de caras a los otros dos hombres, ambos morenos y muy atractivos. Les sonreí.

KENNETH © (EN AMAZON CON CONTENIDO EXCLUSIVO)Where stories live. Discover now