20. El traje de malo

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Acción de Gracias pasó, por suerte, rápidamente. La pasé con Logan y el resto de mi familia en mi pueblo natal de Montana, Kalispell. No me gustaba cuando nos reuníamos tanta gente porque nunca éramos solo mi familia. Venían algunos amigos de mis tíos o de mis padres y siempre resultaban ser personas bastante interesadas y no me acababan de caer bien. Me agobiaba.

Solo quedaban dos semanas y poco más para Navidad y ya tenía ganas de volver a ver a mis padres. Solo estuvimos allí tres días y uno de ellos ambos trabajaron y los otros dos tuvimos a gente en casa a montones, por lo que no pudimos pasar tiempo con ellos.

Estábamos a lunes y pasé toda la mañana en el local que ya habíamos alquilado. Sarah y yo nos encargamos de limpiarlo mientras Sophie se encargaba de mandar por correo todos los pedidos que se habían hecho el fin de semana. El local era grande pues años atrás había sido una de las librerías más grandes de la zona. Solo necesitaba una mano de pintura, levantar un par de paredes de pladur para hacer un almacén y listo. Bueno, obviamente necesitaba la decoración ya que no había absolutamente nada.

Alguien golpeó un par de veces la puerta del local y fui a abrir porque sabía que era Aura.

―¡Ay, me encanta! ―exclamó cuando entró en el local, sin apenas saludarme. Yo me reí y ésta me abrazó y besó mi mejilla―. Hola, guapa.

―Hola ―dije contenta―. Gracias por venir. Ella es Sarah. Sarah, ella es Aura.

―¡Encantada, Aura! ―dijo acercándose sonriendo. Se saludaron con un abrazo y Aura se frotó las manos.

―Me encanta este local. Con el presupuesto que me habéis dado, voy a hacer maravillas aquí. ¿Tenéis los planos?

―Sí. ―Sarah se fue corriendo por los planos, los cuales habíamos dejado en la escalera que subía a los despachos―. Aquí tienes. El cuñado de mi hermana ya ha marcado donde van las dos paredes de pladur para el almacén. Vendrán a hacerlas el viernes.

―Genial...

Aura se puso de caras a donde iba el almacén, que sería al final del local, y miró un poco.

―¿Queréis seguir un estilo como el de las fotos de Pinterest que me mandasteis? ―preguntó mirándonos―. Porque se me acaba de ocurrir una absoluta maravilla.

―Sí, más o menos. Queremos conservar este parquet y que todo sea como muy sencillo pero acogedor, ¿sabes? Mostrador y estanterías blancas... ―dijo Sarah haciendo gestos con sus manos.

―Nos vamos a entender bien ―respondió Aura con una sonrisa―. Este suelo es una maravilla y a pesar de ser marrón, los muebles blancos quedarán de maravilla.

―En esta zona queremos poner el logo de la tienda. ―Sarah señaló un hueco que había al lado del aparador―. A Sophie y Kay se les ha ocurrido hacer sorteos mensuales y para participar las personas tendrán que hacer una foto del producto que hayan comprado con el logo de fondo y subirla a redes.

―Me parece estupendo... Voy a hacer foto de los planos y el lunes de la semana que viene os traigo algunos diseños digitales para que me digáis si sí o si no, ¿qué os parece?

―Perfecto ―dijimos ambas a la vez.

Cuando Aura se fue, Sarah y yo seguimos limpiando lo poco que quedaba. No estaba tan sucio como las dos pensábamos antes de entrar al local bien temprano por la mañana. Cuando llegó Sophie, nos ayudó a terminar de limpiar. Cuando acabamos era casi la hora del almuerzo así que nos despedimos y quedamos con vernos el viernes por la tarde para ver cómo quedaba el local con las paredes de pladur ya hechas.

Fui a mi apartamento para ducharme y vestirme de nuevo, bien abrigada porque hacía un frío de la leche. Me vestí con un jean de tiro alto, una camiseta de manga larga granate y encima un jersey gordito del mismo color. Tras calzarme unas Dr Martens negras y maquillarme los ojos con un rojo clarito, me coloqué el accesorio imprescindible y por excelencia de las últimas semanas: mis gafas.

KENNETH © (EN AMAZON CON CONTENIDO EXCLUSIVO)Where stories live. Discover now