CAPITULO 21

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NARRA SAMANTHA:

-Pero bueno, que guapos estáis. - dijo Mai cuando abrimos la puerta y nos tuvo cara a cara.

-Tú no te quedas atrás. Me encanta tu vestido.

-Gracias Hugo, cuando quieras te lo dejo.

Mi hermano se empezó a reír y Maialen también.

Bajamos a la calle y nos dirigimos a la casa de Flavio y Anaju. Se me formó un nudo en la garganta al pensar que tenía que volver a ver a Flavio después del momento que habíamos pasado en mi habitación.

Llegamos a su casa y Hugo llamó al timbre. Después de unos segundos, apareció Anaju. Nos dijo que fuésemos con ella. La seguimos y después de cruzar el jardín, entramos por la puerta de su casa. Nos dijo que nos sentáramos y se dirigió escaleras arriba.

-Fla, baja ya, que yo tengo que terminar de arreglarme- se le escuchó decir mientras golpeaba una puerta.

Cuando escuché unos pasos dirigiéndose a nosotros bajando las escaleras, mi cuerpo se vio recorrido por un escalofrío. Los nervios me estaban comiendo por dentro, y mi hermano, no sé cómo, se dio cuenta.

-Tranqui Sam, no te va a comer. Además, no tendría que darte vergüenza, ¿no?

-No sé. Así soy, y no lo puedo cambiar.

Noté algo rozándome las piernas, y cuando miré hacia abajo, vi un gato. Entonces me agaché a acariciarlo.

-Hola bonito- le dije con voz de bebé.

-Se llama Rubio- escuché a los dos segundos.

Levanté la vista y vi a Flavio vestido completamente de negro mirándome sonriendo.

-Es muy bonito.

Me dijo algo que no escuché bien y le pregunté que había dicho.

-Nada. - se puso rojo, e intenté mirarlo a los ojos, pero me apartó la mirada.

No le di mucha importancia y seguí acariciando al gato hasta que Anaju bajó las escaleras.

-Me flipa tu pintalabios Jujiti- dijo Maialen.

-Si, es muy bonito- dije acercándome a ellas.

-Gracias chicas, si queréis, os lo dejo después.

-Ya nos podemos ir- dijo la madre de los mellizos saliendo de una habitación con la llave del coche en la mano y un bolso marrón colgado del hombro.

Salimos de la casa y a unos tres metros, estaba el garaje.

Entramos en él y seguidamente entramos en el coche. Lola conducía, Anaju se puso a su lado, en el medio se puso Flavio teniéndome a mí en el lado derecho y a Hugo en el lado izquierdo, y detrás de Hugo se sentó Maialen.

El coche estaba impecable, y los asientos estaban forrados con una tela de leopardo. Me pareció super elegante.

Lola puso Los 40 en la radio, y cada canción que salía, era cantada por nosotros. De vez en cuando notaba como Flavio me miraba, pero cuando yo le miraba y le sonreía, él apartaba la mirada. No sé qué le pasaba, luego le preguntaría.

NARRA FLAVIO:

Anaju entró a mi habitación.

-He llamado a Hugo y le he dicho que en una hora y media tienen que estar aquí.

-Vale, lo veo bien.

-Va a ser una noche inolvidable.

-Eso seguro. Cada vez que vamos a casa de Gerard es inolvidable.

NO CREO EN EL AMOR  [FLAMANTHA]Where stories live. Discover now