CAPITULO 8

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NARRA FLAVIO:

A las cinco y dos minutos de la tarde, la puerta de la casa se abrió, y aparecieron mi hermana, Maialen, una chica y un chico desconocidos para mí. Se acercaron un poco al centro del jardín y Maialen nos llamó la atención. Todos los miramos, cuando los presentó, me fijé en que la chica se había puesto un poquito roja, y me pareció una monada. Después de un rato, la chica rubia se acercó a mí, se sentó en una silla de plástico blanca, sacó su móvil dorado y empezó a hablar con alguien. A mediados de la conversación se empezó a reír, yo la miré y se me formó una sonrisa en el rostro. Mi hermana la llamó y apareció el chico rubio, siguió con la conversación y cuando terminó, me miró y me dijo:

-Hola, soy Hugo, encantado.

-Hola, yo soy Flavio, igualmente- contesté feliz.

Dejé el libro cerrado sobre la toalla. Seguimos hablando y me pareció un chico bastante majo, se le veía buena persona.

La hermana de Hugo salió de la casa con Anaju y me quedé mirándola. Hugo se percató de eso y se empezó a reír.

-Ella es Samantha, es mi hermana melliza, pero no tenemos casi nada en común, y no nos parecemos en nada físicamente. Solo en el pelo y los ojos.

Samantha se acercó a nosotros, Hugo se levantó, le dio un abrazo y un beso en la mejilla y se marchó.

Ella se volvió a sentar, me miró y me sonrió. Yo también le sonreí. Estuvimos un rato largo mirándonos a los ojos y sonriendo hasta que decidí romper el silencio.

-Soy Flavio, encantado- y le tendí la mano.

-Hola Flavio, yo soy Samantha- me dio la mano y una corriente de energía subió por mi cuerpo.

NARRA SAMANTHA:

Cuando Anaju me llamó, me acerqué a ella. Me enseñó la casa, bueno, solo la parte de abajo, que era un salón muy amplio y una cocina muy bonita, y me dijo que dejase el bolso en un sillón. Subió las escaleras y me dijo que la esperara abajo.

Al cabo de unos minutos, volvió con una caja negra pequeñita, y me la entregó.

- ¿Qué es esto? - le pregunté extrañada.

-Es tu regalo de bienvenida, mi hermano y yo lo compramos ayer por la tarde cuando Mai nos dijo que venía contigo y con tu hermano. Espero que te guste.

Abrí la caja lentamente y pude encontrar una pulsera de plata con un infinito.

-Ay, qué bonita, gracias- le dije y me acerqué a ella para darle un pequeño abrazo.

Salí al jardín de nuevo y cuando me estaba dirigiendo al lugar donde estaba antes, pude notar la mirada del chico que estaba al lado de mi hermano sobre mí. Me acerqué hacia ellos, mi hermano se levantó y después de darme un beso y un abrazo, se marchó.

Yo me volví a sentar, miré al chico con gafas y le sonreí, él hizo lo mismo. Después de un rato mirándonos, rompió el silencio.

-Soy Flavio, encantado- y me tendió la mano.

-Hola Flavio, yo soy Samantha- le di la mano y noté una corriente por mi cuerpo.

Abrió la boca para decir algo, pero antes de eso, Maialen nos llamó la atención para que fuésemos a la mesa a merendar. Había tarta de galletas, bizcocho de zanahoria, bocadillos, batidos de fresa y chocolate, zumos de todo tipo, y gominolas.

Me acerqué a mi hermano que estaba hablando con un chico.

-Hola Sam, él es Javy- me dijo mi hermano.

-Si, lo recuerdo, Mai nos presentó antes- dije y miré a Javy.

Estuvieron hablando y yo la escuchaba a medias, porque a parte de mi perdida de oído, estuve casi toda la merienda mirando a Flavio.

De vez en cuando, él me miraba y me sonreía. Yo apartaba la mirada al momento, pero después lo volvía a mirar.

Después de merendar, una chica llamada Eva y yo ayudamos a Anaju a recoger la mesa, mientras los demás se tiraban a la piscina sin esperar a hacer la digestión, otros volvían a poner música y Flavio volvía a la toalla.

Salí al jardín y me volví a acercar a él.

-Hola de nuevo, ¿qué te pasa? - le pregunté a la vez que me sentaba con él.

- ¿A mí? Nada, ¿qué me va a pasar?

-No sé, estás aquí solo, vente con los demás.

-Es que no me apetece, estoy cansado.

-Y si estás cansado, ¿por qué no te vas a tu casa?

-No puedo.

- ¿Y por qué no?

-Esta es mi casa- y sonrió.

-Anda, tú eres el hermano de Anaju ¿no?

-Exactamente, te has dado cuenta un poquito tarde ¿no? - dijo entre carcajadas.

-Si, es que no os parecéis.

A los pocos segundos me di cuenta de algo.

- ¿Entonces tú también has comprado esto? - le pregunté enseñándole la pulsera de plata.

-Ay, si, ¿te gusta?

-Claro que me gusta, es preciosa. Muchas gracias, Flavio.

-De nada, Samantha.

-Por cierto, ¿qué lees?

-Un mundo feliz, de Aldous Huxley. Es un libro de ciencia ficción.

Antes de que pudiera contestarle, noté como alguien me cogía en brazos, me llevaba corriendo a la piscina y me tiraba a ella.

Cuando saqué la cabeza del agua, vi a mi hermano de pie en el borde de la piscina, riéndose.

- ¿Por qué, que te he hecho yo a ti para merecer esto?

- ¿Recuerdas esta mañana? Te dije que te la iba a guardar, pues ya está.

-Pero eso no vale, yo no te mojé tanto.

-Se siente, es lo que hay.

Vi a Flavio al lado de Hugo, y me puse roja al notar que todos nos estaban mirando.

Flavio me dio la mano y me ayudó a salir de la piscina. Le di las gracias y me escurrí el pelo sobre el hombro de mi hermano.

Me quité el vestido blanco que se había vuelto transparente por el agua, Flavio me cogió de la mano y me llevó hacia nuestro rincón.

-Toma, para que te seques- me dijo dándome su toalla.

-No, no te preocupes, me seco al sol.

-Pues túmbate al menos en ella, ¿no quieres?

-Vale, eso sí.

Me tumbé boca arriba en su toalla y al rato me di la vuelta y me quedé boca abajo. No pude evitar sonreír.

NO CREO EN EL AMOR  [FLAMANTHA]Where stories live. Discover now