NO CREO EN EL AMOR [FLAMANTHA]

CAPITULO 3

Me desperté con los rayos de sol entrando por la ventana y el olor a chocolate y churros que provenía de la cocina, me hizo entender que no era la única que estaba despierta.

Bajé corriendo las escaleras, y al entrar a la cocina me encontré a mi madre con un delantal verde y una manzana dibujada en un lateral.

-Buenos días Samantha, ¿cómo has dormido?

-Buenos días mamá, extraña, pero bien.

-Bueno, ya te acostumbrarás a la nueva cama. ¿Puedes subir y decirle a tu hermano que baje?, que esto se va a quedar frío.

Subí las escaleras y al entrar en la habitación de mi hermano, lo vi durmiendo como un tronco. Entonces empecé a moverlo para despertarlo.

-Hugo, despierta- le susurré.

-Sam, son las 9 de la mañana, déjame dormir- me dijo con voz ronca.

-Si no te levantas ya, los churros con chocolate me los voy a comer yo sola.

Entonces, al escuchar estas palabras, se levantó como un rayo y empezó a correr escaleras abajo. Yo lo seguí a paso lento y riéndome para mis adentros.

Al llegar a la cocina, empezamos a comer y a hablar sobre cosas que fueron apareciendo por nuestros pensamientos en esos momentos.

Al acabar de desayunar, nos lavamos los dientes y nos preparamos para salir a conocer un poco Madrid.

Fuimos a la Plaza Mayor, dimos un largo paseo por el Parque del Retiro y nos hicimos fotos montados en las barquitas del lago. Después fuimos a comer a un restaurante que se encontraba cerca del Retiro.

Al llegar a casa, eran las 6 de la tarde y a los dos o tres minutos, oímos el timbre de la casa.

Mi madre fue a abrir, y se encontró a una chica mas o menos de la edad de mi hermano y de la mía.