CAPITULO 33

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Esa tarde, Samantha y Hugo se marcharon a su casa y Flavio y Anaju se quedaron en la suya. Ha pasado una semana y media y estamos a tres días antes de que empiece el nuevo curso: 18 de septiembre.

Flavio y Samantha están en un lugar en el que se ve perfectamente un precioso cielo estrellado. Samantha lleva un precioso vestido blanco y unas botas negras altas, Flavio, por su parte, va vestido completamente de negro. La rubia tiene los ojos cerrados ya que el chico que la acompaña se lo ha pedido, y él se acerca lentamente a ella, cerrando también los ojos.

NARRA SAMANTHA:

Justamente en el momento en el que noté los labios de Flavio pegados a los míos, me desperté de golpe, sobresaltada. Después de respirar para relajarme, miré el despertador. Eran las siete de la mañana y como era lógico, no iba a llamar a Anaju ni a Mai para ir a correr, así que me levanté de la cama, me vestí con ropa cómoda y salí de casa intentando no hacer ruido para correr yo sola.

Estuve casi una hora corriendo, en la que Anaju me llamó y le conté que ya había ido a correr sola, que no se preocupara. Cuando solté el móvil, un chico tatuado de pies a cabeza, me paró cogiéndome del brazo y me metió en una calle sucia y llena de pintadas. Me tapó la boca con la mano para que no gritase, pero no lo consiguió del todo, ya que le di una patada en la espinilla y cuando se agachó, puede gritar.

-No te resistas o será peor- dijo volviéndome a tapar la boca.

En ese momento escuché el sonido del motor de una moto, y la voz de un chico hizo que se separara de mí un poco.

-Déjala en paz- gritó acercándose a nosotros.

- ¿Y tú quién eres para decirme eso?

- ¿Y tú quién eres para tocarla sin permiso? Te he dicho que la sueltes.

Mientras hablaban, los chicos se iban acercando más. Yo me pude escapar hasta el principio de la calle y pude pedir ayuda a un señor que estaba cerca, que, gracias a mucho esfuerzo, consiguió separarlos, no sin antes llevarse algún que otro corte, ya que el chico de los tatuajes tenia una navaja escondida que no dudó en sacar.

El chico tatuado se marchó y yo acompañé al otro chico hasta su moto.

-Muchas gracias por ayudarme.

-No hay de qué. Por cierto, me llamo Lucas, ¿y tú? - dijo extendiéndome la mano para que la estrechase.

-Yo soy Samantha.

-Bueno Samantha, ¿quieres que te lleve a tu casa?

- ¿Me tengo que subir ahí? No gracias, prefiero ir andando.

-Anda ya, no tengas miedo. Toma, tengo un casco más.

Después de pensarlo por un rato, decidí montarme. Lucas me tendió un casco y después de ponérmelo, pusimos rumbo a casa. Pero por el camino, decidí cambiar el destino.

Cuando llegamos a una calle estrecha y divisé la casa de Flavio y Anaju, le dije que frenara.

-Bonita casa.

-En realidad, esta no es mi casa, es la de dos amigos.

-Ah, guay. Pues, nos vemos otro día. O no, mejor no, porque significaría que no te he tenido que salvar de nuevo.

-Muchas gracias, en serio. No sé cómo pagártelo.

-Con que me escribas o me llames un día, tengo suficiente- dijo sonriendo mientras sacaba un boli de su chaqueta y me pedía el brazo.

- ¿Vas con un boli a todos lados? - le pregunté mientras sonreía.

-Claro, nunca sé cuando lo tendré que utilizar.

NO CREO EN EL AMOR  [FLAMANTHA]Where stories live. Discover now