CAPITULO 10

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NARRA SAMANTHA:

Me desperté a las ocho, cuando sonó el despertador que tenía programado. Había quedado con Maialen a las ocho y cuarto en la puerta de mi casa para ir a correr, porque el mismo día que fuimos a casa de Flavio y Anaju, le conté que en mi pueblo siempre iba a correr por la mañana, porque eso me despejaba, y que como era nueva por aquí, no quería ir sola y perderme por las calles. Ella me dijo que no era muy fan del deporte, pero que algunas tardes de verano, cuando el sol se escondía y hacía un poco mas de fresquito, iba con su madre andando rápido por las calles de Madrid, y me preguntó si quería ir con ella.

- ¿No puede ser mejor por la mañana Mai? - le pregunté.

-Vale, mañana a las ocho y cuarto en la puerta de tu casa- me respondió

-Vale, estaré fuera de la puerta esperándote, porque como llames al timbre y despiertes a mi hermano, este me mata.

Me levanté de la cama sin pensarlo y me puse una camiseta verde militar de tirantes, unos pantalones de chándal cortos y unos zapatos de deporte. Después me recogí el pelo en una coleta. Cogí dos uvas y me las metí en la boca. Acto seguido cogí las llaves y cerré la puerta cuidadosamente para no hacer ruido. Al salir, estuve esperando a Maialen dos minutos y la vi aparecer con una camiseta blanca y unas mallas negras. Llevaba un coletero en la muñeca. Bajamos por el ascensor y salimos a la calle. Empezamos a andar rápidamente por las calles de Madrid. A los veinte minutos de estar andando, decidimos continuar corriendo, y al poco rato de esto, paramos en un banco porque parecía que Maialen iba a desmayarse.

-Mai, ¿estás bien? - le pregunté mientras se abanicaba con la mano.

-Me muero Samantha, no llego viva hoy a mi casa- me respondió con la respiración entrecortada.

-No digas eso, ¿quieres agua? Ahí hay una fuente.

Nos acercamos a la fuente de agua cristalina y después de echarse agua en la cara y en la nuca, Maialen bebió agua.

Fuimos a casa dando un paseo y por el camino nos íbamos contando algunas cosas.

Subimos por el ascensor hasta nuestra planta y nos despedimos con un abrazo. Ya eran las nueve y media. Entré por la puerta y después de deshacerme de la ropa y echarla al cesto de la ropa sucia, cogí una toalla y entré al baño. Puse mi playlist de Spotify y empecé a cantar por lo alto de la música. Salí de la ducha con el pelo mojado y después de secarme y echarme crema por todo el cuerpo, me dirigí a mi cuarto. Decidí ponerme una camiseta rosa palo y un pantalón cómodo para estar por casa. Hice mi cama y me dispuse a llamar a Marta. Seguía sin cogérmelo y me empecé a preocupar. ¿Y si ya no quería ser mi amiga? ¿Y si le había pasado algo?

NARRA HUGO:

Me desperté sobre las diez con la canción de Freed from Desire de fondo y la voz de mi hermana sonando por encima de la canción. A los veinte minutos salí de mi habitación para entrar al baño y cuando volví a mi habitación antes de abrir la puerta, oí un llanto en la habitación de mi hermana.

Abrí la puerta lentamente:

-Sam, ¿puedo pasar?

Ella no respondió, solo dio dos golpes a la cama para que me sentara en ella a su lado.

- ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?

-Hugo, Marta no me contesta a las llamadas. La llamé ayer y no me lo cogió, y hoy lo he vuelto a intentar y he obtenido el mismo resultado. No sé qué hacer.

-Bueno, mira, no dramatices. A lo mejor está durmiendo, o está por ahí dando una vuelta, o no tiene el móvil en sonido. Ya verás que cuando se de cuenta de que la has llamado, te llamará ella. Ahora no le des mas vueltas al asunto y vamos a desayunar, venga.

No quería ver a mi hermana así, así que intenté tranquilizarla. Después llamaría yo a Marcos para ver qué pasaba.

NO CREO EN EL AMOR  [FLAMANTHA]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora