Capítulo XXIII

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—Odio las matemáticas —Zack golpea su cabeza contra la mesa.

—Deja de quejarte y sigue escribiendo.

—Para ti es fácil decirlo, eres buena en ello. Pero como no, si de seguro tomaste clase con Pitágoras.

—¡Ya te dije que no soy tan vieja!

Los otros seis nos reímos mientras seguimos viendo estudiar a los dos adolescentes. El domingo luego del medio día llegó el chico con sus libros en brazos gritando desde afuera que necesitaba ayuda. Mañana inician los exámenes y no podemos olvidar que Zack está por reprobar matemáticas.

—¿Por qué te pasas perdiendo tiempo en la escuela? —pregunta Kayden.

—Estaba aburrida de pasar todo el día en casa o con Daemon —oigo al susodicho protestar desde mi lado—. Además, nunca había asistido a una escuela. He leído muchos libros ambientados en ella, tenía curiosidad de saber si realmente era como la describían.

—¿Y si lo es? —pregunto.

—Resultó ser más tranquila y sin muchas cosas interesantes.

—Al menos puedes decir que tuviste un maestro guapo —digo orgulloso.

—No del todo —gira a verme haciendo una cara de desagrado, como respuesta le tiro uno de los cojines del sofá.

—¡Ya me harté! Y todavía tenemos examen de historia a primera hora —Zack me ve como si me recriminara de ello.

—Yo no tengo la culpa.

—Pero es el maestro.

—Buen punto. Al rato te doy los reactivos con las respuestas.

—Claro, pero no quisiste dármelos a mí cuando te los pedí.

—Tú estuviste presente en lo que dicen los libros, no te quejes.

—No tienes cara de maestro —dice Ryan.

—Ni yo me la creí cuando me dieron ese trabajo, los mocosos son un tanto insoportables.

Siento las miradas de protesta de parte de mis estudiantes que se hayan sentados en el suelo, me disculpo y digo que ellos son la excepción.

—Por cierto, ¿por qué traes puesto eso? —desde temprano tenía duda del porqué vestía una pijama de panda de cuerpo completo, y por cierto, Zack tiene una parecida ya que cuando llegó y vio a la chica estuvo preguntando por la suya.

—Son muy cómodas. Las vimos en internet hace unos días y decidimos encargarlas.

—Eres una niña —sin despegar la vista de los libros realiza un movimiento con sus dedos y siento como si acabara de recibir un golpe en la cara—. ¡¿Qué pasó con eso de "No me gusta usar magia, solo lo esencial"?!

—Golpearte es algo esencial.

Pasa un rato más cuando Maddy deja al chico y se sienta a mi lado, inconscientemente paso mi brazo por el respaldo del sillón, quedando de tal modo que rodea sus hombros, no parece incomodarle por lo tanto no lo quito.

Seguimos hablando de unos cuantos temas sin importancia mientras Ryan ayuda en una que otra pregunta al chico con su tarea.

—¿Qué dices, Mad? ¿Hacemos un duelo? —resuena la voz de Johan.

—No estoy interesada.

—¿Tienes miedo de perder? No pensé que te volverías una gallina.

Observo a la chica sentada de mi lado quien observa de forma amenazante al rubio.

Sangre Mágica (Guerreros Celestiales I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora