Capítulo XVIII

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Maddy observa a cada uno de nosotros, poco después siento como puedo moverme con libertad aunque esté adolorido en cada parte del cuerpo. En este momento no puedo percibir ni un rastro del aroma a humano de siempre.

—¿Quién demonios es esa? —grita la mujer desde su lugar.

—Miren cómo los dejaron esos malditos —Maddy la ignora y sigue dándole la espalda.

—No tengo tiempo para esto. ¡Ustedes! Encárguense rápido de esa chica.

Cinco de los magos dan un paso al frente y al mismo tiempo empiezan a decir sus hechizos.

—En serio odio la peste.

Finalmente voltea a ver a sus enemigos, aquellos quienes estaban conjurando su magia se detienen con el terror inundando sus ojos. Posteriormente caen al suelo gritando de dolor, justo como había sucedido con nosotros tiempo atrás, pero ellos quedan completamente inmóviles poco después.

—¿Cómo es qué...? —la mujer no termina la pregunta, su sonrisa ya no se ve en ninguna parte de su rostro.

Su hermano da un paso y comienza a hablar en otro idioma, una especie de luz salen disparada en dirección a la pelinegra, sin embargo, desaparecen mucho antes de llegar hasta ella.

—No funciona —dice en un susurro.

—Maldita sea, es mejor irnos —vuelve a hablar la mujer, el resto la protege mientras dibuja alguna clase de símbolos en el aire.

Una abertura se crea y sin dudarlo siquiera la atraviesa, parece como si fuera un portal o algo así. El resto de ellos la siguen tan rápido como pueden. Desaparecen dejándonos solos en la oscuridad de la noche.

—Will, llévalos a mi casa. Tengo que ir a una parte.

—¡No! —grita el rubio y todos se acercan hasta ella.

—¡Volverás a escapar! —habla uno de los hermanos.

—Finalmente te encontramos, ¡no podemos dejar que te alejes de nuevo! —exclama el otro.

—No huiré, no esta vez. Lo prometo —les brinda una pequeña sonrisa y luego gira en mi dirección asintiendo con la cabeza antes de salir corriendo entre los árboles a gran velocidad.

Los cinco nos quedamos en completo silencio con el frío aire que nos brinda la noche.

—¿En serio la dejarán ir? —pregunto.

—Lo prometió. Nunca rompe una promesa —responde Ryan con la mirada puesta en los árboles por dónde desapareció la chica—. Ahora vamos, no sabemos si hay otros magos cerca. Guíanos —no tengo más opción que llevarlos hasta la casa de los Wells.

No tardamos mucho tiempo en llegar a la mansión cuyas luces se encuentran encendidas, no pasan ni cinco segundos cuando sale Daemon a recibirnos.

—¿Qué haces aquí, Taylor? ¿Y quiénes son estos sujetos? —pasa su mirada por mis acompañantes.

Ellos igual lo miran analizándolo de pies a cabeza.

—¿Dónde está Maddy?

—Dijo que viniéramos aquí.

—¿Qué fue lo que pasó? —dice con su fría voz.

—Ni yo mismo sé explicarlo, es mejor si ella lo aclara.

Lo admito, aún no asimilo por completo todo.

Podría jurar que Daemon era a quien buscamos, nunca se me pasó por la mente la posibilidad que fuera Maddy. Tampoco entiendo el motivo por el cual había un grupo de magos aquí. Solo deseo que la chica aparezca pronto y explique la situación.

Sangre Mágica (Guerreros Celestiales I)Where stories live. Discover now