Tacos, el paraíso mexicano.

368 79 8
                                    

Narra Andrew.

—¡Señorita Adria! —la voz de un profesor apareció.

La chica que al parecer se llamaba Adria, se levantó rápido del piso y cuando intento volver a correr el maestro la tomo del brazo y lo impidió.

—Gracias Andrew—esta vez el maestro se dirigió a mí.

—Si ¡gracias! —dijo la chica con un tono que denotaba sarcasmo.

Luego ellos caminaron hacia la misma dirección que yo, la chica iba maldiciendo por lo bajo. Llegamos a la puerta del aula de detención, donde pasaría las próximas dos horas.

—Adelante—el profesor nos abrió la puerta y la chica entro. ¿Debería de dejar de decirle "la chica"?

—Esta vez no intente escapar o la voy a suspender— al terminar de pronunciar la oración cerró la puerta.

Recorrí el salón con la mirada, busqué un lugar para sentarme.

Decidí que estaría dos horas en la parte de atrás. Caminé, pero antes de llegar a mi lugar la chica se puso enfrente de mí.

—A ti nunca te había visto—me examinó con la mirada.

—¿A no?

—No, bueno, no tan cerca. Tú y yo no somos de la misma clase, tú hablas con los fresitas y yo con todos los demás.

—Yo no te había visto en la vida—le sonreí.

—Claro que no, ¿Por qué deberías de verme? —levanté los hombros.

En un intento de terminar con esa conversación, solo dije:

—Necesito irme a sentar— señalé el lugar.

—¡Ah! Claro, por cierto, soy Adria— extendió la mano.

—Hola Adria, soy Andrew— le tomé la mano y ella me sonrió— ¿Te lastimaste cuando chocamos? —había olvidado preguntar.

—No, caí bien y tú eres blandito— sonrió.

—Genial, me alegra que no te hayas lastimado, me iré a sentar.

—Oye, aunque tú me perjudicaste más que ayudarme, yo voy a ayudarte porque tú no quieres estar aquí, puedo jurártelo.

—¿Yo te perjudiqué?

—Verás, yo estaba intentado escapar de detención y cuando logré salir del salón corrí hacia la salida, pero choque contigo y aquí estoy. Pero está bien, tu novia se veía preocupada cuando le dijiste que estarías aquí, así que puedo sacarte—volvió a sonreír.

—No quiero escaparme— ¿Acababa de decir "tu novia"?

—No vas a escapar y si es lo que te preocupa no te darán más detención— parecía que me había leído la mente.

—De acuerdo, hazlo— le sonreí.

—Voy a ayudarte, pero me debes algo—sabía que tenía que decir algo así.

—No tengo mucho que ofrecer.

—Dos días— me interrumpió.

—¿Qué?

—¡Ay blandito! Tienes que estar conmigo dos días.

—¿Por qué?

—No quiero estar en casa—rodó los ojos.

—¿Por qué?

—Por lo mismo que tú— me sonrió.

—¿Qué? —de verdad que no estaba entendiendo nada.

La vida no es una tonta novela de Wattpad.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ