Conexión.

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Al llegar a la cafetería de la escuela, el me dejó sentada en una banca y luego de un rato regreso con comida para ambos. No platicamos la gran cosa, pero al terminar, nos dirigimos a todas las demás clases y en todas ellas se sentó a mi lado. Agradecí que casi no hablara, me dejo concentrar y no me hizo preguntas.

En la última clase nos habían dejado demasiadas tareas, eran fáciles, pero eran muchas de igual forma.

—Hoy si iremos juntos al lugar de ayer ¿Verdad?

—Da igual— conteste más seca de lo normal, pero no fue mi intención, seguía un poco triste por los personajes de la historia que termine de leer.

—Hoy estás más rara de lo normal.

—A ver Pancho, llevamos un día y medio hablándonos ¿y crees que ya conoces mis emociones?

-No Geraldine, no te conozco en lo más mínimo, pero solo quería hablar de porque te sientes así, es más que obvio que algo está molestando tu existencia— levantó los hombros.

"Ah sí, estoy un poco muy triste porque los personajes de mi historia están muertos" por obvias razones no diría eso.

—Estoy bien, lo prometo. ¿Ya podemos irnos?

Él solo asintió con la cabeza.

Al llegar al lugar nos sentamos en una mesa cerca de una ventana, creo que fue la misma mesa en donde estábamos ayer. Me senté en la silla y acomodé mi mochila en el respaldo.

—Bien, ¿estás lista para nuestra primera cita? —me sonrió.

—Esto es falso—

¿Por qué repetía tanto que era falso? Tal vez porque yo necesitaba creerlo.

—¿Y? Falso o no, no deja de ser una cita.

—De acuerdo, será una cita solo porque tienes razón— rodé los ojos y quité la mirada de su rostro.

—¿Qué vas a querer comer? — no quería pedir mucho, porque no sabía si me iba a dejar pagar. Soy una persona a la que no le gusta que le paguen todo.

—Una rebanada de pastel.

—¿Estás a dieta? Estoy hablando en serio, ¿Qué es lo que quieres?

—Ya te lo dije— hice cara de fastidio, aunque mi inconsciente sabía que quería una fantástica hamburguesa.

—Eso no va a durar todo el tiempo que estemos aquí— insistió en que pidiera otra cosa

—Solo quiero pastel— dije seria.

—Tú te lo buscaste— dijo de la misma forma.

—¿de qué hablas? — cuando terminé de articular la oración, él levantó la mano llamando la atención de la mesera.

Ella hizo una seña para que esperáramos un momento y luego regreso con una libreta, supuse que era para anotar la orden.

—Hola ¿Qué les gustaría ordenar? — nos saludó ella amablemente.

—Pastel— dijo seco.

—¿Dos rebanadas? —dijo la chica escribiendo algo en la pequeña libreta.

—No, no, un pastel completo— Andrew volteo a verme mientras lo decía.

—¿Qué? — pregunté y creo que me ahogue con mi propia saliva.

—¿Chocolate, vainilla, imposible o tres leches? —al parecer la mesera no se sobresaltó, ¿Le pasará esto varias veces?

—¿de qué quieres? — me preguntó.

La vida no es una tonta novela de Wattpad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora