¿Quién será la chica de esa foto?

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Una vibración por parte de mi celular hizo que me despertara de un sueño que realmente no recuerdo. Abrí mis ojos lentamente, me tomo unos segundos ubicar dónde estaba, entonces lo recordé, estaba acostada en el lado izquierdo de la cama, cuando volteé para poder ver si aquel chico seguía ahí, me quedé a escasos centímetros de su rostro, sentí que los vasos sanguíneos de mi cabeza y el cuello se dilataban y se llenaban de sangre, teniendo como reacción que mi cara se pusiera roja como un jitomate.

Mi teléfono volvió a vibrar, causando que me sentara en la cama para no despertar a Andrew. Estiré mi mano, sacando el aparato que causaba las vibraciones de debajo de la almohada, me sobresalté al leer el nombre en la pantalla "Mamá."

No contestaría, estaba en serios problemas. Ayer recibí el mensaje de mi mamá donde decía que vendría a la ciudad, lo tenía en cuenta, pero no creí que viniera tan pronto.

—¿Podrías contestar esa llamada? Me estás quitando los nueve minutos que me quedan de sueño—la voz de Andrew sonaba diferente, me gustaba más esa voz.

—Lo siento, ahora contesto— me arme de valor y presione el botón verde y acerqué el teléfono a mi oído.

—Buenos días, Geraldine, ¿Dónde estás y por qué no abres la puerta? —necesitaba una excusa para no decir "oh, me quedé a dormir con un chico, ahora llego"

—Tuve que salir un poco más temprano de mi casa, me solicitaban antes en la escuela para ayudar a alguien con unas prácticas, pero saldré temprano, no te preocupes— eso no era verdad, y tampoco sabía que iba a hacer para salir temprano de la escuela.

—Es normal que no estés en casa, no tienes que mentir, a veces se y olvida que ya no tienen quince años, solo dime dónde está la llave.

—En la tercera maceta— era algo extraño que mi mamá no estuviera sobresaltada, pero, supongo que después de todo confía en mí.

—Cuando vengas de la escuela, quiero conocer al chico— se rio por lo bajo.

—¡No hay ningún chico!

—No nací ayer, te veo más en la tarde, y trae a aquel chico— fueron las últimas palabras que escuche de mi mamá.

—No somos nada y aun así me niegas, me dueles Geraldine, me dueles— se agarró el pecho de forma dramática.

—Relájate Pancho, lo dije porque creí que me regañaría por no estar en casa.

—¿Escuchaste eso? —se sentó en la cama, con los ojos aún cerrados.

—¿Qué? —no había escuchado nada que no fuera su voz.

—Es el sonido de mi corazón rompiéndose— se agarró el pecho otra vez.

—Eres un estúpido— me reí.

—Oye, es temprano, esperaba que me despertarás con un beso, pero en vez de eso me insultaste.

—¿por qué habría de besarte? —¿Debía hacerlo? Claramente no.

—Eso dolió—se dejó caer en la cama, volteé a verlo y noté que ya tenía los ojos abiertos.

—Eres un exagerado— sonreí inconscientemente, él hacía drama por todo, ahora "Pancho" toma más sentido ¿No?

Se levantó de la cama, estaba despeinado y no podía abrir bien los ojos.

—¿Quieres bañarte o algo así?

—No, está bien, lo haré después de la escuela— levanté los hombros.

—¿piensas ir con la misma ropa? —levantó una ceja.

—Si, nadie me nota ¿Lo olvidas?

—Si te notan, pero están muy metida en los escritos de tu celular para notarlo— levantó los hombros.

La vida no es una tonta novela de Wattpad.Where stories live. Discover now