32. Tarde perfecta.

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Nos quedamos en silencio. Jackson me miró durante un largo tiempo, al igual que yo a él. Apartó la mirada y observó a los niños jugar y revolcarse en la tierra. Observé todos los movimientos que hacía, alejando de mi mente cualquier pensamiento que me dijera que él estaba incómodo con mi mirada. Cerró los ojos y sonrió con arrogancia.

- ¿Sabes qué es lo que pienso? - me preguntó con abrir los ojos.

- No. ¿Qué?

- Que hay gente que necesita que les den un empujón desde un balcón de un décimo piso. - exclamó riendo. - Y él es uno de ellos. Yo sería el que le empujara.

Me eche a reír con él. Jackson era genial. La chica que saliera con él iba a tener mucha suerte. Me alegraba mucho de tener un amigo como él, que se preocupa por mi y lo hace de corazón. 

- ¿Quieres que vayamos a mi casa? - preguntó emocionado. - Tengo muchas películas que estoy seguro que quieres ver. Además, empieza a hacer frío.

Asentí y sonreí. Jackson se levantó y extendió sus brazos hacia mi para que los cogiera. Cuando los cogí, cerró sus manos en torno a mis brazos y estiró para que me levantara dando un salto. El camino hacia la casa de Jackson fue muy divertido. No paré de reírme y hacerle bromas, él giraba los ojos y se reía, también me daba empujones cuando hacía algo que no le parecía bien pero yo seguía molestándole. 

Nunca había ido a casa de Jackson y estaba un poco nerviosa, y no entendía muy bien el por qué. 

Abrí los ojos al ver ver su casa. Parecía mucho una casa rural, blanca y grande. Tenía dos pisos y una buhardilla. La casa tenía cuatro ventanas, dos en el primer piso y dos en la parte de la buhardilla, eran de madera, al igual que los dos balcones que habían, estaban decorados con rosas rojas. El balcón del primer piso era más pequeño que el de la buhardilla, pero la casa era simplemente expectacular. Además de ser blanca, tenía decoraciones de piedras, como las casas antiguas que habían antes. 

Abrí la boca al ver la casa por dentro. Era aún más preciosa que por fuera. Era todo de madera, el suelo, los muebles, las escaleras. Las paredes estaban pintadas con un color mezclado entre amarillo y tostado. Las lámparas eran del mismo tono de color, sólo que más oscuras. Los sofás eran de color rojo oscuro. Y había una televisión enorme. 

- Wow. - no pude evitar decirlo.

- ¿Te gusta la casa? - me preguntó, orgulloso.

- Me encanta. - admití. - ¿Puedo vivir aquí?

- Tenemos dos habitaciones de sobra. -  sonrió. - Siempre serás bienvenida en mi pequeña y particular casa.

- Capullo.

Jackson rió y me dijo que iba a ver las películas así que me senté en el sofá para esperarle. A los pocos minutos volvió con un portátil. Me dijo todas las películas que tenía y las que no había visto. Sonreí y le dije la que quería ver.

- ¿En serio, Bajo La Misma Estrella? - bufó - ¡Es un asco!

- ¿Cómo te atreves a decir eso? - pregunté indignada.- Además, me has dicho que no la has visto. -rodó los ojos. - ¡Por favor! - dije con voz de niña pequeña.

- Me cago en la puta. - maldició mientras pasaba la película al pen. - Me debes una.

- Si no te gusta, vemos el próximo día la que quieras.

- ¡Y tanto que lo vamos a hacer así! - exclamó mientras ponía el pen en la televisión.

Jackson caminó hacia una habitación sin decir nada. Miré como desaparecía y observé mejor la casa. Me encantaba. Me di cuenta de que encima de la mesa habían dos revistas de moda. No era muy fan de ese tipo de cosas, pero Jackson no daba señales de vida, así que la cogí y empecé a mirar la revista por encima. No la leía, simplemente miraba a las modelos con esa ropa que les quedaba de maravilla pero seguramente a mi me quedara espantosa.

IdiotaWhere stories live. Discover now