38. Petting y sinceridad.

220K 9.2K 919
                                    

Sentirse de la forma en la que yo me sentía era la peor sensación del mundo. Si lo paraba a pensar, no podría contar con los dedos de las manos las veces que me ha hecho sentir bien, pero con cosas como las del otro día, ya no me servían. Los momentos buenos pueden ser más que los malos, pero los contras pueden pesar más que los pros y eso te hace dudar. Me hacía pensar si él realmente me quería o sólo esperaba que yo le perdonara una y otra vez por cada cosa que hiciese, o cada mierda que me hiciera pasar de nuevo, porque él sabía que yo sí que le quería y mucho. "La gente se aprovecha de que les amas para hacerte daño, saben que nunca podrías dejar de amarles aunque te decepcionen." Mi abuela siempre solía decirme eso cuando era pequeña, y nunca lo había entendido. Hasta ahora.

Nunca habíamos sido la típica pareja que iba cogida de la mano por el parque mientras les demostraba a todo el mundo lo mucho que se querían y los felices que eran. Nosotros éramos más de ver una película en casa, donde nadie nos viera, donde pudiesemos hacer cualquier cosa, sabíamos que quedaría entre nosotros. Sólo nosotros.

Pero ya no.

Y lo peor de todo, es que después de todo, sigo enamorada de él. Me desestabiliza, pero no puedo cambiar mis sentimientos. "Aceptamos el amor que creemos merecer." Yo no quería esto, no pensaba que yo me merecía todo este sufrimiento. Debería superar las mariposas en mi estómago, los nervios, mis manos sudadas cada vez que él me decía algo para volverme loca, de todos los besos, las sonrisas, las charlas con su hermana... Debería olvidarlo todo, pero no puedo. Y en el fondo, sabía que era malo para mi, tanto física como psicológicamente, pero suponía que a todo el mundo nos ha pasado eso, querer a alguien a pesar de que sabes que no te trae nada bueno y que no te hace bien. 

- Ronnie, ¿vamos?

Mis pensamientos se desvancieron cuando escuché la voz de Emily. Estaba parada delante de mi con la mochila colgada en sus hombros, sonreía, haciéndome sonreír a mi. No sé que haría sin ella. Asentí y le sonreí de la forma más sincera que pude. Me levanté de mi silla y cogí mi mochila antes de colgarmela al hombro y caminar al lado de mi amiga.

- ¿Estás bien? Estabas como ausente. - dijo rompiendo el silencio mientras caminábamos hacia nuestra siguiente aula.

- Estaba pensado.

- Preferiría que dibujaras. - murmuró haciendo un mohín.

- Lo sé, lo siento. - susurré arrepentida.

Sabía que Emily odiaba que pensara en clase, porque ella sabía exactamente que pasaba por mi cabeza, y en parte no le gustaba, porque mis pensamientos es el único lugar donde ella no puede entrar y decirme que debo hacer, eso la hace cabrear. A mi me parece divertido.

- No importa, patito. - me dio un leve empujón con la cadera. - Anda vamos que tenemos la charla de sexualidad. - exclamó emocionada.

- Claro. - contesté sin ganas. - Yuju. - murmuré rodando los ojos.

- Mira que eres aburrida, hija. 

Mi amiga se echó a reir antes de cogerme del brazo y empezar a correr. Solté una carcajada al verla tan animada. A ella no le hacían falta esas charlas, es más, podría dar ella la charla.

Cuando llegamos a clase vimos a Wen y a Maica sentadas con una mano en su silla de la derecha. Nos estaban guardando el sitio. Emily y yo nos miramos y nos echamos a reir, caminamos hacia ellas y las saludamos. Estuvimos hablando hasta que una mujer entró en clase. Era morena, bajita y un poco regordeta, sonreía como si se alegrara de vernos a todos en clase. Venía con un ordenador en la mano y unas bolsas en las que se salían papeles. Parecía simpática, desordenada, pero simpática.

IdiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora