Jardín de Niños.

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Algunos de los recuerdos de Neil

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Algunos de los recuerdos de Neil.

El jersey que mamá me ha puesto es de un color beige y huele a nuevo, sabrá dios de donde lo habrá comprado esta vez pero sé que no fue ella, ella no me quiere, yo estoy seguro. Todo lo que es nuevo lo tengo por el abuelo James, el viene casi todas las tardes a verme. Hoy se ha marchado pronto, dice que porque mamá me quiere llevar a salir.

Esto no me parece divertido, yo quería quedarme a leer. Es una bruja, pero no puedo decírselo o si no me pega. Me ha metido a regañadientes en el coche. Siempre me grita, no entiendo porque siempre me tiene que gritar. Ella es mala y siempre está enojada conmigo. Papá nunca está en casa, por lo que ella siempre está de muy mal humor.

Llegamos entonces a un lugar enorme. Hay varias salas con juguetes, toboganes con piscinas de pelotas, muchos niños gritando, saltando, llorando, ¿acaso esto es un centro de tortura? ¿Me ha traído para castigarme?

  —¿Quieres venir a jugar con los demás niños, Neil? — me habla una señora de cabellos rubios muy educada.

Viste una falda de un rosado pálido que parece darle un justo y perfecto toque de personal de la realeza, su cabellera es rubia y cae por sus hombros con unos rizos perfectos. Ella parece una barbie salida de los animados. Su sonrisa tan amigable me da deseos de sonreír también pero mamá me mira en forma de desaprobación.

—Vengo a hacer los papeleos, lo quiero fuera de casa cuanto antes.— añade ella con un tono seco que preocupa gravemente a la señorita que tengo enfrente.

Parece preocuparse por mi reacción, ella no sabe que a mamá poco le importa como yo piense o deje de pensar. Simplemente no le importo.

—Sigame por aquí, ahora estoy con usted... en unos minutos. — le señala un pasillo de hermosos cuadros con un estilo clasicista del Renacimiento, de la época de Leonado da Vinci.

En lo que mi madre se aleja y desaparece por los blancos pasillos, la rubia se agacha y me regala una sonrisa con perfectos dientes blancos.

—Neil, yo me llamo Charlotte. Espero poder llevarme muy bien contigo y que disfrutes de el jardín de niños. Fuera de aquí hay un patio inmenso, por lo que veo traes unos libros en tu mochila, si deseas tranquilidad puedes ir cerca del sauce. — me revolvió el cabello tiernamente y le sonreí, esta vez sin nadie que pudiese evitarlo.

  Hay un árbol muy grande, el más grande de todos los que puedo observar. Como todos los sauces, crea una espesa cortina de un verde entre azulado. Es más que hermosa, parece muy relajante... perfecta para esconderse. Decido ir en la dirección de este.

—Vas a ir a ese. — me pregunta Charlotte extrañada.

Quizás porque es el más solitario.

  Mi nueva nana me enseña los distintos juegos que hay fuera en el patio. Está llena de bolas. Muchas bolas de distintos tamaños, hay de tenis, de voleibol, de fútbol e incluso de playa, para jugar en la pequeña piscina con agua.

Amarte en silencio (Completa) Where stories live. Discover now