Capítulo 42

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Me duele extrañamente la cabeza cuando me levanto

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Me duele extrañamente la cabeza cuando me levanto. Una luz brillante de otoño entra por las grandes ventanas de la habitación. Miro el despertador y veo que son las siete menos cinco. Lo primero que pienso es: ¿dónde está Neil?

Me siento y saco las piernas de la cama, me percato que estoy vestida y comienzo a debatirme si lo ocurrido anoche realmente paso. En el suelo al lado de la cama está la chaqueta de Neil, mi favorita. La que me ha protegido de todo. No estaba aquí cuando me acosté anoche.

La recojo y me quedo mirándola, acaricio el material entre los pulgares y los índices y después la abrazo contra la mejilla, respirando su aroma húmedo, salvaje, a campos de vid... no, a Neil Hawk. Ha estado aquí realmente. Una chispa de esperanza de que lo de anoche fuese verdad se enciende creciente en mi interior.

La señora de rulos canosos está un poco ocupada en la cocina con la limpieza cuando bajo.

— Buenos días. — me dice alegremente — A madrugado, señorita Wood.

— Buenos días Señora Marian. ¿A visto a Neil? — le pregunto curiosa.

Su sonrisa es intercambiada por una gran preocupación y tristeza súbitos.

— Ya se ha ido. Tenía que arreglar unas cosas con Wells para lo de su hermana.

— Pero ¿vino aquí a casa ayer? —necesito comprobarlo. Aunque tengo su chaqueta como prueba, creo.

— Sí. — Hace una pausa sonrojada — Le vi subir a su habitación por lo que me imaginé que iría con usted, así que me fui, ya sabe... No quería molestar.

La cara me arde al escucharle decir eso. Oh por dios, esta mujer conoce tan bien a Neil, sabía lo que tenía pensado incluso antes de que pasara por mi cabeza.

Mi Samsung vibra y el timbre me sobresalta. Miro la pantalla: ¿es Alan? Oh, eso es precisamente lo que necesito: su consuelo, que me diga alguna noticia de Casey. Dudo, preguntándome si no será mejor verle frente a frente. Me termina ganando por completo la ansiedad de no tener noticias.

Llamada:

— ¡Alan! — respondo de cierta manera feliz por su llamada.

Hola, desperdicio. Hacía tiempo que no hablábamos. — aquella voz femenina me resultaba familiar. ¡Joder!

Se me eriza el vello de todo el cuerpo cuando la adrenalina empieza a correr por mis venas. El mundo deja de girar para mí. Es Jaqueline, la jodida bruja asesina.

Casi no consigo que me salga la voz porque tengo la garganta atenazada por el miedo. ¿Qué hace con el móvil de Alan? Toda la sangre abandona mi cara y me siento mareada, si me pinchasen no creo que consiguieran sacar nada.

Te acuerdas de mí... — dice en un tono suave. Noto su sonrisa sarcástica y burlona.

Sí, claro — respondo automáticamente mientras intento pensar lo más rápido que puedo en qué hacer, la señora está enfrente mío pero no me atrevo a hablarle.

Amarte en silencio (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora