A primera vista

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Se conocieron en una de las reuniones del colectivo del que Joan formaba parte por aquel entonces, aunque no asistiera a menudo. Aunque sería mejor decir que lo conoció, porque no creía que él se hubiera dado cuenta de su existencia hasta mucho tiempo después.

Aquel colectivo aún no era más que una pequeña asociación estudiantil por los derechos LGBT. Más adelante, y tras una serie de batallas dialécticas dignas de presenciar, Astrea se haría con su control apenas un mes después de poner el pie en él, y lo convertiría en los futuros Vientos del Pueblo, ampliando su radio de acción a tantas causas (la feminista, la LGBT, la antirracista, la antifascista, la anticapitalista, y una larga cola de etcéteras) que resultaba imposible casi llevar la cuenta. Pero por aquel entonces, la revolucionaria de cabello de plata y su sombra de ojos verdes acababan de llegar, y era su primera reunión.

Joan siempre había creído en el amor a primera vista. ¿Cómo no, si hacía tanto tiempo que había entregado su alma a las musas?. Y el universo se lo recompensó, porque fue tal y como había imaginado que sería.

Fue como un trueno. Un momento estaba paseando la mirada por el local de la asociación (el maldito cuarto trastero del sótano de la Facultad de Filosofía), intentando identificar a todo el mundo, y al siguiente sus ojos se cruzaron con aquella mirada de esmeralda bajo el flequillo oscuro.

Y de pronto, el mundo se tambaleó. Un rayo golpeó a Joan, y lo congeló en el sitio. Y de pronto, arriba era abajo, el frío, calor, y el invierno, primavera. Y Joan entendió la fascinación a la que cantaban los poetas.

Era como una efigie egipcia: moreno, alto, con el cabello oscuro ensortijado y revuelto, y una sonrisa traviesa a juego con el brillo inquieto de sus ojos. Estaba de pie junto a la chica nueva de pelo plateado y porte firme, y mantenían con el presidente de la asociación lo que sería la primera de muchas disputas verbales.

Aunque averiguó su nombre, sus miradas no se cruzaron aquel día. Ni en la reunión siguiente, ni hasta mucho tiempo después, después de que Raquel conociera a Astrea y empezara a asistir a sus reuniones con Beatriz y Mikel. Más adelante, a R se le ocurriría invitarle a él también.

-¿Pero no eras tú la que decía que me mantuviera alejado de estas cosas?

-Sí, pero verás, hay alguien a quien quiero que conozcas.

-¿Quién? -pero su amiga sonrió, y no dio más detalles, por mucho que insistiera.

El Café Van Gogh le pareció una maravilla. Luminoso, antiguo, repleto de arte. Y entre las mesas de la sala trasera... Dorian. Por fin, Dorian.

Joan se olvidó de cómo se vivía. Todo parecía un sueño neblinoso mientras Raquel le arrastraba hacia el centro de la conversación, y él se dejaba hacer.

-Eh, rebeldes sin causa -saludó R, con una sonrisa burlona- . Os traigo un nuevo adepto. Este es mi amigo Joan.

Tres pares de ojos se clavaron en él, pero a él sólo le importaban aquellos verdes. De cerca y bajo la luz del café, descubrió en ellos pequeños destellos anaranjados, y le fascinaron aún más. Pudo sentir la mirada de Dorian repasándole de arriba abajo, y se sonrojó al verle esbozar una sonrisa traviesa.

-R, desgraciada, ¿por qué nos habías ocultado esta pequeña flor tanto tiempo? -se adelantó Dorian, sonriente- Soy Dorian, encantado.

-Johan. Digo, Joan. Prouvaire. Johan. Eso -le tendió la mano para saludarle, pero en vez de corresponder, Dorian se inclinó, tomó su mano, y le depositó un beso pícaro sobre ella. Y si a Joan ya le costaba razonar, en ese momento ni siquiera podía recordar su propio nombre.

-Dorian -regañó Astrea, conociendo de sobra las intenciones de su amigo- . Hola, Joan. Te he visto ya en las reuniones, ¿verdad? ¿Cómo es que no nos conocíamos? ¿No habías venido nunca al Van Gogh?

-Es tímido -se burló Raquel- . ¡Eh, Mikel! -llamó- Espera, me voy contigo -y la muy traidora lo dejó solo con el que desde entonces sería la voz de su musa.

-Así que Johan, ¿eh? -volvió a sonreír Dorian- Tengo el presentimiento de que tú y yo nos vamos a llevar muy bien.

Y el corazón de Joan se olvidó de latir por cuenta propia.

Café Van Gogh (Les Miserables AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora