Capítulo 15

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Dormir desnudos y abrazados era todo lo que Frank necesitaba para sonreír como idiota por lo feliz que se sentía. Gerard se había dormido en sus brazos.

Había algo que aún no se le iba de la cabeza a Frank. El esposo de Gerard. Ese maldito iba a pagar lo que le había hecho.

Era ya la tarde, y Frank estaba que se moría del hambre, así que se levantó del sofá, tomó una cobija y lo envolvió a Gerard con ésta para que no tenga frío. Besó su frente y tomó su ropa interior para ponérsela. Una vez que ya lo había hecho se preparó un sándwich. Gerard le dijo que ese tal Raymond se iría a la tarde. Tal vez si iba rápido a su casa podría alcanzarlo para así... No. No quería dejar a Gerard solo. Pero tal vez si llegaba antes de que despertara y así no habría... No. Y si...

Frank estaba tan indeciso. Pero debía enseñarle a ese hijo de puta a como se debe tratar a las personas que uno ama. Así que sin pensar tanto tomó su pantalón y su playera y salió de la casa tratando de no hacer tanto ruido para que su amado no despertase.

No caminó hasta la casa del gran afro, corrió hasta allí para tratar de alcanzarlo. No quería que se fuera sin antes darle su merecido. Estaba más que decidido a romperle la cara y que también le pida disculpas a Gerard, y también a que le pida el divorcio. Quizás se excedía pero quería que su Gerard sea feliz junto con él. Así es, SU Gerard.

Pudo visualizar la hermosa casa, ya estaba allí. También vió un auto estacionado, el muy hijo de puta seguía ahí. Sin dudarlo tocó de manera desesperada la puerta, como Gerard esta mañana. Una vez que fue abierta, dejando ver a Raymond de traje, muy bien arreglado el hijo de su madre, le propinó un golpe en el centro de su rostro haciendo que se cayera al suelo casi al instante.

— ¡¿Quién mierda te crees que eres para hacerle daño a Gerard?! — Gritó lanzándose encima del mayor, quien no entendía nada, se hacía el desentendido el muy estúpido — ¡¿Cómo te atreves a hacerle algo así?! — Puso sus piernas encima de los brazos del hombre para que no pudiera defenderse, y comenzó a repartir varios golpes en su rostro. La sangre del contrario manchaba sus nudillos, pero eso aún no detenía los golpes que lanzaba. Quería que aprendiese que a Gerard nadie le hace daño, menos alguien tan desagradable como él. Aquel hijo de puta ya no hacía nada para defenderse y eso lo preocupó un poco, así que frenó con sus golpes y lo tomó del cuello de su camisa obligando a que lo mirase, sólo que éste no podía hacerlo porque le costaba abrir sus ojos por los golpes que recibió del tatuado — Quiero que me escuches, infeliz — Susurró Frank con odio en sus palabras — Vas a levantarte ahora mismo e irás a pedirle perdón a Gerard, luego le dirás que nunca supiste valorarlo y por último le pedirás el divorcio. Gerard no merece estar casado con alguien como tú. Si no llegas a hacer todo esto te juro que iré a la comisaría y les diré lo que le hiciste a Gee.

— Haré lo que me pidas... — Dijo Raymond como pudo, le costaba hablar a causa de los golpes.

Luego de una mirada fulminante que Frank le dió a ese hombre, lo soltó con todas sus fuerzas y se levantó para ir a buscar algún lápiz y papel. Una vez que lo encontró, anotó su dirección y lo dejó arriba de la gran mesa.

— Quiero que prepares un gran discurso, y te arrodillas si es necesario para que él te perdone, ¿Oíste? — Aquel sujeto asintió, no podía hablar, Frank le había roto la boca. Aún seguía tirado en el suelo y eso fue suficiente para el castaño para entender que realmente ese Raymond era un cobarde.

Se fue de aquella casa dando un portazo. Como odiaba a aquel infeliz, incluso lo odiaba antes de conocerlo y aún no sabía bien el motivo. Era obvio que cuando Gerard hablaba de la poca atención que le daba su esposo, le hizo sentir rabia, mucha pero mucha rabia. Y ahora esto era más que suficiente para odiarlo aún más de lo que ya lo hacía. Antes de ir a casa junto a Gee, fue a un supermercado y compró todo para la cena. Él sabía lo mucho que Gerard amaba la pizza, así que hoy prepararía eso para su muy amado pelirrojo.

Bulletproof heart •Frerard•Where stories live. Discover now