Capítulo 7

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— Buenos días — Dijo Gerard con una sonrisa. Frank sólo hizo una pequeña sonrisa y luego observó con detenimiento la cocina de la casa del pelirrojo, bastante bonita. Gerard estaba sentado tomando su desayuno, éste consistía en un café y algunas tostadas, y a su lado había otro café — Preparé café.

— No puedo, tengo algunas cosas que hacer — Murmuró mirándolo con seriedad.

— Pero no puedes irte sin antes desayunar.

— No te preocupes, estaré bien — Gerard sonrió y más no dijo nada — Adiós...

— Nos vemos luego — Murmuró mirándolo desde su asiento.

— Gerard... Emm... Creo que lo mejor es que me quede en casa de mi mejor amigo. No es por nada pero... yo a ti no te conozco aún, además no quiero molestarte, tienes pareja y tampoco quiero que peleen ni nada de eso. Estaré mejor si voy a vivir con mi amigo Bob.

— Pero Frank yo quiero ayudarte. No te preocupes por mi esposo, él vuelve dentro de unos meses y tampoco creo que se enoje con esto. Me siento muy solo y me hará bien algo de compañía  — Dijo aquellas palabras tan tristes que le dió lastima verlo así. ¿Cómo una persona como él estaba solo todo el tiempo? simplemente no entendía.

Frank pensaba en que si fuera su pareja jamás lo dejaría solo, siempre lo llevaría a comer y a ver lugares que nunca haya visto en su vida, sólo para sorprenderlo día tras día. Parpadeó un par de veces al imaginarse esas estupideces y luego se relamió sus labios.

— Está bien, Gerard. Me quedaré aquí — Y el nombrado sonrió al oír aquello.

Hablar con Gerard en la mañana era agradable. Mejor dicho era muy agradable. Escuchaba al pelirrojo reír y contar su loca historia de cuando conoció a su esposo, quien por cierto tenía cuarenta y tres años, pero eso no importaba en lo absoluto. Si a Gerard le gustaban los tipos grandes era su problema y no el de Frank. El joven pálido de ojos esmeraldas le dijo que había conocido a Raymond en el baño de un bar, ellos hablaron y como cosa rara se besaron más bien se dijeron ‘hola’. Y  desde ese momento todo floreció. Muy raro todo. Gerard le había preguntado a Frank si tenía pareja o algo así. Y como toda verdad le dijo que no, él no tenía tiempo para esas mierdas. Además nunca tuvo una novia o un novio, nadie se fijaba en él, y la veces en las que él se había fijado en alguien lo habían rechazado, él mismo se clasificaba como un fracasado en el amor. Y sí, era virgen, pero eso no tenía que decirlo, ¿verdad?

Gerard le había comentado que estaba de vacaciones, por eso no iba al hospital. Tenía vacaciones por tres semanas gracias a su gran colaboración en éste, lo amaban mucho allí. El pelirrojo obviamente quería saber de la vida de Frank, así que le preguntó si trabajaba o no. El castaño le dijo que tenía un diploma, tal vez eso contaba. Pero debía buscar un trabajo para dejar de ser una carga para los demás porque ya no aguantaba depender de alguien más.

Una vez que habían desayunado se propusieron ver una película en la sala. Gerard era un fanático de Star Wars y casualmente Frank también lo era, así que decidieron por ver la saga completa.

— ... Y el día de mi boda estaba tan nervioso que casi me caigo en camino al altar, pasé mucha vergüenza porque todos me miraban — Ambos rieron al unísono, la película estaba de fondo porque ninguno de los dos les prestaba atención alguna, sólo hablaban y hablaban de sus vidas y eso era genial. Estaban sentados en el sofá comiendo palomitas que Gerard se había decidido preparar — Recuerdo la cara de algunos de lo familiares de Raymond, me veían preocupados porque temían que me desmayara justo ahí.

— Me imagino que debiste estar muy nervioso — Contestó Frank sonriente.

— Sí — Gerard suspiró y luego hizo una sonrisa — Fue un día muy hermoso. Aunque la luna de miel no fue tan hermosa.

Bulletproof heart •Frerard•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora