Capítulo 2

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— Lo siento mucho, Frank — Dijo su amigo a su lado en un hilo de voz — Cuando me enteré estaba buscando las palabras necesarias para decírtelo pero... ese tipo me ganó y te lo contó todo — Frank no había parado de llorar desde hace dos horas. Sentía que se moría poco a poco, se sentía completamente vacío. Su amigo trataba de consolarlo pero estaba igual de dolido que él, porque la familia Iero había sido como su otra familia y eso era maravilloso. Pero por otro lado saber que ellos ya no estaban salvo Frank era triste, muy triste.

El llanto de Frank era contagioso, ya que cuando Bob trataba de ayudarlo a calmarse se ponía a llorar a la par de él... Realmente triste.

***

Cuatro días de que Frank se encontraba en el hospital, cuatro días en el que no recibía la visita de nadie más salvo Bob y el enfermero Gerard, quien sólo venía para darle la comida y preguntarle qué tal se sentía y todas esas mierdas que Frank no respondía, apenas tenía sus ojos abiertos y eso para él era un gran logro.

El dolor en su pecho no había desaparecido de aquel entonces. Y las lágrimas siempre bajaban al recordar hermosos momentos que había vivido junto a su hermosa familia. Ya no tenía futuro, en realidad no quería tenerlo, no quería tener un futuro si su familia no estaba ahí para ayudarlo, aconsejarlo, abrazarlo, ni nada de eso...

Era doloroso saber que no tienes mas a tu familia salvo a tu mejor amigo, quien estuvo ahí desde el primer momento en que Frank había perdido todo. Las únicas frases del día que intercambiaba con su amigo Bob era un "me voy a dormir" para que él se vaya y así lo deje solo para poder llorar. Jamás dormía, ya no le importaba tener ojeras y sus ojos sumamente rojos, ni le importaba su aspecto en lo absoluto, él solo quería de regreso a su familia. Él creía en Dios, pero ahora con lo sucedido lo maldecía constantemente en su interior. ¿Dónde carajos está él ahora para ayudarlo?, ¿Por qué se llevó a su familia?, ¿Qué fue lo que él hizo para que lo castigara así?, mejor dicho... ¿Qué fue lo que ellos habían hecho? Su hermanita era una niña muy inocente que apenas estaba viendo el mundo, ¿y así de la nada murió? Y sus padres... Ellos eran personas tan buenas, ¿Por qué a ellos y no a él? Él, que siempre le había hecho la vida imposible a sus buenos y generosos padres. Cuando tenía dieciséis años se había juntado con unos tipos malos en la escuela a la que en su adolescencia asistía, y era una pandilla algo jodida. Frank había salido a robar junto a esos sabandijas y fue tanto pero tanto el esfuerzo de sus padres para traerlo de regreso, que Frank luego de volver a ser un joven bueno se dió cuenta que les había hecho un gran mal a ellos... Y no se lo merecían. Pero para su suerte supo valorarlos luego de eso, porque de verdad habían sufrido al ver a su Frankie así.

— Buenos días, Frank — Dijo Gerard entrado a la habitación de hospital con una sonrisa — ¿Qué tal te sientes? — Llevaba en sus manos el desayuno para él, como hacía todos los días. Frank tenía ganas de responderle que no había nada de buenos en este día. Si su familia no estaba junto a él entonces desde ahora ya no existían los buenos días ni nada. El joven de cabello rojo se acercó a Frank y trató de sentarlo en la cama para que pudiera desayunar.

— No quiero... — Murmuró con voz ronca. Pero a Gerard no le importó en lo absoluto si quería o no, él debía comer algo. Una vez que estaba sentado correctamente en aquella dura y fea cama, le dió el desayuno. Éste consistía en un té de manzanilla, unas tostadas con queso, con mermelada de frutilla y de naranja, también un licuado de banana y una manzana. ¿Acaso querían que se descomponga? Frank miró a Gerard una vez que había analizado todo el desayuno, éste traía una hermosa sonrisa.

— No sabíamos bien qué es lo que te gustaba, así que pedí que hicieran cosas muy sanas para ti — Frank no dijo nada y volvió su vista a aquella bandeja que tenía delante suyo. En estos momentos es cuando más deseaba el desayuno que su madre le preparaba. Ella le hacía a la mañana un delicioso café con leche, con unas tostadas con miel y un jugo de naranja, simplemente delicioso — Tu amigo dijo que vendría hoy a la tarde para verte. También te traerá algunas cosas porque mañana te dan el alta.

Bulletproof heart •Frerard•Where stories live. Discover now