Destino o casualidad (Escorpio x Sagitario)

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Destino o casualidad - Parte Única

Escorpio Hombre y Sagitario Mujer

—¿Quieres que tengamos sexo?

Escorpio miró a la chica que se había parado a un lado de él con una ceja alzada.

—¿Disculpa?

—¿Quieres tener sexo conmigo?

Escorpio ladeo una sonrisa y negó, divertido.

—Niña, quiérete un poco más.

—Imbécil.

Escorpio negó y volvió su atención a su whiskey.

—¿Qué hace un tipo de traje caro tomando un whiskey caro en un lugar como este si no quiere sexo? —preguntó alguien a unas butacas más allá de él. Escorpio observó a la morena que estaba jugando con una aceituna empapada en Martini.

Escorpio sonrió.

—¿Quién dijo que no busco sexo? —Cuestionó frunciendo el ceño. La morena sonrió de lado.

—Entonces, ¿eres de esos que prefieren cazar a su presa y disfrutar del recorrido, a tener la presa servida en bandeja? —preguntó ella. Escorpio no sabía si lo que veía en los ojos de la morena era curiosidad o algo más, él creía ser bueno leyendo a los demás, pero ahora no estaba seguro de que le transmitía la chica.

—Tal vez.

Y la morena sonrío completamente y probablemente Escorpio babeo un poco.

Fue su primer encuentro, y no paso más allá de una conversación de pocos minutos. Cuando volvieron a encontrarse, mismo bar, misma hora, diferente día, la morena se sentó una butaca más cerca de él. Escorpio empleó sus tácticas de seducción aun sabiendo que ella quería acostarse con él. Sin embargo, esa noche tampoco paso nada relevante, exceptuando, que supo su nombre; Sagitario.

El tercer y cuarto encuentro, sucedió igual que el segundo, pero ahora se sentaron uno al lado del otro, hablaron, rieron y bebieron, el único avance que Escorpio tuvo fue que pudo tocar la mano de Sagitario como modo de saludo. Ella le sonrío como si le causara diversión. El quinto encuentro fue prometedor, la morena se despidió con un beso en la mejilla y una sonrisa ladina, casi felina. Escorpio sintió el fuego crecer en sus venas y ya comenzaba a hartarse de intentar cazar a la presa, la quería servida en bandeja. Fue el sexto encuentro, tal vez el más sorprendente, ella no tardó ni dos minutos en besar sus mejillas y tomar su mano, lo llevó a un viaje lleno de lujuria que lo dejo queriendo más.

Pero no hubo un séptimo encuentro. La morena no volvió al bar la otra semana, ni la otra. Nunca se volvieron a encontrar.

Hasta ahora.

Sagitario estaba sentada detrás del escritorio de la persona con la que él se iba a reunir. Enarcó una ceja cuando ella lo vio. Su rostro trigueño palideció, pero enseguida se recompuso y su expresión se volvió seria, cerrada, nada igual a lo que él había visto en aquel bar.

—Buenos días —saludó Escorpio.

—Buenos días —saludó ella levantándose de su silla—. Puedes retirarte —le dijo a su asistente, quien lo había acompañado dentro de la oficina de su jefa, la muchacha no tardó en irse.

Sagitario le indicó tomar asiento en uno de los sofás de la sala de su amplia oficina. Escorpio no estaba impresionado por el lugar, su propia empresa era igual de rica, pero definitivamente estaba impresionado por encontrarse a quien podría ser su futura socia como la misma mujer que había estado anhelando ver desde hace algunos meses.

—Es pequeño el mundo ¿cierto? —preguntó él al tiempo que se sentaba en el sofá individual y desabrochaba su chaqueta. Ella le dedicó una mirada aguda, pero no dijo.

—Así que, ¿Escorpio verdad? Ha estado interesado en asociar nuestras empresas para una campaña publicitaria, hace varios meses, ¿puedo saber por qué la insistencia? —preguntó Sagitario sin perder ni un solo segundo la compostura, ignorando por completo el comentario anterior.

Escorpio no pudo evitar odiar el moño rígido que sujetaba el cabello largo y ondulado de la morena. Recordó como lo sujetó cuando la besó con fuerza contra la puerta de la habitación del motel aquella noche y como quedó despeinado después de tanta pasión desenfrenada. Apretó sus labios intentando encontrar su propio control.

—Sí, he estado interesado en una asociación, pero a largo plazo —contestó él intentando mantener su cordura a raya, al menos, en el exterior.

—¿A largo plazo? —Cuestionó Sagitario frunciendo levemente el ceño. Él esbozó una sonrisa encantadora.

—Sí, me gustaría que ambas empresas se fusionen para tratar con algunos tipos de campañas —respondió él asintiendo con la cabeza.

—¿Qué tipos de campañas?

—Por lo que me he informado de su empresa, las campañas en las que son más débiles, tales como las ventas de bebidas alcohólicas y —ella lo interrumpió, ahora sí, su ceño completamente fruncido.

—Sin embargo, su empresa tampoco es pionera en esas campañas, de hecho, sus campañas publicitarias de vinos son las que menos impacto han tenido en el mercado —señaló ella. Escorpio asintió, no muy orgulloso de ese hecho, pero sabiendo que era más que real.

—Cierto.

—Entonces, quieres unir nuestras empresas para que trabajen en sus debilidades, pero juntas, dejando a un lado nuestras fortalezas ¿cierto?

—¿Por qué trabajar en nuestras fortalezas juntos cuando ya sabemos que somos buenos en eso por separados? No creo que usted necesite de mi empresa para potenciar sus campañas de lencería —observó Escorpio encogiéndose de hombros.

—Interesante.

Sagitario asintió, pero se mantuvo en silencio por unos minutos. Escorpio no se molestó por eso, de hecho, se recreó en la imagen de una morena sumida en sus pensamientos, se preguntó, tontamente, si alguna vez podría volver a estar con ella en la intimidad, y ni siquiera se refería completamente a dormir con ella, más bien, tenía una cierta necesidad de otro tipo de intimidad, de poder hablar libremente, reír y aliviar su carga en una charla sin ataduras reales.

—Bien, es una buena propuesta —aceptó Sagitario juntando sus manos y soltando un suspiro—, pero necesitaré reunir a mi equipo para desarrollar un contrato con todas nuestras pautas y condiciones antes de concretar algo con su empresa —agregó. Escorpio asintió.

—Mi equipo ya escribió un contrato opcional, tu equipo puede revisarlo y luego hacerme saber cuáles son sus condiciones —habló él sonriendo mientras le entrega el sobre que había traído consigo. La idea de poder volver a reunirse con Sagitario, aunque sea solo por negocios, le era excitante.

—Muy bien, entonces nos volveremos a ver —comentó ella mientras se levantaba, estiro su mano y él la estrechó. El calor que recorrió su cuerpo como una ráfaga fue interesante, más aún darse cuenta que ella también lo sintió. Las mejillas de la morena se ruborizaron levemente y la vio tragar saliva—. Ha sido un placer —añadió, su voz un poco descompuesta. Él sonrió de lado.

—Claro que sí.

—Mi secretaria le dirá cuando nos podemos volver a reunir —dijo ella dándose la vuelta para volver a su escritorio.

A Escorpio no se le escapo el hecho del contorneo un poco exagerado de caderas de la mujer. Se relamió los labios, pero no dijo nada y caminó a la puerta. Sin embargo, una idea algo demente se le cruzó por la cabeza.

—No fue casualidad, ¿cierto? —preguntó de pronto Escorpio deteniendo su andar hacia la puerta. Se volvió en sí y fijo su mirada en Sagitario, ella sonrió lascivamente.

—No, no lo fue Escorpio. 

Get Wild #Zodiaco #EspecialWhere stories live. Discover now