Después de la muerte (Tauro x Géminis)

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Después de la muerte - Parte 1

Tauro Mujer y Géminis Hombre

Antes

Lo miró intentando demostrar todo el amor que sentía por él con ese gesto. Quiso abrazarlo, quiso acercarse y limpiar sus lágrimas, limpiar su rostro, pero no pudo. No podía hacerlo. No podía volver a él. No debía volver a él. Lo amaba, con toda su alma, o lo que quedaba de ella, pero no podía volver otra vez. Estaba cansada, adolorida, exhausta de repetir el ciclo. Un ciclo tortuoso, donde ella lo lastimaba, él lloraba, ella le pedía perdón y él la perdonaba, ¿por qué? Porque se amaban. Pero ya no podía seguir así, no podía seguir viviendo así, cometiendo errores sabiendo que él la perdonaría, no podía seguir engañándolo, no podía soportar verlo llorar, pero ¿por qué seguía haciéndolo? Porque es estúpida. Porque es estúpido. ¿Quién puede perdonar tantos errores? Sólo él. Y eso debía terminar ahora, incluso si se siente como el fin del mundo.

—Me tengo que ir.

Lo miró intentando demostrar todo el amor que sentía por él. Quiso abrazarlo, quiso acercarse y limpiar sus lágrimas, pero no pudo. No podía. No podía volver a él. Lo amaba, con toda su alma, o lo que quedaba de ella, pero no podía volver otra vez. Estaba cansada, adolorida, exhausta de repetir el ciclo. Un ciclo tortuoso, donde ella lo lastimaba, él lloraba, ella le pedía perdón y él la perdonaba, ¿por qué? Porque se amaban.

—Me tengo que ir —susurro.

—Lo sé —murmuro él sin poder mirarla.

¿Cómo mirarla? ¿Cómo verla a los ojos y no sentir que lo partían en mil pedazos? ¿Cómo despedirse de ella si todavía la amaba? ¿Cómo decir adiós con una espina clavada en el corazón? No quería soltarla, no quería dejarla ir, no quería que lo dejara de amar ni dejarla de amar, quería abrazarla, darle todos los besos que sentía que aún se debían. Quería hacerle el amor mil veces más, no quería que se fuera, no entendía realmente por qué debía irse, si dolía tanto, si era una tortura su partida, ¿por qué se va? ¿Tan poco la amo? ¿Acaso no fue suficiente para ella? ¿Y por qué si no lo fue, en vez de enojarse más tristeza la da? Quería decirle que era una egoísta por solo pensar en ella, quería decirle que lo estaba destruyendo, quería decirle que su vida acababa una vez cruzara el umbral de esa maldita puerta. Quería decirle que la amaba con todo su ser, y que eso sería así, incluso después de la muerte.

—Géminis... —lo llamó. No podía irse sin verlo por última vez. No podía despedirse sino lo hacía correctamente.

—Sólo...vete —murmuro en un hilo de voz. No podía verla irse, sabía que, si levantaba la mirada del suelo y la veía, correría hasta sus brazos, la abrazaría con fuerza e intentaría convencerla de que no huya.

—Géminis, por favor —murmuro ella con insistencia.

—No me importa, vete —exigió el chico cometiendo el error de volver a mirarla—. Maldita seas Tauro —habló levantándose del sofá. Ella tragó saliva y parpadeó varias veces para eliminar las lágrimas acumuladas en sus ojos.

—Gem... —murmuro con dolor.

—Dilo y vete, estoy harto de satisfacer a tu consciencia —gruñó él, aunque en realidad no le importaba en absoluto perdonar los errores de ella, la quería, la adoraba, poco le importaba si lo había engañado cuando ella volvía a él, cuando era él quien la abrazaba por las noches, nada le importaba más que ella.

Él la odio en un principio por convertirlo en un sumiso de su amor, pero de nada sirve el odio cuando cada vez que la veía su corazón palpitaba frenético de la felicidad, ¿qué le importaba a él sus errores? Una mierda, nada le importaba más que amarla. Y tal vez ahora se da cuenta que quien está siendo egoísta no es ella, es él.

—Gem, yo te amo, pero debo decir adiós —habló ella recuperando la estabilidad y la fuerza que había intentado reunir para despedirse de él.

Géminis cayó de rodillas al suelo tapó su hermoso rostro con sus manos y lloró desconsoladamente, sus hombros subían y bajan con fuerza, lo estaba lastimando y mucho, pero tenía que irse. Sin embargo, sus pies no se movían de ahí, estaba estática, mirando al amor de su vida deshacerse en lágrimas, y todo por su culpa. ¿Qué estaba esperando? ¿Qué le dijera que también la amaba? ¿Qué le dijera que la amaría por siempre? ¿Qué diablos esperaba de él? Géminis tenía razón, era una egoísta ingrata, ella realmente quería que él calmara a su consciencia para irse en paz, para irse creyendo que eso era lo correcto, que irse y destruirlo en el proceso era lo correcto, pero ¿era lo correcto? ¿Por qué si era lo correcto se sentía tan mal? ¿Tan hija de puta era?

Eres una hija de puta, una mierda no lo mereces, no eres digna de su amor, no fuiste capaz de cuidarlo, ¿ahora quieres remendar las cosas? Te dio miles de oportunidad, y le fallaste una y otra vez se dijo, porque si no lo hacía no podría irse, porque si no se odiaba, se quedaría y sería lo peor.

Suspiró, respiró hondo y lo miró una vez más. Dio un paso adelante extendiendo su mano dispuesta a....cerró su mano en un puño y dejo caer su brazo, retrocedió dos pasos y se dio la vuelta mientras aguantaba la respiración.

—Espera. 

Se congeló.

—Géminis... —comenzó sin darse la vuelta, no podría, no lo soportaría.

—Lo sé, lo sé, solo quiero darte algo antes de que te vayas, no quiero quedarme con él —habló el chico levantándose del suelo con la poca fuerza que le quedaba, se acercó al mueble junto al sofá y abrió el primer cajón, de ahí sacó el regalo que le daría en su cumpleaños—. Te lo iba a dar en tu cumpleaños, pero... —se calló, no era tan fuerte como para repetir esas palabras.

Se acercó a ella, Tauro lo sintió, su cuerpo lo sintió aproximándose. Se detuvo a falta de menos de un metro de distancia, si se acercaba más no dejaría que se vaya. Extendió su brazo hasta que el objeto toco la espalda de la mujer de su vida, ella tomó el regalo sin voltearse.

—Vete, por favor —pidió él volviendo a sentir sus ojos humedecerse. Tragó saliva y se dio la vuelta.

No escuchó cuando cerró la puerta y se fue, pero si lo sintió, profundo, como un gran trueno calándole los huesos.

Tauro salió en silencio, sus piernas pesaban mil kilos cada una y su pecho parecía tener un ancla, todo su cuerpo quería volver sobre sus pasos y aferrarse a aquel chico que daño tanto. Respiró hondo cientos de veces, pero el nudo en su garganta no se iba. Cuando llegó al auto se dio cuenta del objeto que tenía agarrado en su mano con una fuerza descomunal. Tragó saliva al ver la cajita negra contrastando con su piel nívea. Sus ojos se llenaron de lágrimas al abrirla, soltó un jadeo lastimero.

Era un anillo, un hermoso anillo de compromiso, él le iba a proponer matrimonio el día de su cumpleaños. Boqueó intentando encontrar el oxígeno que le faltaba, mierda, mierda, mierda.

Sus ojos ardían, su alma ardía, su cuerpo ardía, su corazón estaba en llamas, pulverizándose lentamente, cada minuto que pasaba más chiquito se hacía, más rápido moría. Sin ella sentía moría, sin ella estaba muerto en vida. 

Get Wild #Zodiaco #EspecialWhere stories live. Discover now