Genial (Géminis x Piscis)

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Genial - Parte Única

Géminis Mujer y Piscis Hombre

Géminis se sentó en la arena, no era de su agrado, pero tampoco estaba mal cuando se sentaba sobre una manta. De hecho, odiaba la playa, el sol, la arena, ¿por qué estaba ahí? Porque su madre le había obligado a irse de vacaciones para descansar, ¿descansar de qué? De todo el mundo. Aunque no sabía si podría, llevaba dos días en ese lugar y su cabeza no dejaba de correr, ¿cómo podría descansar de su propia mente? Había estado de la misma manera desde que se enteró que su marido la engañaba con su secretaria, no, no era la secretaria de su marido, era ¡su secretaria! La mujer que había estado con ella siempre, su mano derecha, conocía su agenda laboral y privada, conocía a sus hijos, había asistido a todos sus cumpleaños, ella había confiado en la otra mujer ciegamente, y por una reunión cancelada, se enteró de la mentira en que estaba viviendo.

Su secretaria se acostaba con su marido, y la única pregunta que se le vino a la mente cuando los vio follando en su cama, fue ¿así se ve una mujer sexualmente satisfecha? Ella creía que la poca vida sexual que tenía su matrimonio era normal, trabajaban todo el día y a veces no se veían por días debido a estar de viaje, siempre estaban cansados, tenían dos hijos que demandaban el resto de energía que les quedaba y al llegar a la cama, ninguno iniciaba nada. ¡Claro que no! Porque él estaba bien satisfecho, si se follaba a su secretaria.

Respiró hondo.

Ellos ni siquiera notaron que había entrado en la habitación, se alegro de saber que sus hijos estaban con sus abuelos el fin de semana, al menos su marido, futuro ex esposo respetaba un poco a sus hijos. Géminis no se alteró, ni gritó, tomó su teléfono y sacó una foto, luego se la envió a su mejor amiga sin palabras agregadas. Camino a su vestidor y tomó su maleta para viajes, sus documentos y sus productos de necesidad básica los metió en un bolso de mano. Salió del vestidor a tiempo para ver como los dos amantes tomaban un respiro, su marido abrió los ojos como platos al verla y su secretaria chilló asustada. Rodó los ojos al cielo y camino hasta la puerta.

—Espera, ¡Géminis! ¡No es lo que crees! —gritó él saliendo detrás de ella.

—Tranquilo querido, recibirás una llamada de mi abogado a más tardar en dos horas —habló esbozando una sonrisa altiva, estaba orgullosa de saber que su voz no le tembló, satisfecha de que su expresión se mantenía neutral, sin demostrar que por dentro todo se desmoronaba.

—Espera Géminis, podemos solucionarlo, no te precipites —pidió él agarrando su brazo para que no avanzara. Ella sonrió.

—¿Precipitarme? Te follas a mi secretaria en mi propia cama y casa, ¿y yo me precipito? —lle preguntó alzando una ceja, se deshizo de su agarre y siguió su camino hasta fuera.

Luego de eso habló con su mejor amiga, quien también era su abogada, condujo a la casa de su madre y le contó todo, sus hijos se preocuparon al verla llorar, no supo qué decir. Y a partir de ahí fue todo un desastre, no podía concentrarse en el trabajo, cancelo reuniones y viajes, dejo todo en pausa para poder reconstruir lo que se había roto, sus hijos no volvieron con su padre el lunes y ella supo que de algo sospechaban. El miércoles, el mayor de sus dos hijos, la abrazo y le dijo que lo lamentaba. Su madre le explicó esa noche después de la cena que sus hijos la habían escuchado discutir con su padre.

Tragó saliva y concentro su mirada en el horizonte, pero no pudo centrarse mucho ya que unos ladridos la sacaron de sus pensamientos. Giro su cabeza justo a tiempo para ver a un san bernardo correr hacia ella y derribarle para luego lamer su cara.

—¡Betty! ¡Deja a la mujer en paz! —gritó alguien.

El perro, quien al parecer era una perra llamada Betty dejo de lamer su cara y comenzó a ladrar juguetonamente. Se incorporó sin perder la oportunidad y miró al dueño. Oh dios, el hombre solo llevaba unos pantalones cortos deportivos negros, sin camiseta, su cuerpo bien trabajado estaba sudoroso, su piel bronceada resaltaba con la luz del sol y era hermoso. Y varios años menor que ella.

—Lo siento —se disculpó él sin dejar de mirarla, observo sus jeans, su sudadera y sus tenis alzando una ceja—, Betty no suele comportarse así —agregó. La aludida ladró feliz y buscó otra vez su contacto, Géminis acaricio su cabeza peluda.

—Esta bien, es agradable —murmuro.

—Soy Piscis —se presentó el chico. Ella alzó una ceja.

—Géminis.

—Un placer conocerte Géminis —dijo esbozando una sonrisa que me causo estragos en la entrepierna.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó curiosa.

—¿Saber qué? —preguntó él confundido.

—Qué es un placer conocerme —contestó ella. Piscis sonrió aún más grande, dios, el sol era chiquito al lado de su sonrisa brillante.

—Sonará tonto, pero te ves como si fuera un placer conocerte —confesó.

Géminis hizo una mueca de lado, ¿le estaba coqueteando? Ni siquiera sabía como responder a eso, estaba muy grande para estas cosas y no recordaba cómo coquetear.

—¿Me estás coqueteando? —preguntó ella alzando una ceja. Piscis se sonrojo, nervioso—. Eres muy tierno —señaló divertida. Él río avergonzado.

—¿Quieres ir por un trago? —propuso él, todavía con sus mejillas rojas y más nervioso aún.

—¿A las nueve de la mañana? —preguntó ella riendo.

—No ahora, necesito un baño para verme más presentable, pero por la noche —comentó Piscis encogiéndose de hombros.

—Para mi te ves bastante presentable —mencionó Géminis observando descaradamente los abdominales de chico. Relamió sus labios, de pronto, se sentía caliente, dios, ¿hace cuánto que no sentía que podría derretirse solo con mirar a un hombre? ¿Hace cuanto no se sentía tan ligera?

—Puedo quedarme de esta manera si quieres —le dijo él, sonriendo altanero, claramente sabía el efecto que estaba teniendo sobre ella. Géminis sonrió.

—Acepto el trago, pero deberás vestirte, no podré concentrarme si estás así —aceptó ella.

—Genial —dijo él.

—Genial —murmuro ella.

Más tarde esa noche se encontraba en un bar tejano, bebiendo tequila junto a un hombre ocho años más joven que ella mientras le contaba como había encontrado a su secretaria follando a su marido una semana atrás. Luego se besaron, luego se fueron del bar a su casa, la temperatura subió y cuando quiso darse cuenta estaba gimiendo debajo de ese hombre con sonrisa brillante. Y por primera vez en años se sintió genial, deseada y satisfecha, ansiosa de más. Y por primera vez en su vida sintió realmente lo que era enamorarse, no esa noche, no fue esa noche cuando se enamoro de Piscis, fue después, no tan después, pero definitivamente esa noche tuvo mucho que ver.

Sonrió, mirando como Betty lamía la mejilla de su hijo mayor en agradecimiento por la comida extra. En otra ocasión los hubiera regañado, pero estaba contenta, era su quinto aniversario con Piscis, y a pesar de que no se había vuelto a casar, no sentía que sea necesario. Su vida por primera vez no se trataba de trabajar, ir a casa, ver a sus niños, acostarse y volver a repetir, había descubierto más junto a Piscis. Ese hombre, de sonrisa brillante que había llegado para iluminar su mundo sin pedir nada a cambio, bueno, ella era lo que él pedía.

Y era genial, porque ella no tenía problemas en darse a él.

Get Wild #Zodiaco #EspecialWhere stories live. Discover now