Rosas negras (Virgo x Escorpio)

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Rosas negras - Parte 1

Virgo Hombre y Escorpio Mujer

Día 00

Era lunes por la tarde. Virgo tenía muchas ganas de tomar una lata de Coca-Cola, realmente tenía sed, estaba exhausto, sudoroso y con un humor de perros, aunque la lata de gaseosa tampoco haría maravillas para mejorar su estado, solo se le antojaba.

Salió de los vestuarios del equipo de básquet y camino por el pasillo del colegio. Estaba vacío, la mayoría de los estudiantes ya se habían ido a casa o estaban en sus clubes. A esa hora los pasillos solían estar despoblados y por ende las máquinas expendedoras sin fila. Sonrió de lado cuando llegó al pasillo donde se encontraban la mayoría de ellas, se dirigió a la que era, por mucho, su favorita.

No se dio cuenta de su presencia hasta que lo vio colocarse frente a la maquina y alzar en brazo en ademán de comenzar hacer su compra. Lo detuvo con un gruñido ronco. Estaba ella primero. Él la miró, entre sorprendido y con miedo, no había visto a la chica porque se encontraba de costado a la maquina con los brazos cruzados y ojos desprendiendo llamas, furiosos.

—Hola —murmuro más por la costumbre de ser educado que por el interés de entablar una conversación con la chica que claramente estaba de peor humor que él.

—Estoy primero —dijo ella antes de patear la maquina una vez más para ver si funcionaba y le daba su maldita lata de Sprite. Gruñó otra vez, llevaba diez minutos intentando tener la lata que tanto deseaba revolear por la cabeza de su ex novio.

—No creo que así sea la manera de... —Virgo fue interrumpido por otro gruñido.

Pateó otra vez con más fuerza imaginando la cara de Brandon, escuchó el ruido que indicaba que la maquina comenzaba a funcionar. Tomo la lata luego de unos minutos y salió corriendo directo a los vestuarios.

Virgo se quedó mirando la dirección en la que se fue la chica, estaba seguro que la había visto en algún lado. Frunció el ceño y volvió su vista a la maquina procediendo a saciar su sed y si podía, mejorar su malhumor.

Escorpio entró a los vestuarios masculinos con una energía renovada, a pesar de que todavía estaba furiosa ya se regocijaba imaginando el rostro de su ex mientras ella lo golpeaba con una lata de Sprite, su bebida favorita.

—¿Qué haces aquí niña? ¡Esto es un vestuario de hombres! —se quejó uno de los muchachos al tiempo que se cubría la entrepierna con una toalla.

—No te alarmes, no tienes nada que no haya visto antes —comentó caminando entre los chicos hasta llegar a su objetivo.

Cuando la vio se sorprendió, pero al notar la lata de Sprite recordó la amenaza que le había jurado horas antes al descubrirlo besando a una de las porristas. Retrocedió con temor, pero ella fue más rápida, alzó su brazo y lanzó de una manera perfecta la bebida logrando impactar en la frente del chico.

—Oh —exclamaron el resto de sus compañeros. Escorpio sonrió de manera triunfal.

—Eso, es para que recuerdes que conmigo nadie juega —habló antes de darse la vuelta y salir del vestuario sintiéndose triunfal.

Llegó al pasillo donde se encontraba su casillero, estaba dispuesta a sacar sus cosas y por fin irse a casa, estaba sonriendo, nunca se iba a olvidar el rostro temeroso y adolorido que vio en su ex, nunca se olvidaría de él. Suspiró. A pesar del poco tiempo que habían estado juntos, el chico había logrado algo en ella, y aunque no le gustara admitirlo, lo estaba comenzando a querer, sin contar el hecho de que era la primera vez que se ponía de novia oficialmente con alguien. Por un lado, agradecía que su verdadera cara haya sido descubierta a tiempo, pero, por otro lado, dolía y mucho. Había vuelto a confiar en un hombre y la habían vuelto a decepcionar, y no sabía qué era peor, si ser una estúpida ilusa o volver a cometer el mismo error.

Apoyó la espalda en la pared y cerró los ojos, no iba a llorar, no en un lugar público, pero tenía tantas ganas de golpear algo con sus propios puños. Abrazó sus rodillas y escondió su rostro entre sus brazos, no iba a llorar, no iba a llorar. Estaba tan enojada, tan molesta con la situación que podría matar a la primera persona que se le cruzará en el camino.

—¿Estás bien? —le preguntó él acercándose a ella.

La había visto cuando volvía al vestuario, decidió pasar por su casillero y dejar la lata de gaseosa por la mitad para después terminarla. Le pareció extraño verla por segunda vez en menos de una hora, así que se acercó lentamente esperando no sobresaltar a la chica quien parecía bastante afligida comparada a cómo la vio hace momentos atrás.

Ella levantó la mirada, si las miradas mataran él hubiera muerto ahí mismo.

—¿Quién eres? —preguntó Escorpio frunciendo el ceño.

—Me dicen Virgo —respondió el chico sonriendo amablemente.

—¿Eres virgen? —Cuestionó ella, ¿por qué le dirían de esa manera a alguien? ¿Qué clase de apodo era ese?

—No —negó rápidamente Virgo, sus mejillas se tiñeron de rojo. ¿Cómo alguien puede pensar de esa manera?

—Ah.

—¿Estás bien? —volvió a preguntar el chico.

—No, pero no es de tu incumbencia, así que, sigue tu camino chico virgo —contestó la chica haciendo una señal con su mano para darle más énfasis a sus palabras. Virgo no se movió, simplemente se preguntó qué tan rápido era posible que una persona tomara una lata de Sprite—. Te dije que te fueras —gruño la chica incorporándose.

—¿Quieres una Sprite? —le preguntó Virgo en su lugar.

¿Es broma? 

Get Wild #Zodiaco #EspecialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora