De lo peor, lo mejor (Leo x Escorpio)

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De lo peor, lo mejor - Parte Única

Leo Hombre y Escorpio Mujer

Levantó la mirada y se encontró con sus ojos. Sus hermosos ojos azules. A veces, eran de un azul tan claro como el cielo, brillantes y cálidos. Otras, esos ojos azules se veían tan fríos y gélidos, que no transmitían emoción alguna. Sin embargo, siempre había creído que cuando esos ojos conectaban con los suyos algo mágico sucedía. En este momento, esos ojos no eran ni mágicos, ni cálidos, ni siquiera fríos, esos ojos no tenían sentimientos ni emociones, esos ojos no brillaban más. Al menos, no cuando la miraba en este momento.

Sabía qué hace tiempo las cosas no estaban bien. Verse, salir, conversar o siquiera estar en el mismo lugar, todo era diferente. Las cosas habían cambiado. ¿Cuándo? No lo sabe, pero en algún punto, todo cambio y ya no se sentían de la misma forma cuando estaban juntos. Loco, es que no se dio cuenta de esto hasta que, en sus ojos azules, sus hermosos ojos azules, no vio el brillo que le caracterizaba y que siempre le tenía anhelando verlo. Él ya no la miraba como antes. Y probablemente, ella tampoco lo miraba a él de la misma forma.

¿Cómo? Si todo estaba bien, ¿cómo habían pasado de ser una pareja que se amaba a mirarse de esta forma tan fría? ¿Cómo había sido posible que no se hubiera dado cuenta antes? ¿Cómo habían dejado de ser cálidos sus brazos? ¿Cuándo había comenzado a dejar de sentir amor por ella? ¿Cómo no se dio cuenta? ¿Estaba tan ciega? ¿Tanto lo amaba que no se dio cuenta que había comenzado a amar por los dos?

Tragó saliva mientras apartaba la mirada. Le afectaba tanto verlo, le afectaba tanto que ahora se arrepentía de aceptar venir.

—Hola —saludó él al tiempo que se sentaba en la silla frente a ella.

Por suerte para ella, el camarero apareció y él hizo su pedido. Estaba tan nerviosa, sus manos temblaban incluso estando entrelazadas sobre su regazo, y no podía levantar la vista porque le aterraba lo que se podía encontrar al verlo otra vez a los ojos.

—¿Cómo has estado? —le preguntó Leo luego de unos minutos en silencio.

Escorpio sonrió con ironía. ¿Cómo había estado? ¿Antes o después de enterarse que él ya no la amaba? ¿Antes o después de él? ¿Antes o después de que todo acabará? Negó y al fin lo miro. Leo no se sorprendió al tener sus ojos gélidos sobre los suyos, hacía tiempo que su frío ya no le afectaba.

—He tenido tiempos mejores —contestó ella encogiéndose de hombros como restándole importancia a la situación.

Y él no se sorprendió, porque Escorpio era así, nunca mostraba demasiado de sus emociones al resto, ya sean buenas o malas, siempre se mantenía estable, tranquila y en calma. Si era sincero, eso le había encantado al principio, pero ahora, le desencantaba. Pero sin dudas, tal vez espero que, en esta ocasión, y por la situación que acontece, se mostrará al menos un poco afectada.

Ella notó la mueca que se iba formando en la comisura de los labios de Leo y como rápidamente la aparto para mostrarse sin expresión. Rodó los ojos al cielo y suspiro pesadamente. ¿Cuándo se había vuelto tan frío y distante? Había tantas interrogantes que se sentía perdida, no podía ver con claridad la situación cuando estaba con él y se sentía imponte, molesta y sumamente frágil.

—¿Por qué me pediste venir? —preguntó, algo molesta, pues no podía evitar sentir molestia al ver como él se mostraba de manera tan impasible.

—Tus cosas siguen en el apartamento —contestó él de manera simple.

—Puedes tirarlas, quemarlas o donarlas —indicó ella sin parpadear.

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