Un juego (Géminis x Virgo)

794 43 4
                                    

Un juego - Parte Única

Géminis Mujer y Virgo Hombre

Tragué saliva y lo miré. Estaba terriblemente ansiosa, nerviosa y dolida, pero tenía que saberlo, él tenía que decirlo, porque si no lo hacía yo podría volver a caer en una mentira. Yo lo amaba tanto que cerraría los ojos y fingiría que estaba todo bien, pero no podía hacer eso si él decidía poner un fin a la mentira.

—Dime si es real o sólo soy un juego —pedí en un hilo de voz, estaba jodidamente mal. Sus ojos fríos como el hielo me miraron y mi sangre de congelo. Jodidamente mal.

—Eres un juego para mí —admitió. Casi, casi podía percibir su sonrisa arrogante asomarse en las esquinas de sus labios, casi podía ver como mi corazón se hacia añicos como una copa de cristal arrojada al piso. Eso era mi corazón, pedacitos de cristal esparcidos por el piso.

Reí, sin ganas, con una amargura que no era habitual en mí. Ni siquiera tenía ganas y energía para llorar. Era ridículo, y la sensación era demasiado familiar para mí. No era la primera vez que alguien que quería me usaba y luego me desechaba. Mi madre lo hizo, mi padre lo hizo, mi hermano lo hizo, mi mejor amiga lo hizo, ¡maldita sea! ¿Por qué creí que él iba a ser diferente?

—Claro que era un juego, un juguete más —murmure bajando la mirada hasta el piso. Apoyé mi espalda en la pared y respiré hondo—. Siempre fui alguien que la gente creía que podía tomar, jugar un rato y desechar, siempre fui un juego para los demás, no sé por qué creí que pare ti era diferente —agregué negando con la cabeza. Virgo no dijo nada—. ¿Por qué? —pregunté luego de unos minutos de silencio.

Virgo frunció el ceño.

—¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué yo? Tienes una fila de chicas dispuestas a todo por ti, ¿por qué yo? —pregunté con voz ahogada, pues sentía que me estaba ahogando, que me hundía en la miseria.

—No me gusta perder.

—¿Y qué ibas a perder si no estabas conmigo? ¿Es por qué te ignore la primera vez? ¿Quisiste tenerme por qué yo no quería estar contigo? —Cuestioné horrorizada—. Tú jugaste conmigo por la simple razón de no que me gustaste cuando te conocí ¿es eso? —pregunté alzando una ceja. Virgo tensó su mandíbula.

—Tenías que ser mía.

—¡No! No tenía que ser tuya, no me interesabas, no me atraías, eras un idiota arrogante, ¡tú solo querías meterte en mis pantalones! ¡Y te rechacé por eso! Porque yo quería una relación, no algo pasajero —grité, las lágrimas ya estaban corriendo por mis mejillas sin que pudiera evitarlo.

—¡Tenías que ser mía! —gruño.

—¡No! ¡No tenía que serlo! —grité una vez más, el dolor era tan fuerte que ni siquiera gritar o llorar me aliviaba—. ¡Tu fingiste ser alguien diferente! Tú fuiste amable, lindo, encantador ¿y solo para meterte en mis pantalones? ¿Tú fingiste solo para eso? ¿Armaste todo un circo para acostarte conmigo? ¿Tanto querías ser mi primero? ¿Tanto deseabas eso? —pregunté.

Todavía no podía creer el alcancé de crueldad que tenía el hombre frente a mí. No podía creer que me había enamorado de un monstruo, no, no me enamore de un monstruo, me enamore de una ilusión, de una actuación, de un cuento de hadas muy bien orquestado, me enamore de algo que no existía, y eso, eso me aliviaba un poco.

—Sí, lo hice, y gane —aceptó sin arrepentimientos. Asentí.

—Felicidades —murmure—, ganaste ¿y cuál es el premio? Porque a mí ya no me tienes más, así que tendrás que ir a buscar tu premio, tu palmada en el hombro y tu pastel de felicitaciones a otro maldito lado —gruñí más dolida de molesta, más rota que iracunda. Él sonrió.

—El premio es ser tu primero, es algo que no podrás cambiar ni olvidar, algo que perdurará por siempre en ti Géminis —contestó con una simpleza y arrogancia que me dio ganas de vomitar. No podía verlo a los ojos, no reconocía al hombre que estaba frente a mí, pues tampoco creía que lo había conocido alguna vez.

Reí sin ganas. Y me abracé a mi misma, el frío de la noche se había colado por la ventana y comenzaba a enfriarme, por fuera y por dentro.

—¿Por qué no me lo dijiste una vez que te acostaste conmigo? —pregunté, pero me arrepentí enseguida cuando Virgo se cernió sobre mí, siempre más alto, siempre más fuerte, siempre impecable y duro como una roca.

—Porque quería que gritarás de placer, quería que gritarás mi nombre y te vinieras una y otra vez con mis manos, lengua y polla, quería que seas mía, desde afuera hasta adentro, por completo —respondió, su aliento chocando contra mi boca.

Tragué saliva.

Iba a vomitar sino me alejaba de él ahora mismo, aunque si me detenía a pensarlo un poco, bien podría vomitarle sus malditos caros zapatos. Me escabullí de él y me acerqué a la sala donde habían quedado mis cosas, debía irme de aquí, ahora.

—Realmente debo verme como una tonta, realmente debo ser una tonta para creerme todas tus mentiras —hablé mientras me calzaba mis botas y luego me colocaba mi chaqueta. Virgo sonrió.

—No, no eres una tonta, sólo que soy muy buen actor —aseguró.

Asentí. Quería golpearlo, quería destrozarlo como me había destrozado. Quería borrarle la sonrisa arrogante y orgullosa de un puñetazo, ni siquiera me importaría el dolor, quería verlo sufrir, verlo sangrar, al menos por fuera. Quería quitarle la máscara y que viera lo poco que había ganado, ¿por qué? Porque mi virginidad estaba sobre valorada, ni siquiera me importaba haberla perdido con él, ni siquiera me importaba haber dormido tantas veces con él, pero me dolía como el infierno haberme enamorado de alguien que no existía.

—Claro que eres un buen actor —admití, él alzó una ceja, sorprendido—. Haz actuado toda tu maldita vida, tanto así que ni siquiera debes saber quién eres en realidad, pero no te preocupes, no voy a juzgarte, tus padres son una mierda, tus hermanos son más mierda aún, tus amigos bien podrían ser unos cerdos de lo asquerosos que son, así qué, ¿en quién te convierte en eso sino en una mierda más? Eres tan mierda que haz tenido que crearte una vida, un personaje para poder vivir, eres tan mierda que tuviste que convertirte en otra persona para poder acostarte con una chica, para poder enamorarla, porque sabías, claro que sabías que siendo quien quieres realmente nunca ibas a tener a la una chica que no quería acostarse contigo —hablé.

Ya no lloraba, ahora sentía pura rabia. Me di la vuelta para irme no antes ver como su máscara se rompía, no antes ver sus ojos con un brillo que no era arrogancia, ni orgullo ni narcisismo, un brillo oscuro, profundo, muy similar al dolor, la agonía.

Salí del apartamento y baje por las escaleras, sin mirar atrás, sin esperar algo de alguien que no conocía, alguien a quien no le importaba una mierda, alguien que era una mierda. Pero ya no debía importarme, a partir de ahora no sería tan ingenua, a partir de ahora no entregaría mi corazón a una ilusión, a partir de ahora iba a ser más fuerte, más guerrera, más orgullosa de lo que soy. Pero jamás, jamás me iba a volver un corazón frío, jamás iba jugar con las personas como jugaron conmigo. No iba a convertirme en quien me lastimo, iba a convertirme en alguien mucho mejor. 

Get Wild #Zodiaco #EspecialWhere stories live. Discover now