Sensaciones extrañas (Tauro x Acuario)

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Sensaciones extrañas - Parte Única 

Tauro Mujer y Acuario Mujer


Suspiró.

—¿Crees que alguna vez podrán comprendernos? —preguntó Acuario mientras apagaba su cigarrillo contra la pared donde estaba apoyada. Tauro rodó los ojos.

—¿Por qué querrías su comprensión?

—Porque son mi familia Tauro, y me duele saber que ni siquiera pueden verme a los ojos cuando me están echando de mi casa —contestó Acuario con molestia. Tauro suspiró y acomodo sus mechones rubios detrás de la oreja.

—Sinceramente, puede que en algún momento lo reconsideren, pero será dentro de años cuando se den cuenta que por una creencia sin sentido han perdido a su única hija —habló la rubia.

Acuario miró a la chica que estaba a su lado. Habían pasado cuatro años desde que la conoció, todavía podía recordar la sensación extraña que sintió cuando la vio caminar por el pasillo con el uniforme escolar. Cabellera rubia, ojos claros, labios carnosos, piel de seda y un cuerpo curvilíneo que la dejo mordiendo su labio inferior. Había creído que la sensación extraña era envidia, pues había sentido envidia de otras chicas al ver lo bien que le quedaban el uniforme escolar cuando a ella le quedaba horrible.

Sin embargo, la sensación extraña no se fue con el tiempo, más bien cada vez que la veía lo sentía y no podía quitar su mirada de la rubia. Tanto fue así que se encontró queriendo conocerla, saber más de ella. La rubia se había vuelto popular muy rápidamente, no solo por su belleza, también porque tenía un carácter fuerte y en vez de ahuyentar a los chicos, solo los atraía más. Eso le molesto, creyó que se trataba de una chica más que solo quiere atención, había tantas iguales en su colegio que se comportaban de esa manera, que no le sorprendería. Pero no, la rubia no era igual a las otras, a la rubia no le interesaban los chicos.

Y lo entendió cuando ya estaba siendo besada por ella detrás de las gradas. También entendió que su sensación extraña no era envidia, era atracción y que al parecer era mutuo.

Fue demasiado chocante darse cuenta que estaba sintiendo atracción por una chica, pero fue más abrupto aún saber que esa chica sentía algo por ella. Tauro le dijo que había notado su presencia prácticamente desde el principio, que cuando vio a una morocha con la falda del uniforme acentuando su trasero, prácticamente llamó toda su atención. Eso la avergonzó mucho en su momento, Acuario creía que su trasero era demasiado grande y no le gustaba mucho, ahora puede decir que ama su trasero y tal vez sea por la forma en que hace enloquecer a Tauro.

—No lo dices muy convencida —murmuro Acuario sonriendo de lado. Tauro rodó los ojos.

—Acuario, sabes que no todos son como mis padres, y si en algún momento tus padres se arrepienten por esto será dentro de muchos años —se resignó la chica en un encogimiento—, quisiera pedirte que te olvides de ellos y te concentres en el ahora, pero sería muy egoísta de mi parta hacer eso —agregó mirándola con cariño. Acuario sonrió.

—Eres hermosa.

—Tú lo eres más —murmuro Tauro acercándose a la morocha para besarla.

...

Tauro dejo su bolso sobre el sofá y paso a la cocina, se moría de hambre. Se detuvo en el umbral al ver a Acuario sacando algo del horno dejando la perfecta vista de su trasero. Jadeo. La morocha seguía causándole las mismas sensaciones que cuando la vio por primera vez. Sonrió de lado recordando el momento que la vio en aquel pasillo, sosteniendo sus libros contra su pecho y escuchando música por sus auriculares. Lucía distraída y muy inocente.

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