Capítulo 45

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— Se pueden retirar

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— Se pueden retirar.

Suspiro aliviada quitando mis anteojos tirándolos con fuerza sobre el escritorio para posar mis manos sobre mi rostro acariciando mis sienes con desesperación, cerrando mis ojos con fuerza, me dolía infiernos, lo más probable es que tendría que cambiarlos pronto.

Guarde mis cosas con lentitud sintiendo como mis manos pesaban por lo débil que me sentía, estaba mareada por forzar mi mirada durante horas. Me levante con pereza y caminé a las afueras del salón observando todo el pasillo repleto de personas que me hacían sentir agobiada y con rapidez caminé entre todos saliendo rápidamente de mi facultad casi trotando a la facultad de mi amiga, apenas entrar en ella observe a lo lejos mi hermosa mejor amiga guardando sus cosas en su casillero con una horrible bota ortopédica en su pie derecho.

— ¡Kelly! — grite estando a sus espaldas haciendo que se asustara y saltara del susto, aterrorizada se giró hacia mi con una mano sobre el corazón.

— Emm, me asustaste — levanto su mano revolviendo mi cabello, reí suavemente y lo arreglé con rapidez.

— Lo siento — me disculpé para bajar la mirada — ¿cómo va ese tobillo?

— De la mierda, me duele demasiado — se quejo arreglando las cosas dentro de su casillero.

— ¿Te estás tomando los analgésicos que te eh recetado? — Kelly instantáneamente asintió con la cabeza fijando su mirada en su teléfono dentro del casillero — ¿el gel y las vendas? — asintió nuevamente sin tomarme la importancia necesaria, sinceramente la chica no me estaba tomando atención y asentía automáticamente — ¿Alex te gusta? — la rubia asintió otra vez.

— Espera ¿que? — preguntó confundida la chica por fin mirándome — ¿que dijiste de Alex?

Solté una carcajada escandalosa apoyándome en las taquillas — te gusta demasiado ¿no?

— No, no me gusta Alex, por favor Emma, es el típico chico de los libros, el playboy egocéntricos que solo juega con todas las chicas que conoce.

— ¿No quieres ser una de ellas?

— Claro que no quiero ser una de ellas.

— Pero la diferencia es que no eres una apuesta en este caso — escuche una pequeña risita de la chica — y se conocen de siempre, también que el te quiere demasiaaaaado — no puedo evitar sonreír grande al ver cómo la rubia sonreía con las mejillas sonrojadas — mierda, te gusta mucho ese idiota.

La rubia aparentemente cohibida cierra la puerta del casillero con fuerza — Emma, ahora deberías estar en el entrenamiento no aquí consiguiéndome novio.

EXCHANGE, Joshua BassettWhere stories live. Discover now