Cap 13

37 2 4
                                    

Ella.

—No digas que la echaron, sabes que ella solo estaba haciendo de reemplazo, no necesita trabajar— puntualiza desde el asiento contiguo, da vuelta a la llave para apagar el motor y luego se gira un poco para verme.

—Aun así, lo hace, trabaja y se esfuerza mucho— me encojo de hombros mientras respondo. Él  busca mi mano, la entrelaza con la suya y sonríe.

—Sí, pero solo trata de distraerse un poco— explica en un tono relajado— ¿No querrás que se deprima o si? —Entorna sus ojos por un momento, esperando que yo reconozca que lo que dice es cierto.

—No necesariamente.

—Bueno, pues, ahora tendremos más tiempo con ella, es lo que querías —logra animarme al recordar eso.

—Así es— asiento con alegría.

Mi madre siempre ha sido nuestro motor, siempre reflejando cualidades que a mí me gustaría alcanzar. Ahora, siento que soy un tanto desconsiderada, que aunque me esfuerzo por ser una buena hija, doy por sentadas muchas cosas, como por ejemplo, que la tendré quien sabe por cuanto, que trabajar es lo suyo, sin importar dónde sea y que debo aprovecharla.

Ryan acerca mi mano a su boca y con un beso me cosquillea la piel.

—No hagas eso— le dedico una risa corta.

Vuelve a hacerlo dos veces más que no desperdicio para volver a reír.

—Si logro que sonrías así, entonces no habrá quien me detenga— me guiña un ojo antes de invitarme a bajar.

Rodeo el auto para que salgamos del estacionamiento, mientras lo hago, utilizo el tiempo para hacer un rápido registro del hombre que ahora tengo por esposo, (Ejem, quise decir novio). Lo veo acercarse con su segura e interesante forma de caminar que enloquece a cualquiera, en especial a mí. Hoy viene más tranquilo, con unos vaqueros negros, zapatos del mismo color excepto por la suela blanca, su remera también blanca, chamarra oscura y un gorro de lana que le da un atractivo toque.

¿Había algún outfit que le sentara mal? Nota mental: averiguarlo.

—¿Qué?— Pregunta al notar que lo estoy estudiando. Toma mi mano y nos conduce a la salida.

—Te ves bien hoy. Si fuera cualquier chica, diría que no hay hombre mejor puesto que tú—.Caminar junto a Ryan, implica debatirse si es su loción para afeitar, su antitranspirante, o su colonia lo que te impide desear alejarte de él.

—¿Pero, ...?—Cuestiona, imaginando que es lo siguiente que escuchará de mí.

Lo cierto es que no está lejos.

—Pero, tu cara contradice el término bien— de inmediato, me mira con rareza, así que me adelanto— es que dice que te ves cansado.

—Es porque lo estoy— confirma agotado y procede a explicar la razón— con tanta descarga de emociones no pude pegar el ojo, creí que si lo hacía todo resultaría ser un sueño.

Paro en seco conmovida. Lo miro, comprobando en sus ojeras que no ha sido una buena noche y antes de besar su mejilla agrego un sonido de ternura. Siempre le ha importado ser sincero, aprecio eso, él no se guarda sentimientos por muy ridículos que los crea.

—¿Acaso tú dormiste?— Entornando los ojos se dirige hacia mí. Entonces, vuelvo a moverme para indicar que debemos seguir caminando.

—Bueno, después de toda esa energía gastada, un baño me tenía que arrullar— lo miro con una gran sonrisa, una que por su puesto no se transmite.

Levanta sus cejas y luego junto a un ademán pregunta con ambiente teatral.

—¿Por qué siento que soy el único que sufrirá en esta relación?

Do no trust meWhere stories live. Discover now