Cap 5

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Ella.

—¿Te gusta?—me sobresalta una voz tras de mí.

Erika Cooper. Una de las animadoras del equipo se encuentra a mi lado, intentando ser oída a través del bullicio provocado por los espectadores que apoyan al equipo ganador, bebe del batido que tiene en su mano derecha, mientras los jugadores de nuestra escuela, con sus distinguidos uniformes, celebran en mitad de la cancha al compás de la voz del narrador.

Algo desubicada pregunto:

—¿De qué hablas?— al escucharme se detiene por un momento, sonríe con malicia y hace un ademán en dirección a la cancha.

—Llevas mirando el trasero del número cinco todo el partido  y por lo que sé de ti, no creo que solo vengas a eso, ¿O me equivoco?— vuelve a dirigir la atención a su bebida y me dedica una mirada pícara.

No tenía que mirar a la cancha para saber que Thomas Jefferson, el exnovio de su mejor amiga Jessica es quien porta esa camiseta.

—Dime...¿Rompiste con Tony? O ¿Acaso tu madre te echó de la casa? ¿Por qué de repente estás justo aquí, buscando una excusa para no aburrirte de ti misma?—fue entonces, cuando su cara anunció que mi comentario no le había hecho ni pizca de gracia—.¿Es porque no pudiste animar hoy, por tu pequeña lesión?— hago un fingido gesto de preocupación para darle a entender que tampoco estoy de acuerdo en que decidiera molestarme hoy. A decir verdad hacía mucho tiempo desde que habíamos tenido una conversación o siquiera algún tipo de interacción humana, sabía quién era porque siempre estaba sentada en nuestra mesa con Jaden y los chicos, claro está lo único que venían a hacer ella y sus amigas era coquetear, ¡da igual! eso no era una causa para que me cayera mal, siempre me pareció solo una compañera más.

Quizá estaba siendo un poco grosera pero tenía a quién culpar: El hambre.

—¡No me digas! ¿Te enfadó esa pequeña observación?— se mofa—.¡Lo siento!— levanta su mano libre para apoyar su falsa declaración— quizá solo me equivoqué un poco y en vez de mencionar al número cinco debí mencionar a...

—¿Nos vamos?— interrumpe Ryan, que aún emana un olor a tierra, combinada con sudor y restos de césped; aun así nuestras miradas no se desconectaron, buscando algo más en ellas, dejando a nuestro circunstante algo confundido.

—¡Bien! Ya me iba— anunció de manera repentina levantándose del asiento y yéndose por donde todos.

—¿Qué fue eso?— voltea usando su dedo índice para ser más exacto.

Mi cara fue...(quizá como dirían algunos) Un poema, al ver a mi amigo, no precisamente porque se viera realmente atractivo con todas esas capas de suciedad y sudor.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¡Para tu información tengo hambre!— resoplo histérica —creí que ya estarías cambiado para cuando vinieras a mí—exhalo un poco mientras decido levantarme.

—Gracias, sin duda fue un gran juego— soltó sarcástico luego de disfrutar mi pequeño momento.

—Te espero fuera— fue lo que pronuncié tras poner los ojos en blanco y reír.

Mientras lo hacía, me di paso a intentar adivinar qué estaba ocurriendo a mi alrededor, que no había notado aún. Sostenía que estaban pasando cosas extrañas últimamente, pero, no sabía si agregar a Erika a la lista, solo había insinuado que me gustaba alguien del equipo y no es que estuviese tan lejos de la realidad.

Para cuando Ryan llegó, mi cerebro terminaba de recriminarme que era una desvergonzada al poner atención al trasero de mi mejor amigo en vez de al partido, conociendo su amor por el football mi hermano estaría muy decepcionado. Sí, Ryan Steve O'Connor, nombre del chico que desde el kínder había logrado robar mi atención. ¿Mi crush? Quizá. ¿Una cobarde al no decirlo? No específicamente.

Do no trust meWhere stories live. Discover now