Capítulo Doce

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Timbre de salida había sonado. Todos debían ir directo sus casas pues las clases finalmente había finalizado por ese día.
Todos corrían para poder salir e ir a disfrutar con sus amigos después de tanto estudiar.

Ese descanso ya hacía mucha falta.

Beomgyu caminaba hacia la salida, tarareaba su canción favorita mientras movía tu cabeza de lado a lado sosteniendo su mochila con ambas manos. No pudo haber tenido mejor día, fue mejor que de costumbre. Estaba ansioso de llegar a su hogar, seguramente Haneul había dejado un delicioso plato de ramen quemado en la nevera.

No veía a Yeonjun, mucho menos a Taehyun. Estaba preocupado, como un niño el cual pierde a sus padres en el súper. De igual manera siguió caminado hasta su casillero. Lo abrió para sacar algunas hojas que había dejado ahí botadas días atrás.

Una vez tenía todo fuera, cerró delicadamente para no hacer ruido y llamar la atención de los desconocidos que andaban por todo el pasillo metidos en sus propios pensamientos.

Una vez cerrada la puerta, no espero ver a el amigo extraño de Taehyun recargado sobre el casillero vecino.

—Perdiste la batalla, Beomgyu.

—¿De qué estás hablando? —Beomgyu no estaba enterado de nada ¿A qué batalla se refería? Hace ya varios meses había dejado de jugar juegos violentos en su móvil.

Kamal tomó el mentón de Beomgyu para apretarlo y mirarlo directamente a los ojos por más que el pequeño se abstenía.

—De Taehyun —Kai empezó a reír maliciosamente —. ¿Crees que él se fijaría en alguien como tú?

—Yo nunca creí eso —sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, ya que por dentro si quería que eso pasara —. ¡Suéltame!

—Por favor, eres tan débil —Nuevamente río sin soltar el rostro de Beomgyu —. ¿Crees que compaginas con alguien como Taehyun? Kang Taehyun, de la familia mejor pagada de Seúl, con tantas propiedades y cosas divinas en su vida que está llena de lujos, tú no encajas con todo eso.

Los recuerdos tan despiadados de Jisung diciendo que era tan débil impregnaron su cuerpo haciendo que comenzará a sentirse pesado de sus malas energías.

Sus ojos reflejaron el pavor que estaba sintiendo.

—Suéltame, por favor —las lágrimas por fin habían podido salir de los ojos de Beomgyu. Sus miedos volvían. Sabía que no debía enamorarse de Taehyun. Sabía que para él no existía el final feliz.

Sus fantasmas habían regresado.

—Alguien tan mediocre como tú no queda en nuestra clase social —el más alto lo miro de pies a cabeza con asco.

—Ya no me importa. No me importa eso —gritó aunque Kai tapó su boca con su única mano libre.

—Calla, tú le das asco —Kai empezó a reír aún más fuerte y Beomgyu dejó caer con más intensidad sus lágrimas —. Él solo va contigo por lás-ti-ma.

Rio con demasiada malicia que ni siquiera él sabía que llevaba por dentro.

—Deja de hacerme esto —Kai soltó el mentón del mayor —. No quiero saber nada. Felicidades, no tienes nada que hacer aquí conmigo, chico rico.

—Ahora estoy más que convencido que quien hizo que Taehyun se fijará en un hombre fui yo. Y ese hombre en quien se fijó, soy yo —río aún más fuerte —. ¡Nos vemos luego, pobre!

El más alto pelinegro salió caminando hacía la salida con una felicidad que solo un despiadado podría poseer, dejando a Beomgyu solo llorando en medio del pasillo principal.

Run Away | TaeGyu Where stories live. Discover now